Ha habido libros que he dejado de leer por lo mal traducidos que estaban (y eso que no soy sibarita). Este se puede leer, aunque si le hubieran pasado el corrector ortográfico lo hubiera agradecido, porque no es que las faltas me hicieran perder interés, pero me chocaban tanto que perdía el "ritmo de lectura" de piloto automático (me refiero a cuando no eres consciente de que estás leyendo, es como si lo estuvieras viendo u oyendo, casi como una película mental).
De todas formas, ahora, o en el futuro cuando salga bien traducido y editado es una historia que, para mi, merece la pena.