He perdido otra vez las lectoras :emot017: :emot017: :emot003:
La visión de la Hada tirada en una celda fue más de lo que pude soportar, en un carrera loca abrí el ventanal que tenia más cerca y levanté vuelo sin siquiera pensar en que Gise estaba en Minnesota en la casa de Vicky.
— Nádia espera adonde vas? NÁDIAAA!!!
Desaceleré el ritmo hasta que Ame estuvo a mi lado, volando ala con ala.
— Que ha pasado? — preguntó.
— El padre de Vicky se la ha llevado, y el muy hijo de puta ha estado torturándola — contesté entre dientes.
— Y vas hasta su casa?
Asentí.
— Y piensas ir de Nueva Orleáns a Minneapolis volando? Son 1.300 millas, Nád.
Solté un improperio.
— Dame la mano que nos voy a destellar.
— Estás loca!¿¿En pleno vuelo??
— Si Amelia, si te vienes o te quedas no lo sé, porque yo me voy ahora.
La ángel puso la mano sobre mi palma extendida, todavía recelosa. Destellamos en pleno vuelo yendo directas a la gran ventana de la casa de Vicky, solté la mano de Ame y con un movimiento de la misma abrí el ventanal. Oímos como Dream exponía su opinión sobre 8 personas yendo a rescatar una Hada. Aterrizamos en la terraza y contesté a la atlante.
—10 — hablé.
— Lo siento… —. Se disculpo Amelia mientras plegaba sus alas blancas —. Estábamos en medio un problema.
Asentí.
— Si están listas… podemos emprender camino. Pero antes tengo que aclararles lo siguiente: las Hadas no mueren a menos que las decapiten y les absorban su alma
— Genial, descartemos la absorción ¿Qué pasa si no logramos decapitarlas? — preguntó Kyra.
— Entonces déjalos en estado comatoso. ¿Estamos listas?
Todas asintieron…
Destellamos en algún monte de Escocia, después de haber rastreado la entrada al Mundo Místico del cual provenía Vicky.
— Nádia, estas segura que es este el lugar? — preguntó Gise mirando las praderas verdes, los árboles… no había nada diferente al mundo humano.
— Para mí esto es Escocia — respondió Roz detrás de Gise. Amelia la miro por encima del hombro.
— Este es el mundo místico… es parecido a Escocia porque entramos por el portal que hay ahí.
— Sigo creyendo que somos muchas, y venimos muy cargadas. — se quejó Dream mirando los dos grandes bolsos que cargaba Lu y otro más que cargaba Calista.
— De eso nada — respondió Lu, mientras se ajustaba un bolso a su hombro. — Hay que estar preparada para todo
— Pero es excesivo que traigas una bazooka Lu. — dijo Cris entre risas
— Sigo creyendo que desarmaste a la Armada Inglesa… ¡confiesa Lu! ¿Desarmaste a la Armada Inglesa? — gritó Kyra mientras husmeaba en el bolso que tenía Calista.
— Teníamos nostalgia de las incursiones al Olimpo — agregó Alia con ojos soñadores —. Entonces buscamos el mejor arsenal.
Las miré como si estuvieran locas, bueno lo estaba pero… negué con la cabeza — No creo que Vicky este feliz de saber que van a destruir su mundo.
— Yo no estaría tan segura — respondió Gise de forma pensativa.
Habían caminado un largo trayecto en busca de vida… pero solo había bosques, campos, bosques.
— Nos perdimos, no? — preguntó impaciente Roz
Respiré hondo, estaba a punto de matarla. Ahora entendía porque decían que Roz se ponía exasperante cuando estaba aburrida.
— No, no nos perdimos. Simplemente que no hay poderes que valgan aquí. Solo su inmortalidad, por lo que hay que caminar.
— Caminar… caminar… — refunfuñó Cris, mientras seguía a las demás.
— Silencio, alguien viene. — susurró Ame
— Tienen caballos — dijo Kyra sorprendida
— ¿Qué esperabas, unicornios? — pregunto Roz divertida.
Gise le susurró algo a Lu…
— uno… dos… tres…
Saltaron las dos encima de los jinetes que venían.
Ahí abrieron una lucha para poder quitarles los caballos. Los seres mágicos intentaron tomar vuelo, para escapar, pero en una pelea de dos contra cuatro ganaban las chicas.
Lu, Gise y Kyra les daban batalla… mientras que Calista y Roz se encargaban de córtales las alas.
— ¿Y ahora quien puede volar? — preguntó con sarcasmo Roz, mientras blandía una de las alas frente al Hada.
— Bien, ya tenemos transporte. Porque ustedes no se adelantan, mientras nosotras seguimos a pie. — comentó Gise señalando a Nádia y Ame.
Ame asintió y plegó sus alas.
— Ok, pero será mejor que dos vengan con nosotras… no sabemos con que nos vamos a encontrar.
— Voy con ustedes… — dijo Dream dirigiéndose a Ame.
— Mas vale que no me dejes caer porque no te queda una pluma intacta — advirtió Alia cuando la tomaba de los hombros
— Prometo no hacerlo… mientras te estés quieta. — susurré para mi misma. Ni siquiera me apetecía contestar a las amenazas de Alia.
Avanzamos la cuatro delante y llegamos primero al castillo, aprovechamos para abrir las puertas. Entonces diez guerreras entraron para encontrarse con un espectáculo para nada digno de ver.
Vicky estaba a punto de ser decapitada por quien creía… no segura de que era su padre.
¡Hijo de la gran puta!
Apreté los dientes y cerré la mano en un puño.
Lu sacó una flecha de su carcaj y apunto justo a la cabeza. No había forma de fallar. Respiro profundo y se olvido de todo lo que había a su alrededor. La cuerda del arco se tenso y luego la flecha fue liberada. Viajo a una velocidad increíble y dio justo en el blanco que ella había planeado.
El padre de Vicky sufriría un poco antes de morir, porque la flecha se había incrustado en su yugular.
— ¿Y ahora quien va a disfrutar del espectáculo? — preguntó Roz con el hacha en la mano. El hombre quiso decir algo, pero no salían las palabras.
Gisela se acerco a Roz, quien la miro con ojos suplicantes.
— Te cedo los honores.
Roz feliz de ser la encargada de cometer la matanza y el derramamiento de sangre corto la cabeza limpiamente.
— Ups! creo que se murió.
Todo se desarrolló entre sangre y disfrute…nuestro disfrute por supuesto. Calista tenia a Victoria arropada con su cazadora en el centro de un círculo defensivo, Ame y yo levantamos vuelo y combatimos desde el aire. Me dejé llevar por la furia que sentía en aquel instante contra esas criaturas que eran capaces de hacer tal barbaridad contra una de su misma especie sin remordimiento alguno.
Hicimos de aquel de espectáculo uno con lluvia de miembros: brazos, piernas… cabezas. Hasta Dream disparando con la bazooka de Lu.
Una hada llamada Maeve hizo acto de presencia junto a un Hada que nadie había visto jamás… juntas dejaron inmovilizados a todo ser viviente.
— Creo que es suficiente matanza por hoy. — dijo con una paz y calidez en la voz que nadie se hubiera imaginado que estuviera hablando de la guerra que se había desatado.
Gisela, quien había tomado la posición de líder hablo.
— No hay guerra que pueda enmendar el daño que le hicieron a ella.
Maeve bajo la cabeza avergonzara.
— Lo sé… llévensela. Nadie recordara este día en el Mundo Místico, no puedo hacer nada por sus heridas…
Gisela no la dejo hablar, — poco me interesa lo que pueda hacer. Si nos libera podremos marcharnos y no sé preocupe, que jamás vamos a volver.
Una vez que fueron liberadas de la aprensión física destellaron en la casa de Vicky. Nadie sabía que decir, por lo que una a una nos fuimos… todas diciendo lo mismo “cuando sepan algo llamen”.
***
Los días siguientes llamé varias veces, para saber como seguía la Hada. En el segundo día fue capaz de hablar conmigo.
— Segura que estás bien? — pregunté por décima vez.
— Que sii. Quieres dejar de preguntar eso. Quién es la mayor en esa relación? Demonios!
— Yo soy la mayor Vicky.
— Baah eso que importa, yo soy la que hace de madre, así que deja de ser tan sobreprotectora quieres?
— Victoria, si me estás mintiendo apareceré en tu casa cuando menos te lo esperes..
— Ya dije que estoy bien carajo!!
— Hmmf…
Estaba parada en un azotea con teléfono en mano, cuando mi radar se disparó.
— Mierda es que no soy libre ni para hacer una puñetera llamada de teléfono!!!— refunfuñé.
— Ya mi niña, ve a matar a tus demonios. Que me siento mejor, de verdad — habló seguramente son una sonrisa en el rostro.
— Vicky…esto…
— Si.
— Te quiero mucho vale. No sé que hubiera hecho si tu padre…
Dejé la frase inconclusa, no me permitía ni siquiera pensarlo.
— Lo sé, cielo. No sé como ha pasado en tan poco tiempo pero siento como si fueras mi niña.
Las dos sonreímos ante la ironía del mundo, dos personas tan diferentes y a la vez tan parecidas. Una prueba más de que los sentimientos no distinguen ni edad ni raza.
— Cuídate hadita.
— Ok. Que te diviertas matando.
— Lo intentaré — contesté melancólica y colgué.
Mismo después de tanto revuelo, de un par de secuestros. Ese gran vacío persistía allí, siempre podría ignorarlo. Pero no puedes ignorar por mucho tiempo que tu vida no tenga sentido alguno para ti. Demasiado importante para la humanidad y para las personas que te rodean, pero sin un verdadero significado para ti misma.
Había pasado más de dos semanas desde esa llamada, y todo seguía su curso. Levantarse, ducharse, comer, matar demonios, intentar que no te pillen. Estaba parada en la terraza viendo como la Gran Calma amanecía, el sol arrancaba destellos rojos en los cristales y se podía ver el mar con un precioso tono anaranjado. Esa ciudad había llegado a significar mucho para mí, la vi crecer, la vi ser libre, la vi llenarse hasta tener esa increíble mezcla que la caracterizaba tanto.
Di un sorbo a mi vaso, el liquido ambarino se revolvía lentamente en el vaso chocando con los cubos de hielo. Como yo, no del todo libre, no del todo atada. Pero siempre con obstáculos.
— ¿Nádia? — la voz de Calista me llegó desde la puerta que daba hacia fuera.
— Mmm?
— Que haces?
— Nada.
— Acabas de despertarte o llegas ahora?
— Ni lo uno, ni lo otro—. Volví a dar un sorbo a mi bebida, que bajó por mi garganta con un rastro de fuego.
— Que tomas?
— Nada.
— Y eso el vaso que es? Aire? —. No me di la vuelta, pero podía visualizar perfectamente su rostro con una ceja pelirroja alzada. Cuando ponía esa expresión se parecía muchísimo a Kyra.
— No.
— Nád, andas muy rara últimamente. Yo diria que bastante monosilábica. Te pasa algo?
— No.
Me bebí lo que quedaba en el vaso, lo puse arriba de la mesa a mi derecha y cogí la botella.
— Adiós — me despedí.
Con un salto, apoyé un pie en borde y salté. Levantando vuelo hacia ningún lugar en concreto.