Sidhe, creo que tu y yo nunca dormimos... :emot002:
Ahi va la mia.
No oía nada más que el latido de su propio corazón, pero cuando levantó la mirada, *** se erguía sobre ella, alto, fuerte y vivo. El aire entró precipitadamente en sus pulmones y pudo respirar de nuevo. *** sintió un inesperado y completamente inaceptable deseo de trazar los ángulos y planos de esa cara con la punta de los dedos. Necesitaba tocarle, asegurarse de que estaba ileso. Una pequeña sonrisa trepó a su suave boca.
– Estaba preocupada.
*** se inclinó para posar su mano sobre la satinada mejilla de ella. El estómago de *** dio un curioso vuelco, el tacto de él le provocaba un extraño anhelo de más.
– No había necesidad, ***, pero gracias por tu preocupación. – Pronunció su nombre como una caricia.
Ella sacudió la cabeza, sorprendida por su reacción ante él. Era verdaderamente letal. Nadie la había mirado nunca como lo hacía él. Sus ojos eran intensos, insondables, oscuros, peligrosos y misteriosos, recorriéndola posesivamente. Tan hambrientos. ¿Podría alguna vez alguien rechazar tal anhelo? ¿Tal intensa necesidad?