Bien vuelvo con mis relatos. Como se los prometi aqui van Ivory y Razvan emot040 emot040 emot040 emot040 emot040 emot040 emot040
Relato 8
Juegos de amor
Protagonistas: Ivory y Razvan
Durante muchos años todo lo que conoció en su vida fue desesperación. Siendo poseído por Xavier para embarazar mujeres, teniendo hijas que solo habían venido a sufrir al mundo, para ser usadas por el mago malvado y despiadado como alimento. Aún hasta esos días podía escuchar su propia voz, sus gritos desgarrados resonando por la cueva de hielo, su prisión, el centro mismo de la desgracia, cuándo el mago maltrataba a sus hijas, a sus preciadas criaturas, la razón de su existencia.
Sin embargo ésos días habían terminado.
Razvan suspiró con cansancio pero al mismo tiempo con alivio de poder sentir la dicha de saberse finalmente libre y en casa. Sin embargo, su sentimiento de nostalgia duró solo unos minutos cuándo algo aún más interesante capto sus sentidos. Una risa, melodiosa, bella, como el canto de mil ángeles le cogió por sorpresa, atravesando sus oídos hasta llegar a un punto oculto en su interior que solo consiguió arder como una llama, haciendo que su cuerpo se llenara se deseo.
El hombre de los cárpatos abandonó su hogar rápidamente en busca de la única persona que sabía que podía producir eso en él solo con el simple sonido de su voz. Su compañera. Su mujer. Su corazón mismo. Ivory.
A veces le era muy difícil a Razvan pensar que justo al final de su misma vida, el destino decidió que no era su momento aún de partir, colocándole a su compañera frente a sus ojos para salvarlo. Simplemente había sido más de lo que alguna vez quiso, y no podía evitar agradecer cada noche en que despertaba tendido junto al suave cuerpo de ella que la vida le haya otorgado tal maravilloso regalo.
El hombre de los cárpatos comenzó a escanear los alrededores buscando a su amada, guiándose por el sonido de su risa melodiosa que seguía aumentando su deseo al interior de su cuerpo mismo. Una vez que sus ojos lograron encontrarla, una lenta sonrisa se extendió por su sensual boca y la diversión brillo en las profundidades de sus ojos.
Desde lo alto de una colina, Razvan deleitaba su mirada observando como Ivory jugaba con sus lobos.
Ella corría de un lado a otro mientras sus animales la perseguían, tumbándola en el suelo y lamiéndola entera, acariciándola con sus hocicos para que luego ella se levantara como si hubiese sido inyectada con energía para continuar siendo la presa de juego de sus amigos.
Si Razvan vivía durante otros mil años definitivamente se contentaría con morir viendo tal imagen. Ivory se veía tan bella mientras huía de los lobos, con el cabello largo flotando tras de ella por el viento, su vestido que dejaba ver sus cremosas curvas, su rostro feliz, hermoso, solo sintiendo diversión y nada más. Su mirada ardiente la siguió casi de forma descarada, como si estuviera viendo el mejor espectáculo de toda su vida.
Ivory muchas veces estaba siempre alerta, siempre cuidando su espalda y la de él, que si no fuera por las veces en las que hacían el amor ella no era capaz de relajarse y bajar la guardia y eso muchas veces había preocupado a Razvan. No obstante, le alegró ver que sus lobos se hayan dado cuenta de lo mismo, porque en este preciso instante le estaban entregando a su hermanita unos momentos de diversión increíbles.
Razvan suspiró. Ella se veía como una especie de princesa mientras corría sobre los campos de flores. Ya no podía más. Tenía que entrar en el juego también.
El hombre de los cárpatos se hecho a la carrera sintiendo los músculos de su cuerpo contorsionar y cambiar, para dar paso a un gran lobo que avanzó a gran velocidad colina abajo, uniéndose a la manada que perseguía a su presa de juego.
Todos los lobos giraron sus peludas cabezas hacia el nuevo integrante que se acababa de unir a su pequeña persecución. Gracias al olor, ellos no tardaron mucho en reconocer a Razvan dentro de la forma del lobo y con aullidos estridentes lo instaron a una competencia para ver quién conseguía a la presa primero.
Pequeños sinvergüenzas pensó Razvan con diversión una vez entendió el mensaje y lanzando un gran aullido hacia sus hermanos aceptó el desafío.
Ivory corría a gran velocidad alejándose de sus lobos sin haberse dado cuenta que su compañero se había unido. No había otra cosa en su mente más que la diversión, la libertad que sentía de tener este pequeño momento dónde su cuerpo estaba relajado, al igual que su mente y su corazón. Hacía mucho que no se sentía así, tan dichosa, tan infinitamente feliz.
Su mirada dio hacia atrás justo cuándo un gran lobo saltó sobre ella tumbándola con su peso sobre la grama rodeada de flores. No tuvo tiempo de reaccionar antes de que el animal aullara a los cielos en son de victoria y comenzara a lamerla por doquier.
-¡Ya basta! ¡Me rindo! ¡Me rindo!_Ivory se retorcía de risa bajo las caricias del animal y en ése instante, Razvan se aprovechó de reasumir su verdadera forma.
Cuándo los ojos de Ivory se abrieron para ver a su hermano, una sonrisa de sorpresa alcanzó sus labios al darse cuenta que estaba bajo el musculado cuerpo de su compañero.
Sin poder resistirse a la tentación, Razvan inclinó a cabeza para poder atrapar ésa sonrisa con su boca. Ambos se besaron en medio del bello paisaje con las miradas de todos sus lobos observándolos, sintiendo el amor fluyendo en sus cuerpos, en sus corazones y el deseo queriéndolos llevar a un paso más adelante.
Razvan se separó de Ivory unos momentos para luego mirar a sus hermanos.
-Creo que les gané, ¿no?_les señaló solo para regodearse de su victoria. Los lobos aullaron aceptando que habían perdido contra él.
Ivory le miró de manera intrigada.
-¿Hay algo que no sepa? No me di cuenta que te habías integrado a nuestro pequeño juego_su mano acarició el rostro de Razvan sabiéndolo su vida y su mundo.
Razvan cogió la mano de ella para plantarle un beso en la palma.
-Nuestros hermanos me desafiaron a atraparte primero que ellos_su mirada se volvió nuevamente a los lobos_Espero no haber herido su orgullo.
Ivory rió suavemente.
-Ellos saben que es solo un juego. El que hubiese perdido el orgullo por haber perdido hubieses sido de seguro tú.
Razvan alzó una ceja en desaprobación.
-Lo dudo mucho, cariño. Yo si sé perder_se inclinó nuevamente para besarla porque no podía resistir el no hacerlo. Sus manos acariciaron sus pechos, atormentando sus pezones ocultos tras la tela del vestido_Hazme sentir que soy un ganador, Ivory. Dame mi premio.
Ella gimió y no hizo otra cosa que atraerlo completamente hacia ella al saber que era lo que quería, algo que ella quería también. Estaba tan húmeda y llena de deseo que el simple hecho de que la sangre corriera más rápidamente en sus venas producto de la persecución solo incrementaba su sensación de lujuria.
Razvan se tomó su tiempo de acariciarla, de prepararla para él, la quería tan caliente y húmeda, palpitante de deseo una vez que la tomara. Los minutos se le hicieron eternos mientras la besaba, mientras sus manos pecaminosas trazaban intrincadas y sensuales rutas sobre la piel de sus piernas, sus muslos, sus pechos, enciendo la llama de la pasión que siempre les caracterizaba cuándo estaban juntos.
-Razvan_jadeó ella sintiéndose totalmente indefensa bajo sus atenciones. La lengua de él era maravillosa, lamía su pulso casi como si fuera un hambriento que esta saboreando su cena. Antes de que Ivory pudiese pensar en otra cosa, Razvan enterró profundamente sus alargados incisivos en la suave piel de su garganta. Al instante, el placer dolor de aquello poseyó a Ivory al igual que un espíritu exigente de alivio. Ya no pensaba, solo sentía como su vida misma fluía hacia su compañero quién la tomaba como una ofrenda hermosa y valiosa que cuidaría por siempre.
Sin perder más tiempo, Razvan cerró los diminutos agujeros con su saliva sanadora para luego rasgar sin ninguna piedad la ropa de su compañera al mismo tiempo que hacia desaparecer la suya con su mente.
-¿Estas lista y húmeda para mi, Ivory?_su voz ronca salió justo antes de que la lengua de él acariciara el centro mismo de su entrada, la cueva de su placer, bebiendo de ella y asegurando su completa rendición.
Ivory gimió y se retorció ante el toque de su boca contra ella.
-Razvan por favor tómame, ya no lo soporto. Te quiero profundamente dentro de mí.
Y él no hizo más que cumplir sus deseos.
En pocos segundos los cuerpos se ambos, unidos como uno, se movieron juntos al compás de su propia danza tan antigua como el mismo tiempo, lanzando sonidos que solo daban cuenta de su dicha, su completa felicidad, las maravillas del éxtasis mezclados con profundo amor que solo aquel espacio, la luna y la noche misma fueron testigos.
Razvan cayó exhausto sobre Ivory mientras esperaba que los corazones de ambos volvieran a la normalidad. La abrazó con fuerza no queriendo dejarla ir nunca, amándola así para siempre.
-Espero que te haya gustado tu premio_le susurró ella juguetonamente contra su oído antes de darle un beso en aquel espacio entre el cuello y el hombro.
Razvan gruñó de puro placer, su cuerpo estaba tan sensible que sentía cada toque de su compañera multiplicado.
-El mejor de mi vida_le besó nuevamente antes de abandonar su cuerpo. Al instante se sintió frío, solo, abandonado. La atrajo junto a él y ambos se observaron durante unos instantes antes de voltear hacia el frente. La sorpresa llenó sus ojos.
Toda la manda de lobos los estaban mirando a ambos acostados con las cabezas entre sus patas como si hubieran presenciado un gran espectáculo. Ninguno de ellos se inmutó de mirar hacia otra parte cuándo ambos amantes los descubrieron espiándolos.
Ivory se ruborizó sin darse cuenta.
-Santo cielo, que habrán pensado_dijo mientras los colores llenaban fuertemente su rostro.
Razvan lanzó una carcajada y besó lo alto de la cabeza de ella. Además de sinvergüenzas, vouyeristas.
-Posiblemente piensan que estábamos jugando_dijo sonriente antes de fundirse en un nuevo beso lleno de amor.
Espero que les haya gustado. El siguiente relato involucra a Gabriel, Tamara y Benjamin emot024 emot024 emot024 emot024 emot024 emot024 emot024 emot024