Una cosa mas. Mientras esperan a que les coloque lo que sigue del capitulo hay algo que deseo compartir con ustedes. Parece que durante la creación de este fic algo se me contagió de la Feehan y hay una escena de este fanfic que descarte. Lamentablemente esta escena ya no la puedo incluir debido a tenía planeado ponerla en los primeros capitulos, sin embargo estamos demasiado avanzados como para hacerlo, pero, debido a que a ustedes las aprecio mucho porque me dieron esta oportunidad de hacer realidad parte de mi sueño, le pondre la escena descartada del fanfic Inocencia Oscura. Es muy romantica se los advierto, espero que les guste y si quieren me matan despues, jaja. Besos
ESCENA DESCARTADA DEL FANFIC
Dimitri cogió a su compañera en brazos y la llevó hasta la cama, recostándola sobre las sabanas. El cachorro seguía plácidamente dormido a los pies enfrente del libro que estaba abierto a la mitad.
El cárpato tomó lugar junto a ella, sentado en el borde. Los dedos de ella le recorrieron el rostro, los labios, la fuerte mandíbula, bajaron por su garganta, siguió aún más hasta su pecho, describió el contorno de sus músculos. Todo eso no parecía real, tenía miedo de que sólo fuese una ilusión, una broma pesada de su mente. Nadie podía ser tan hermoso y perfecto como lo era él. Le tocó los labios nuevamente y entonces, Dimitri le atrapó un dedo con los dientes, llevándosela al calor de su boca. La lengua bañó la piel suavemente, quemándole, torturándoles a ambos.
Skyler dejó escapar el aire de sus pulmones lentamente y sus mejillas volvieron a llenarse de calidez.
-Estaba pensando, pequeña, que talvez podemos intentar algo para que superes tus miedos, pero para que logremos obtener buenos resultados, debes tener la suficiente confianza en mi para que no creas que me aprovecharé de la situación y que sólo hago esto para ayudarte_Le explicó Dimitri con amabilidad. El estar con su compañera casi cuatro días le estaba ayudando a expresarse mejor. No recordaba la última vez que había sostenido tanta conversación con alguien.
La mirada de ella se volvió confusa, asustada.
-¿Qué quieres hacer?
-Primero dime si confías en mi, Skyler. Yo no te reprocharé por nada, ni me enojaré contigo si aún no llegas a tenerme la confianza necesaria.
Skyler se encontró meditando sobre ello. No tenía idea de lo que Dimitri quería hacerle. Intentó ingresar a su mente para averiguarlo, pero él bloqueó todo acceso. Quería que ella le dijera si confiaba en él o no sin saber de sus planes.
-Si, Dimitri, confío en ti_El cárpato percibió su sinceridad. Hablaba en serio. La dicha se apoderó de su cuerpo y el impulso le hizo acercarse para darle un beso rápido pero tierno en los labios.
-No sabes lo que significa para mi eso, gracias pequeña.
Ella le lanzó una sonrisa tímida.
-Y, ¿ahora que harás?
Dimitri le cogió la mano y le besó en el dorso. Se levantó rodeando la cama, y se dejó caer al lado opuesto, junto a ella.
Ondeó las manos en el aire y de pronto surgieron unas ramas con pequeñas flores blancas que cayeron sobre las mantas.
-Esto es jazmín. Es una flor muy hermosa al igual que tú y pienso que su aroma es perfecto para ti_cogió una de las pequeñas ramas y con ella le rozó la frente, las mejillas_¿Sientes lo suave que es?. Cuándo a una persona le importa otra, su toque es igual que el de esta flor sobre la piel. Ternura, afecto, respeto, todo se siente como esto. Quiero que aprendas a amar tú cuerpo, pequeña por muy maltratado que esté. Ahora quédate recostada y no te muevas_Dimitri dejó la flor a un lado y estiró una mano hacia el pecho de ella, con la palma abierta sobre la piel expuesta. El corazón de ella iba acelerado, su cuerpo temblaba de lo puro nerviosa que se encontraba. El cárpato respiró por ambos para relintalizar sus palpitaciones, no la quería nerviosa, sino relajada. Sus dedos descendieron hacia el listón que unía el vestido justo en el medio. La tensión se apoderó de su cuerpo. Su mirada reclamó la de ella, leyendo en sus ojos si quería continuar con eso o no. Veía algo de miedo en ellos, pero su sonrisa cálida le envolvió el corazón con una corriente de amor que le motivó a continuar.
Desató el listón y esperó. El cuerpo de Skyler se puso rígido, casi como una estatua. Ahora que él hacía todo eso podía entender sus intensiones, pero ¿porqué no le detenía?, ¿porqué no sentía tanto miedo a su lado como antes?, ¿porqué no le empujaba para que no le hiciera nada?. Tenía una confusión en su mente. Toda ella había cambiado. Su cuerpo recibía con beneplácito el toque de Dimitri, nunca le había impedido que le tocara desde el primer día en que se encontraron por primera vez. Cada vez que le tocaba, Skyler sentía una tranquilidad interna, despertaba cariño hacia él, admiración, afecto y su cuerpo anhelaba más. El trauma le impedía entregarse a su compañero, pero el que le tocara ya no era un impedimento.
Los dedos de él fueron tiernos cuándo le abrió el vestido dejando la mayor parte del cuerpo de ella al descubierto.
Skyler cerró los ojos instintivamente, ladeó la cabeza para no mirarle. No quería ver su expresión.
Dimitri en cambio no podía, ni quería apartar la mirada de lo que tenía frente a sus ojos azules que ahora ardían con la intensidad del fuego que provocaba un volcán. Era tal como le había visto mientras ella se cepillaba el cabello frente al espejo. Hermosa. No había otra palabra para describir tanta belleza.
Alzó la cabeza y agradeció a los mismos cielos por tenerla a ella, su pequeña Skyler, el milagro por el que tanto había suplicado.
La excitación le poseyó, apoderándose de su cuerpo tensionado. Sus pechos tenían el tamaño perfecto, altos, plenos parcialmente cubiertos por el largo cabello sedoso. Su vientre plano, su cintura, las caderas, todo le provocaba las ansias de cortar los límites que se había impuesto por ella y de tomar su cuerpo, ahí y ahora, pero se contuvo. Se había hecho una promesa a sí mismo por Skyler; no la haría suya a menos que ella estuviese dispuesta a seguir el mismo camino.
Pequeña mírame. No te ocultes de mí. No te haré daño. Su voz sonó ronca por el coste que le suponía mantener el control por un hilo demasiado fino. Su cuerpo ardía con fiera necesidad, sus músculos comenzaron a contraerse y por doloroso que fuera agradeció el simple hecho de poder sentir tan deliciosa tortura. Skyler se veía tan bella ahí, vulnerable a él, su ardiente mirada le devoraba el cuerpo, lo reclamaba para sí y no iba a dejar que nadie, nadie, además de él le tocara nuevamente, ni le hiciera daño.
Skyler suspiró y dejó escapar un gemido de miedo. Ladeó nuevamente la cabeza, mientras colocaba ambas manos entrelazadas sobre su pecho, alzo sus párpados y le miró.
Dimitri respiraba entrecortadamente pero tenía una sonrisa en sus labios que no parecía ceder con nada. Sus dedos estaban firmemente agarrados a la sabana y no deshacía ni por un instante la presión. Su mirada entonces descendió a su pecho. Sus músculos se contraían violentamente.
Asustada, ella se alzó.
-Dios mío, Dimitri.........._él le silenció con sus labios. Robándole un beso en que transmitió todo su afecto, todo su deseo por ella.
-Pequeña ahora si estoy seguro que eres un ángel_susurró Dimitri contra su boca. Como deseaba hacerle el amor en ése instante, sin embargo, no podía, no debía, no era lo correcto_ Estoy bien, no te preocupes. Recuéstate nuevamente, porfavor. Quiero mirarte.
-Pero, mis cicatrices..._protestó ella
-No importa, eso no tiene importancia, porfavor concédeme mí petición.
Dimitri parecía estarle suplicando lo que le pedía. Skyler se miró a sí misma tan vulnerable, con toda su tortura expuesta a su compañero, pero él lo quería así y parecía tan ansioso al igual que un niño que ha visto algo maravilloso que ella accedió y se recostó perezosamente sobre el lecho.
Los dedos de Dimitri se aferraron al cabezal de la cama con tal fuerza que amenazó con romper la madera.
Cogió nuevamente el jazmín y con la rama le acarició el cuerpo.
-Que hermosa eres, Skyler_no encontraba más palabras que expresaran su admiración hacia ella. Aunque no le estaba tocando directamente, se sentía más excitado que nunca.
Las ramas rozaron la garganta de ella, descendió por el valle que separaba ambos pechos en dónde el lobo de plata reposaba, siguió por su vientre y se deslizó por una pierna.
Los labios de ella se curvaron en una sonrisa ante el toque de las flores contra su piel. Le provocaba cosquillas. Su corazón se aceleró. Esa era la noche más perfecta de su vida. Se sentía acalorada, aún estando descubierta y en un país tan frío como lo era Rusia.
Dimitri siguió rozándole la piel con las ramas deleitándose de las reacciones de su cuerpo ante el toque. Las piernas de Skyler se movían hacia delante y hacia atrás con insistencia, su espalda de arqueaba elevando sus pechos en invitadora tentación cubiertos por la manta del largo cabello sedoso De ves en cuándo dejaba escapar unos pequeños gemidos que lo único que hacían eran torturarle aún más de lo que ya estaba.
Skyler le estudió a través de sus largas pestañas. Se le veía tan apuesto, tan vulnerable, con la mirada recorriéndole el cuerpo, no con espanto sino con afecto, ternura. La corriente de amor que envolvió su corazón al verlo así, la dejó sin aliento. Ahora estaba segura de que le quería, de que no podría dejar que nadie mas le hiciese lo que Dimitri le hacía a su cuerpo. La manera en como le miraba le provocaban ganas de llorar.
Después de tanta tortura, Skyler creyó que nunca podría ser una mujer normal. Nunca iba a dejar que un hombre le pusiera las manos encima nuevamente, nunca iba a poder amar porque ya no confiaba en los varones humanos, jamás iba a poder tener un hijo porque no se entregaría nunca por voluntad propia a otro, pero ahora aquellos muros limitantes parecían haber comenzado a agrietarse y despedazarse poco a poco.
Con valor, le cogió la mano cuyas ramas de jazmines habían dejado su aroma floral en su piel. Cogió las flores y las dejó sobre la pequeña mesa de noche a un lado de la cama.
Dimitri observó el gesto con curiosidad, aún con la corriente de excitación y afecto que se desplazaba por sus venas. No deseaba mover un músculo para no hecharlo todo a perder. Skyler había respondido bien a que observara su cuerpo, que le acariciara aún con flores y no daba señas de que estuviese asustada. El camino ya estaba bastante recorrido como para retroceder.
Skyler entrelazó sus dedos con los de Dimitri. La punta de su lengua bañó el labio inferior y sus largas pestañas se agitaron un poco.
-Deja que yo te guíe ahora, ¿de acuerdo? _su voz tan dulce hizo que el cuerpo del cárpato se estremeciera. Si fuese necesario luego de aquello se mantendría a cuarenta metros bajo tierra con tal de no desatar a la bestia que ya comenzaba a alzarse con hambre en su interior mientras no hiciera su reclamo.
Skyler cogió su mano libre y la apoyó contra su pecho. Estaba cálida, con el aroma masculino de él mezclada con jazmines.
Dimitri apretó los dientes tan fuertemente como pudo, pero no apartó la mano de dónde ella le puso. ¿En que estaba pensando?, ¿Quería matarle o que?
-No se que tanto conocimiento poseas acerca de las mujeres, Dimitri, pero yo quiero mostrarte como deseaba que un hombre me tratase algún día_dirigió la mano de él hacia uno de sus pechos y provocó que Dimitri soltara un gruñido desde lo más hondo de su garganta. Demonios, como disfrutaba de esa tortura. Siguió deslizando la palma más abajo hacia su vientre y dejó que con las yemas de los dedos definiera los huesos de sus caderas. Lo hacía con mucha suavidad, con respeto, sin cruzar los límites. Aún no se sentía preparada para dar el siguiente paso, pero se enorgullecía de sí misma de poder darle al menos ése consuelo, aunque lo hacía sin saber que entre más tiempo pasaba las ansias y el deseo de Dimitri se hacían mayores.
La mano de él se deslizo suavemente por la pierna de ella, desde el inicio hasta su fin.
Adoraba aquel instante con Skyler. Verle reír, disfrutar, sin nada de miedo, había sido su ilusión más grande desde que la conoció y aunque su cuerpo le dolía más de lo acostumbrado, no dejó que eso se interpusiera en arrebatarle la dicha que sentía.
Sin poder resistirse más, Dimitri inclinó su cabeza y atrapó sus pequeños labios con los suyos. Ella no sabía lo que la había hecho, el preciado regalo que le había entregado con sólo dejar que sus manos recorrieran su cuerpo pequeño, frágil, maltratado. Era más de lo que hubiese podido desear.
Skyler le atrajo con sus brazos, haciendo que se colocase sobre ella, respondiendo a sus besos que siempre le dejaban sin aliento. Sus pechos presionaron contra los fuertes músculos de Dimitri. Se sentía duro, tanto como una roca, cálido, poderoso. Dejó que las manos de él le exploraran, le reconocieran. Todo miedo abandonó su cuerpo, quedando sólo afecto, felicidad y ella se hundió en un mar de sensaciones exquisitas sintiendo la calma y la paz que nunca había tenido.
Espero que les haya gustado y ahora a esperar la continuacion del cap. Bye