Me encanta revisar la biblio de vez en cuando, parece que no dejo de encontar hallazgos!! 
A ver qué os parece éste:
—Son tan bonitas —murmuró Alex contra mi escote.
Sus fuertes manos sujetaban mis pechos desnudos, estrujándolos juntos para poder lamer ambos pezones a la vez. La crema batida, que había repartido por mi sensible piel, se había derretido y los pegajosos restos cubrían los dos bultos y la parte inferior de su cara.
Pero no parecía importarle.
Gemí, inclinando la cabeza a un lado. Estaba atrapada entre él y el mostrador de su cocina. Me tenía de puntillas, con el culo precariamente apoyado contra el borde de formica. Sentía que podía caerme en cualquier momento. Y probablemente lo hubiera hecho, de no ser porque con los poderosos muslos hendía su pelvis contra la mía, para mantenerme en alto.
—Alex —gemí, asiéndome a sus hombros en un vano intento de equilibrarme.
—Está bien, cariño —urgió, cambiando lengua por dedos en mis pezones—. Voy a hacerte chillar mi nombre.
—Eso no es nuevo —me reí. 
Lo hacía a menudo, así que no era una sorpresa. Alex se sentía fieramente orgulloso cada vez que me llevaba al orgasmo. Lo veía como un logro personal. Y, afortunadamente para mí, Alex estaba muy orgulloso de sus logros.
Sus ojos azul oscuro se clavaron en los míos.
—Siempre es como la primera vez, pequeña. Te pruebo por primera vez cada vez que follamos. Te huelo por primera vez.
Con un gruñido, me levantó por las caderas para sentarme en el mostrador. Siseé al sentir el frío del mostrador bajo mi culo y mis muslos desnudos, pero él no pareció darse cuenta.
Comenzó rodeando mi pecho izquierdo con la punta de la lengua.
—Cada vez que estoy dentro de ti es una experiencia nueva.
Me retorcí. Era tan increíblemente carnal. Adoraba hablar mientras me hacía cosas, le encantaba explicarme lo que estaba ocurriendo. Incluso, algunas veces, lograba persuadirme a mí para que lo hiciera.
Me separó más los muslos con las manos y comenzó a explorarme el coño con los pulgares, separando los labios, esparciendo la humedad. Di un respingo contra él cuando introdujo un grueso pulgar en mi húmedo agujero. Con el otro pulgar, me frotaba firmemente el clítoris.
—¡Joder, Alex! ¡Cómo me gusta eso! —gemí, a sabiendas de que él quería oírlo.
—Sí, nena. —Más de lamerme el pezón. Más de toquetearme el clítoris—. ¿Me deseas?
—Sí.
—¿Me quieres dentro de ti?
—Sí.
—Dime lo que quiero oír, nena.
Tomé ambos lados de su mandíbula cuadrada y le obligué a mirarme. Joder, era guapo como un modelo. ¿Qué me estaba haciendo?
—Quiero que me folles bien fuerte, Alex.
Sonrió beatíficamente, con los labios hinchados por los besos.
—Esa es mi chica.
Es de un libro de JET MYKLES que se llama UNA PARA EL EQUIPO. Yo sólo puedo decir que... me ha encantado!!
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