Ya sé que más vale una imagen que mil palabras, pero no tengo imagen, así que os dejo las palabras:
Él mantuvo el control a duras penas. Su lobo le exigía machacarla, reclamarla ahora e irrevocablemente, pero una pequeña parte lúcida recordaba que él quería, necesitaba, más que sólo docilidad física.
Hermosa. Absolutamente hermosa. Su respuesta fue tentativa y honesta, cuando ella se deshizo en su boca él casi se le une. Con su sabor todavía en la lengua, se inclinó para volver a besarla, sus dedos ahondando en su interior, preparándola para la invasión de su polla. Tan estrecha. Le costó respirar, imaginándola absorbiéndolo.
Su lengua imitaba el ritmo que su cuerpo le exigía, rápidamente zambulléndose dentro y fuera y cuando la sintió colgarse de su mano, supo que estaba lista. Milímetro a milímetro, lentamente, se metió en ella, deseando saborear la sensación. Apretó los dientes, manteniéndose completamente quieto y cabalgando sobre su segundo orgasmo. Cuando ella acabó, él empezó a golpear para sí un ritmo rápido y furioso.
Jamás había sentido algo tan intenso. El sexo era un medio para un fin, un ejercicio para aliviar tensión. Esto era... no estaba seguro. Casi demasiado intenso, decidió, sin examinarlo demasiado de cerca. Era suficiente saber que lo podría tener una y otra vez. Su orgasmo no creció al ritmo que estaba acostumbrado. Lo superó, asaltándole de golpe, dejándolo apagado y completo entre sus brazos.
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