ACECHANDO A HAWKE
Hawke bajaba por el pasillo, consciente de que estaba siendo seguido por unas pequeñas patas lobunas furtivas, o patas que trataban de ser sigilosas en cualquier caso. Dentro de él, el depredador salvaje que era su otra mitad abrió la boca en una sonrisa lobuna.
Deteniéndose ante la puerta abierta de la oficina de Riley, asomó la cabeza dentro.
-¿Recibiste el informe?
Un guiño de su primer teniente.
-¿Quieres hablar de eso ahora?
-No. Vamos a hacerlo esta noche, ¿listo para eso?
-Por supuesto. -Riley le saludó con su taza de café-. Mercy lo está llamando la Noche de la Testosterona.
-Está celosa porque las chicas no están invitadas. -Sonriendo, siguió caminando por el pasillo, acompañado por el clic de pequeñas garras sobre la piedra del suelo de la guarida. Dudaron cuando giró hacia su propia oficina y casi pudo sentir la profunda decepción que coloreaba el aire.
Entrando rápidamente, agarró su elegante teléfono por satélite negro y salió otra vez, con cuidado de seguir dándole la espalda al rastreador que iba tras su rastro. Las pequeñas patas corretearon para mantener su paso, deteniéndose sólo cuando se encontró con Riaz.
El teniente de cabellos oscuros arqueó una ceja.
-¿Te das cuenta de que tienes una cola?
-No es malo. Sólo necesita un poco más de práctica.
Los ojos de Riaz, de un dorado oscuro, se llenaron de risa afectuosa.
-Junto con unos pocos centímetros de estatura.
Arqueando las comisuras de los labios, Hawke dijo:
-Finge que no le ves.
-¿A quién?
Mientras hablaban de asuntos del clan, Hawke era muy consciente de las agudas orejas del lobito que escuchaba. Una vez que Riaz y él acabaron, continuó por el pasillo hacia una de las salidas a la Zona Blanca, el área de juego segura directamente fuera de la madriguera. Rumbo a los árboles, escondió su teléfono en los vaqueros, se desnudó y cambió a su forma de lobo.
Las patas detrás de él corrieron para seguirle mientras él sacudía su cuerpo para acomodar su nueva piel, el pelaje plata y oro onduló, luego saltó hacia el bosque. Consciente de que el pequeño seguidor no sería capaz de mantener el ritmo de ni siquiera una fracción de la velocidad de un adulto, mantuvo el paso a uno que el otro lobo pudiera mantener.
Deteniéndose en el borde de la cascada más cercana a la guarida, miró la espuma del agua, y después de un momento, el dueño de las patas sigilosas fue a pararse a su lado. El cachorro aún no había adquirido su color adulto, todavía era un marrón suave mientras apoyaba su cuerpo contra el de Hawke, su pequeño corazón latía más rápido que el de un adulto.
Hawke gruñó un saludo antes de volver su mirada hacia el agua.
Cuando se apartó de la caída de agua varios minutos después, el cachorro se unió a él mientras corrían la corta distancia hasta la guarida. Cambiando a forma humana, Hawke se puso los pantalones y observó el cambio del cachorro en un espectáculo de luz y color. Un pequeño niño apareció frente a él segundos después.
-¿Me has visto? -preguntó Ben, con puro deleite en esos ojos que todavía eran los ámbar de un lobo-. Te he reseguido sigilosamente.
-Lo has hecho muy bien. –Hawke se agachó delante del chico-. Eres un rastreador excelente. -No estaba mintiendo, para su edad, Ben era muy, muy bueno. De hecho, era mejor que muchos niños mayores-. ¿Has estado practicando?
-¡Sí! ¡Reseguí a mamá y papá, incluso al tío Judd!
Hawke revolvió el pelo del chico.
-Eso es lo que yo solía hacer cuando era más joven. Me gustaba seguir a mi padre por toda la guarida. -Su padre le había permitido creer que se estaba saliendo con la suya, como Hawke había hecho con Ben, no sería un alfa muy bueno si no ayudara a asentar la confianza del chico en sus propias habilidades-. ¿Pero sabes que no puedes tratar de seguir a la gente fuera de las zonas seguras?
Ben asintió de nuevo.
-Ni cuando se están besando. Eso es aburrido.
Hawke reprimió una risa.
-Sí, besar es bastante aburrido -asintió solemnemente-. Vuelve dentro. Tengo que salir de la Zona Blanca.
-Está bien. ¡Adiós! –Gesticulando vigorosamente, Ben corrió hacia la puerta de entrada a la guarida, cambiando a mitad de camino a su forma de cachorro. La sonrisa de Hawke se amplió. Sin duda, alguien más pronto se encontraría “reseguido”.