Veamos...
– Creo que deberíamos salir de aquí y encontrar una presa.
Ella se cubrió la cara con las manos y gimió.
– ¿Tienes que usar esa palabra? Probablemente lo haces a propósito solo para volverme loca. Yo no cazo presas. La gente no son presas.
Los inmaculados dientes blancos brillaron hacia ella.
– Me gusta provocarte, cielo. Tienes esa expresión que provoca algo en mis entrañas. – Se puso en pie, un ondeo de músculos y poder, extendiendo una mano hacia ella. – Vamos, tenemos un largo camino por delante esta noche. Y no siento demasiada lástima por estos. – Ondeó la mano para abarcar la tierra donde los tres vampiros habían sido ejecutados.