Ya chicas, al fin acabe uff............... emot027 emot027 emot027 emot027 emot027 emot027 emot027 emot027 Disculpen la demora pero aqui esta parte del cap 22. Solo me falta una minuscula parte para terminarla y se acaba el cap. Les prometo que el 23 lo tendran casi al mismo tiempo que acabe el 22 porque ya lo tengo bien avanzado.
Besos a todas emot024 emot024 emot024 emot024 emot024 y que lo disfruten:
Haciendo un recuento (devolviendonos un poco hacia atrás, les pondre la escena completa, no desde el inicio del cap, sino toda la escena intima):
-Perdóname, pequeña, pero ya no puedo resistirlo_le mordisqueó el cuello y luego la oreja con sensualidad y persuasión _ té deseo. Aquí mismo y ahora.
Por un momento a Skyler se le olvidó respirar. Era la primera vez desde que Dimitri la reclamó que se comportaba de ésta manera tan…..directa, arrebatadora era la palabra correcta y lo más extraño era que le estaba gustando, más de lo que debería.
Entonces percibió su necesidad de pensar tranquila por un instante, meditar las cosas con calma, pero las manos de él acariciándole los pechos y sus labios recorriéndole la garganta no le estaban ayudando.
Dimitri no hacia otra cosa que calentar su sangre, igualando el ardor con el de él. Le estaba arrastrando hacia la neblina roja de la pasión y la lujuria, sin manera de detenerse o mirar atrás. No había escapatoria.
Las imágenes eróticas comenzaron a rondar por su cabeza igual que una película. Sabía que era él quién le estaba haciendo eso. Le quería sumisa, apasionada y completamente deseosa de él, de su cuerpo, por ésa razón borraba todo pensamiento cuerdo que le quedara para anclarse a la realidad.
Skyler colocó sus manos sobre las de Dimitri que aún continuaban sobre sus pechos.
-Dimitri…..mis desmayos….
Él ni siquiera se tomó el trabajo de pensar en lo que ella le acababa de decir. Estaba demasiado excitado como para detenerse ahora. Los puentes tras él habían sido quemados y ahora no tenía más opción que avanzar hacia el adelante.
Con un pensamiento se deshizo de la suave tela que cubría el delicioso cuerpo de Skyler y que le impedía tocar su piel de seda.
-Dimitri…_jadeó ella
Dimitri le dio la vuelta para tenerla de frente. Necesitaba, quería mirarle directo a sus ojos. Sus bellos ojos grises en los que se perdía siempre cuándo los observaba con atención. Nunca se cansaría de la manera en como ella le miraba. Inocente y dulce, pasional y deseosa. Una combinación que le dejaban literalmente sin aliento, al igual que ahora.
-No pienses en tus desmayos_sus manos fueron gentiles mientras acariciaba la suave piel de su espalda, apaciguando sus temores _ Francesca estaba en lo cierto, pequeña. Perdóname, pero ésta es la única manera en que podré ayudarte.
-Pero….y tú…
-Ahora que estoy consciente de que te sucederá y del porqué, no me darás ningún susto como la primera vez en que te desmayaste, pequeña _le aseguró él, sabiendo lo que quería decirle y luego comenzó a inclinarla hacia atrás, recostándola sobre los pétalos amontonados justo frente a sus ojos.
Skyler le estudió a través de sus largas y negras pestañas. Su mirada era de hambre, pero de un hambre que no se relacionaba con la palabra “comer”, y que sabía que solo ella saciaría, ahora y siempre. Podía oler su excitación saliendo de los poros de su piel, el aroma salvaje y masculino que lograron hacerla ruborizar. Le estaba necesitando, le deseaba, su mente estaba abierta para ella y lo veía todo. Dimitri no quería nada más, solo a ella, a su cuerpo y ella se encontró deseando lo mismo.
Con un suspiro de resignación, Skyler estiró los brazos y rodeó el cuello de Dimitri atrayéndolo hacia ella. Esto no era deseo, era necesidad, una necesidad poderosa y urgente, tanto que llegaba a doler.
Dimitri sonrió ligeramente antes de pegar sus labios con los de ella. Dejó que la emoción que sentía fluyera sin trabas, genuino y fuerte. Su lengua le recorrió sus suaves labios y los dientes una y otra vez.
De vez en cuándo Skyler dejaba escapar algunos sonidos entusiastas que se ahogaban en la húmeda cavidad de su boca y que lo único que le hacían era inflamarle aún más.
Las manos de él seguían el contorno de su figura para luego acariciar nuevamente la blanca prominencia de sus pechos altos y firmes. Era hermosa en todo sentido de la palabra. Jamás tendría suficiente de ella, de tomar su cuerpo, de darle placer, de hacerle el amor.
Un suave gruñido se escapó de su garganta ante sus propios pensamientos. La bestia en su interior comenzaba a retroceder. Por cada toque, cada beso, ésta parecía volverse más débil.
Skyler gimió cuándo sintió la boca de él recorriendo su cuello de manera hambrienta, sensual. Su cuerpo se arqueó hacia él de manera incitante y provocativa. Ladeó la cabeza para darle más libertad mientras sus uñas se clavaban sobre los músculos de su espalda. Se sentía tan duro y caliente, casi como un hierro al rojo vivo.
Su masculinidad y poder eran uno de sus atributos que más le excitaban. Adoraba mirar su cuerpo. Saber que era suyo, que en cualquier momento podía estirar los dedos y tocarle cuál sacerdote que es el único que tiene el derecho de tocar la estatua de un dios.
Le agradaba su mirada profunda, su ansiedad, su hambre por ella, su deseo, pero por sobretodo sus ardientes y fríos ojos azules. Nadie debería tenerlos, eran una amenaza para cualquiera que osara observarlos, la trampa perfecta para una mujer. La trampa con la que él le había capturado para siempre.
Sus dedos se enredaron en su sedoso cabello negro azabache mientras sus los labios de él bajaron con toda la intención por su vientre, acariciando como suave terciopelo los huesos de sus caderas. Sintió entonces la humedad que comenzaba a formarse entre sus piernas junto con la incitadora palpitación que le pedía a él en concreto en su interior.
El sudor se comenzó a formar en su piel, prueba de que el calor les estaba consumiendo poco a poco.
Dimitri dejó un rastro con su lengua mientras subía hasta alcanzar el pezón de uno de los pechos de ella. Lo absorbió en su boca, saboreando la manera en como se endurecía al interior de su oscura cavidad. Sus manos no paraban de acariciar el cuerpo de ella. Todo era pura magia, pura belleza. Ésta era la manera en como tenía de expresarle todo lo que la amaba, todo lo que la necesitaba, agradecerle de que aún estuviese a su lado pintando su frío mundo de felicidad, alegría y risas.
Él volvió a tomar posesión de sus labios, ahogando sus gemidos mientras le besaba con desesperación. Aún no era capaz de creer que ésta pequeña mujer haya podido regresarle a la vida, que le haya entregado tanto en tan poco tiempo. Jamás la dejaría ir, jamás, la haría feliz por siempre, sabía que podía hacerlo.
Dimitri no esperó mas, cogió el cuerpo de su compañera por la cintura y la alzó para que ambos quedaran sentados frente a frente.
Sus dedos fueron tiernos cuándo acarició el delicado pómulo de ella. Skyler sonrió bajo su caricia con su mirada grisácea sobre la ardiente azul de él. Su cuerpo estaba temblando ligeramente de la pura anticipación, su respiración agitada no le ayudaba para poder hablar, pero sabía que esto no terminaba.
Dimitri sonrió cautivadoramente la atrajo contra su duro y caliente pecho, alzándola un poco para dejar sus labios a la altura de su cuello. Beso, lamió y raspó con sus dientes la suave piel de satén con aroma a rosas mientras ella jadeaba contra su frente y su cuerpo se movía contra él buscándole, anhelándole en su interior. Sentía la suave calidez que emanaba de entre sus muslos sobre sus piernas. No hacia otra cosa más que esperarle, le llamaba a estar en su interior como el hogar en dónde siempre sería bienvenido.
Su boca se trasladó hacia su oreja sin dejar. Sus dientes tiraron del lóbulo con toda la intención y entonces susurró con la misma sensualidad oscura y devastadora de siempre:
-Deseo que me montes.
Skyler gimió en respuesta a su petición. ¿Qué le estaba pidiendo? Ella no era una experta en esto sino una principiante. ¿Qué pasaba si hacía algo mal? o ¿Si a él no le gustaba?
Entonces escuchó la suave risa de él en su oído lo que le provocó un escalofrío que recorrió toda la longitud de su espalda.
-¿Eso es lo que te preocupa? ¿Qué no me guste? _ susurró él roncamente, excitado de solo imaginarse lo que vendría_Porfavor. Deseo verte, pequeña, todo tu hermoso cuerpo cabalgando sobre mí.
-Pero Dimitri…_gimió ella contra su hombro.
-Voy a ayudarte, Skyler. Confía en mí.
Skyler asintió, preocupada por lo que estaba a punto de hacer. No podía negarse o mejor dicho, no quería negarse. Dimitri siempre procuraba darle placer a ella antes de procurar darse a sí mismo. Él nunca le pidió nada ni le forzó a hacer algo en contra de su voluntad por eso sentía que era necesario esto. Ella quería cumplir su deseo.
Él comenzó bajarla centímetro a centímetro sobre su grueso y largo miembro, introduciéndose tan despacio en su cuerpo que ella casi enloquece por completo.
Skyler soltó un jadeó cuándo Dimitri estuvo completamente al interior de su húmeda y cálida intimidad. Su mirada descendió a los perfectos músculos de su abdomen, contraídos violentamente a causa de tanta excitación y espera. Dios, tenía que darle lo que deseaba.
Dimitri gruñó en voz baja mientras le mordisqueaba la clavícula del hombro derecho, calentando más y más su sangre al punto de que pareció lava fundida fluyendo por sus venas. Skyler gimió contra su oído para luego pasarle la lengua sobre la piel expuesta de su garganta dónde sintió su pulso acelerar más bajo su húmedo toque.
Dimitri gimió roncamente ante lo que ella estaba haciéndole, lo que estaba sintiendo en todo su cuerpo al tenerla unida a él como un solo ser. Estaba tan apretada y ardiente que ya no veía el momento en que las caderas de ella se movieran sensualmente sobre él. Prolongaría ése instante todo lo que pudiera ser capaz, maravillándose de cada milímetro de la piel de Skyler frente a sus ojos. Ansiaba sentirse dominado por ella, controlando la intensidad para ajustarla al placer que quería sentir.
La boca de él le volvió a devorar los labios mientras su cuerpo se inclinaba hacia atrás para recostarse, cambiando así de posición con ella, dejándola sentada con las piernas abiertas a ambos lados de él.
Skyler tragó saliva con dificultad sintiendo el corazón latiéndole veloz y los pechos hinchados de tanta excitación junta. Sus dedos se deslizaron por el pecho de él rogando mentalmente tener sus manos entrelazadas a las suyas para sentir su apoyo. Se sentía incapaz de mover un solo músculo aunque su propio ser estuviera chillando por alivio de una vez por todas.
Dimitri cogió las manos de Skyler entre las suyas respondiendo a su ruego mental. Le acarició con sus pulgares para darle la confianza que necesitaba. Sabía muy bien que ésta era la primera vez que hacia algo tan osado y los nervios eran inevitables.
El aire escapó de los pulmones de ella en una lenta exhalación y entonces, comenzó a mover sus caderas lentamente para adelante y para atrás a un ritmo constante.
Eso es pequeña. Sigue así, no te detengas. Susurró él roncamente en su mente sintiendo como las paredes de la húmeda cavidad de ella se envolvían cada vez más sobre su miembro, apretándolo cada vez más a medida que ella movía sus caderas contra su pelvis.
Sus manos entonces soltaron las de ella permitiéndole apoyarlas sobre su torso para luego recorrer con éstas su vientre plano, rodeando después su cintura con ambos brazos haciendo que su cuerpo se arqueara para él.
El largo cabello de ella se deslizó como una cascada hacia atrás, rozando con sus hebras las piernas de Dimitri para luego volver a echarse hacia delante mientras la cabalgata continuaba ahora con un poco más de rapidez.
Él se dejó a si mismo gruñir de la pura satisfacción que sentía en su propio cuerpo mientras era azotado por los fuertes espasmos que cada pequeña embestida por parte de ella le producían. Su mirada hambrienta le devoró por completo. La imagen de ella cabalgando sobre su cuerpo, usándole para buscar su propio placer, con su rostro nublado de lujuria y deseo era sin duda alguna lo más erótico que había visto en toda su vida.
Dimitri entonces le sujetó las caderas haciendo que la fricción que ejercía sobre su cuerpo aumentara, haciendo de las embestidas más largas y fuertes, llevándoles a ambos más allá de los límites terrenales. Les remontó a los cielos, haciendo que sus mentes se olvidaran de todas las preocupaciones, envolviéndolos con las más diversas y placenteras sensaciones.
Entonces los colmillos de él se alargaron al interior de su boca, ansiando ahora algo más que solo su cuerpo; su esencia misma de la vida. Su sangre.
El hombre de los cárpatos se alzó para que su cabeza quedara a la altura de su garganta. Sus brazos envolvieron firmemente el cuerpo de ella, dejando que sus manos le recorrieran toda la plenitud de su espalda.
Skyler gimió contra su hombro al sentir su lengua bañar la piel de su cuello. Se aferró a sus anchos hombros como el ancla a la que aferrarse para no salir flotando de repente lejos de su lado. Los dientes de él le rasparon la zona humedecida y luego los enterró con fuerza sobre la carne de ella.
Al instante el placer explotó al interior de su propio cuerpo. Se vertió su dulce esencia escarlata en su cuerpo, bebiéndose su vida misma, uniéndolos de la manera más hermosa: cuerpo, mente y alma.
Las uñas de ella se clavaron en su espalda cuándo sintió la lengua de él cerrar los pinchazos en su garganta.
Hazlo, pequeña. Antes de que no sea capaz de resistirlo más.
La boca de Skyler se movió sensualmente sobre el hueco de su hombro, haciéndole caso a su exigencia urgente cuyo significado ya había descubierto. Su lengua le acarició sobre el pulso que latía ferozmente por debajo de su piel y entonces, le mordió.
Dimitri prácticamente rugió a los cielos al sentir como su sangre escapaba de su cuerpo, alimentando el hambre de ella, su compañera, completando un ritual tan viejo como su gente misma.
Skyler bebió de él con verdadera hambre mientras sus caderas seguían moviéndose contra él aumentando el placer que ambos estaban sintiendo. Su lengua se deslizó con suavidad cerrando los pinchazos y luego empujó la sólida barrera del cuerpo de Dimitri haciendo que volviera a recostarse.
Sus caderas se movieron más insistentemente contra las de él, sintiendo los espasmos golpear contra su cuerpo, obligándose a si misma a continuar aún sabiendo que ya no podía más. El placer era demasiado intenso. No era capaz de articular una sola palabra, su voz se había transformado en no más que gemidos y jadeos.
Dimitri gimió roncamente cuándo su semen escapó de su cuerpo hacia el interior del de ella. Ya había llegado al término y casi al mismo tiempo ella le siguió.
Él se percató del momento exacto en que ella llegó al clímax. Su pequeño cuerpo se convulsionó violentamente y de su boca salió un último gemido que lanzó a los cielos, antes de que cayera inerte sobre Dimitri, cuyos brazos estaban preparados para recibirle.
Dimitri le abrazó con fuerza, estrechando su pequeño cuerpo contra el suyo de mayor tamaño de manera protectora aguardando a que sus latidos junto a los de ella volvieran a la normalidad. Le acarició con dedos suaves y cariñosos agradeciendo así todo lo que Skyler había hecho por él.
Como ardía en deseos de decirle lo estupenda que había estado, que la imagen de ella cabalgando sobre su cuerpo quedaría gravada para siempre en su memoria como el más erótico y sensual recuerdo de toda su vida y también pedirle disculpas por haberse comportado como un animal al empujarla de ésa manera tan egoísta a satisfacer sus deseos, pero su compañera no estaba en condiciones de escucharle.
Los labios de Dimitri siguieron la frente de Skyler rozándola al igual que una suave pluma antes de alzarse con ella entre sus brazos.
Aunque no deseaba abandonar su cuerpo jamás, con renuencia, hizo que su miembro ahora flácido abandonara su cálida vaina para luego recostarla a su lado, sobre los pétalos.
Dimitri cambió de posición, colocándose de lado y dedicó unos cuántos minutos a contemplarle mientras descansaba.
No pudo evitar la oleada de amor y orgullo que le invadió al observarla. Se veía tan deliciosamente adorable estando desmayada. Un pequeño angelito dormido que había hecho realidad el deseo de toda una vida de miseria, violencia y muerte.
El hombre de los carpatos ondeó sus manos en el aire y creó una frazada con la que cubrió su cuerpo y el de ella.
Dimitri atrajo a Skyler hacia él, rodeándole la cintura con los brazos bajo la manta y luego de plantarle un beso en los labios, dejó que su cabeza reposara sobre el pecho de ella, justo sobre su corazón permitiéndose dormir el sueño de los mortales junto a ella.
Dimitri se despertó a las pocas horas después. Lo primero de lo que se percató en cuánto abrió los ojos fue de la ausencia de ella entre sus brazos. Su mirada vagó por el pequeño cuarto, pero no tuvo que buscarle por mucho tiempo porque ella no estaba lejos.
Skyler estaba de pie junto a la ventana, mirando hacia la hermosa noche que se dejaba ver en el exterior. Los rayos de la luna entraban a través del cristal, rodeándola con su luz, haciéndola parecer tan hermosa e irreal que a él lo dejó sin aliento.
Ella se dio vuelta cuándo sintió su ardiente mirada a sus espaldas.
-Despertaste_dijo en susurro para luego acercarse hacia él, arrodillándose a su lado_Disculpa si te preocupé un poco.
Él negó con la cabeza.
-Jamás me pidas disculpas por nada. Creo que ya te lo había dicho_sus dedos siguieron el contorno de sus delicados pómulos en una caricia.
-Lo sé _ coincidió ella_¿Sabes? Ahora que lo pienso, tú y yo hacemos una pareja perfecta.
Dimitri sonrió
-Tardaste mucho en darte cuenta, pequeña_le guiñó el ojo_¿Como te sientes?
-Horrible _ confesó ella sin tomarse la molestia de ocultar lo que verdaderamente sentía. Dimitri acabaría dándose cuenta de todas maneras, por lo que no tenía sentido_Me siento tan mal por ti. No es justo que te haga esto cada instante en que estamos juntos.
-Skyler, no te culpes y no te sientas mal por mí porque el que te desmayes no es una desgracia para mí como crees _ pidió Dimitri con firmeza_Ésto no es culpa tuya. Es algo que se dio simplemente. No te lo tomes como si fuera el fin del mundo cuándo no lo es.
-¡Lo es para mí! Estoy demasiado decepcionada de mi misma, Dimitri. Me esperaste por demasiado tiempo y cuando finalmente pude darte lo que desebas, viene a ocurrirme esto.
-Pequeña, esta situación no durará por siempre. Tarde o temprano se arreglará, solo hay que tener paciencia _ recalcó la última palabra para darle a entender que era justamente lo que a ella le faltaba.
Skyler le observó con perplejidad.
-¿Cómo eres capaz de tolerar tanto? Cualquier otro cárpato se hubiera hartado de mí a éstas alturas, al darse cuenta de que no soy capaz de satisfacerlo.
Dimitri entonces frunció en ceño. Éste último comentario le desagradó por completo y no solo por el hecho de que pensara lo que pasaría estando en el lugar de la compañera de cualquier otro cárpato, sino también que creyera que ella no le satisfacía.
-¿De dónde sacaste ésa absurda idea de que tú no me satisfaces? Skyler, a veces siento que verdaderamente no prestas atención a lo que te digo _ le dijo como una clara reprimenda_Tú eres mi compañera, Skyler. Lo más importante que tengo en la vida y por favor grábate esto: Ninguna mujer, por muy experimentada que sea, logrará satisfacerme además de ti_le cogió las mejillas con sus manos firmemente, manteniendo su atención sobre él_ Además, tengo que recordarte que tú no estás aquí para satisfacerme a mí sino al revés_sus labios le rozaron con suavidad los de ella en una caricia_y creo que ya es momento de hacer mi trabajo.
Skyler no comprendió muy bien lo que dijo, pero cuándo él la recostó sobre los pétalos en el suelo sin aviso podía ver que en sus ojos se ocultaba una idea que al parecer le estaban excitando. No era capaz de leer que pensaba, Dimitri ocultaba todo lo que tenía planeado tras un muro de concreto impenetrable, pero algo le decía que le sorprendería como hasta ahora lo había hecho.
Dimitri sonrió sensualmente y se recostó a un lado de Skyler de costado, para luego acercarse a ella y besarle con ferocidad. Le sujetó la cintura con un brazo sin darle escapatoria mientras que con su mano libre acariciaba sus pechos.
No fue necesario esperar demasiado para comenzar a sentir los jadeos de ella al interior de su boca, ahogándolos para evitar ser oídos. Skyler jamás sentiría placer en su vida sino era él quién se lo entregaba, le constaba y ése simple pensamiento bastó para excitarle. Sus dedos entonces comenzaron a bajar por el valle que separaba ambos pechos, siguiendo el camino por su vientre, aún mas abajo hasta que logró alcanzar su intimidad.
El primer toque de los dedos de él sobre su punto sensible le forzó a apartar sus labios de los de Dimitri dejando escapar el primer gemido de lo más profundo de su garganta.
Por ésta ocasión, él no tuvo piedad con ella. Sus dedos se movían lentamente, trazando círculos, preparándola para lo que tenía planeado. Le necesitaba húmeda, cálida y palpitante. La piel de ella se estaba llenando de diminutas perlas de agua haciendo que por sus poros escapara su aroma a mujer, dulce y floral que en contraste con los pétalos de rosa esparcidos por el suelo hacían de éste más concentrado y exquisito.
Su boca se movió por la piel expuesta de la garganta de Skyler, escuchando los suaves gemidos que salían de sus labios mientras sus dedos trabajaban con ardor pero pronto sintió una presión que se ejercía sobre su brazo como un par de tenazas apretándolo, lo que le obligó a retirar los dedos.
Ella le había cerrado las piernas.
-Perdóname…Dimitri _ dijo Skyler entre jadeos adivinando lo decepcionado que podía estar…otra vez_Es que….no puedo mantener…las piernas abiertas.
Dimitri simplemente negó con la cabeza y suspiró. No estoy decepcionado, mi pequeño pajarito. No te preocupes. Creo que ya encontré una forma de que mantengas las piernas abiertas.
Sin esperar a una respuesta por parte de ella, Dimitri le atrajo hacia si por las caderas para luego sujetar las piernas fuertemente pero sin hacer daño con sus manos. Las abrió sin piedad dejando al descubierto su vulnerabilidad, bajó la cabeza y dejó que su boca le devorara.
Bien eso mientras. Besitos, opinen que ya ha pasado mxo tiempo jaja emot024 emot024 emot024
