Aquel pequeño tributo lo sacudió hasta lo más hondo de su ser. El fuego se derramó por sus venas, cada una de sus células reaccionaron, buscándola. Necesitado. Hambriento. Los brazos se le endurecieron por un instante con un gesto posesivo. *** tenía que ser consciente y recordar su propia fuerza, tenía que recordar que ella ignoraba quién era él, o qué era.
*** la levantó en vilo, arropándola con su propio cuerpo. *** temblaba bajo el viento hiriente.
- ¿Te ha hecho daño? ¿Estás herida, *** ? Era una pregunta, llana y sencilla.
- No, sólo asustada. Muy asustada.
quienes son y de que libro...