Autor Tema: Nádia Kygiarkos “Άγγελος των μαύρων φτερών“ Actualizado 22/04/11  (Leído 2059 veces)

NádiaEirenye

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El final del Cap emot036 emot036, que lo disfruten. emot040



Volví a mi casa con una idea en mente, era un poco descabellada...vale era bastante descabellada pero sentía que era seguro. Cuando destellé en la terraza de la cocina vi que la general caminaba abriendo y cerrando las puertas de los armarios.
— Si tienes hambre tendrás que pedir comida, hace rato que no vengo a Grecia los armarios están vacíos y la nevera también — hablé al entrar.
La aludida simplemente se paro y se dio la vuelta mirándome sin decir nada, como si la hubiera tomado por sorpresa y ahora analizará su oponente como un tigre.
— No hablo griego moderno.
Asentí y coji el teléfono.
— Que prefieres pizza, o comida griega tradicional?
Con una sonrisa amarga me contestó seria.
— Me has... digamos que liberado, pero me tienes prisionera en tu casa. Dices que eres la ultima heredera del reino y simplemente te largas, ahora vuelves y te importa si quiero pizza o un avgolemono. ¡Venga ya! Solo falta que me digas que es una coincidencia.
— Solo las cimas de la montañas no se encuentran, todos es posible.
— ¡¡No me jodas!! A una cría no le sienta bien los dichos.
— Primero puede que parezca un chica de 20 años, pero no te engañes porque no lo soy, y segundo no te liberado simplemente tu manejo a cambiado de manos.
— ¡¡Manejo mi culo!! ¿Que mierda crees que soy?¿Un puto automóvil?
— No por como gritas y dices tacos no eres algo inanimado en absoluto — hablé con una sonrisa.
La hembra me respondió con un gruñido.
— Y bien que quieres comer?— pegunté haciendo caso omiso de sus quejas.
Pedí Pollo Griego, Ensalada de queso con salsa Tzatziki, yogurt casero con trozos de frutas y bebidas.
Comimos en silencio analizándonos mutuamente, hasta que ella rompió el silencio ante mi plato vacío.
— Donde te metes todo eso? — preguntó señalado el plato.
— En el estomago, donde mas va ser — contesté con una carcajada.
— Enserio no engordas? Te has comido cinco filetes de pollo con arroz, un bol entero de ensalada y 3 yogures. Sin hablar de las dos cervezas.
Completamente relajada después de comer me incline hacia tras en la silla poniendo los pies en borde extremo de la mesa.
— Bueno pues si además de todo lo que te has comido eres capaz de comerte el tiramisú que queda yo me comprometo servirte como mejor consideres, no me creo que te quepa nada mas en ese cuerpo. — Con una sonrisa de suficiencia Ame se recostó en la silla . — Pero si no puedes yo salgo por la puerta, o ventana, como prefieras y aquí se acabó esta locura de una vez por todas
Bien, le acababa de servir en bandeja la oportunidad de matar dos pájaros de un tiro, ya era hora de demostrarle a la resentida que tenía delante de lo que era capaz y si, por qué no, conseguir alguien que dirigiera sus tropas, alguien formado por el estricto sistema imperante en Apthè. Acababa de conseguir un general a cambio de comerse un postrecito de nada. Poniendo cara de "que llena estoy" empecé a comer el tiramisú, cuando vi que se relajaba esboce una sonrisa maléfica que hizo que se removiera en su silla y me zampé lo que
quedaba en tres bocaditos.
— Listo, ¿habías dicho que...?
Con una sonrisa enorme y satisfecha me apoyé los codos en la mesa apoyando la barbilla en las manos.
— ¡Ah! sí ya recuerdo, que me servirías como yo quisiera ¿no?
Deje que digiriera mis palabras y cuando su cara pasó a estar totalmente impasible continué con mi ataque, ¡¡Como me estaba gustando esto!! — Eso es lo que pasa cuando uno reta a alguien de la casa real, no aceptamos las derrotas de ningún tipo, así que he decidido que me vienes perfecta para ocuparte de una cosilla que seguro te acabará gustando.
— Y esa cosilla que es, si se puede saber??
— Bueno que te parece liderar a mis tropas?
— Tienes tropas??
— Si unos 6 de los tuyos y unos amigos.
— Mmm bueno que mas me queda ¿verdad?
— Perdiste así que solo tengo que decir, a partir de hoy es Amelia Stathopoulos general del Ángel Negro.
La ayudicada estalló en carcajadas.
— Pero si dijiste que odias que te llamen así...
— Baah que mas da si me llamarán así igual — refunfuñe.— Bueno será mejor que te cambies de ropa y limpies esas heridas.
Hablado de heridas, el corte en el brazo ya se me estaba curando pero aun así dolía.
— Maldita perra me has echo un buen tajo.— Hablé mirándome la herida.
— Eh! Que solo hace dos horas que nos conocemos nada de confianzas como esas.
— Pero si vamos a pasar mas tempo juntas que unas siamesas es mejor que te vayas acostumbrando — dije con una sonrisa.
— Ah si imitación de cuervo, tampoco es como si casi no te hubieras arrancado mi tobillo.
— ¿!Imitación de Cuervo¡? —. Oh si nos íbamos a llevar de maravilla.— Si yo soy eso. ¿Tu que eres ? ¿ La Paloma de la Paz?
— Hablas respiras y comes sarcasmo ¿eh?
— Bueno eso es otra cosa de la que ya te habituarás.

Amelia subió a darse una ducha en una de las habitaciones vacías, le conjuré unas ropas y se las deje arriba de la cama. Me baje a la cocina a esperarla y empecé a remover los armarios vacíos destellando cosas dentro, bueno eso de pensar y bumm se aparece es genial.
Habia acabado de llenar media nevera cuando mi general bajo llevando unos vaqueros y una blusa blanca con la espalda descubierta. Coji una cuchara del cajón y me dispuse a tomar un helado de vainilla y mango.
— Pero que coño...¿estás comiendo otra vez?
— Ummhm.
— Has hecho la compra en 30 minutos?
— Nomp lon e desptellado.
— ¿¡Si puedes destellar cosas porque coño pediste comida!?
— Poque se mme ovidó — dije con la cuchara en la boca.
La ángel caminó hacia la terraza.
— Eh! Bonito tatuaje.
— ¿Que tatuaje? Yo no tengo tatuajes.
— S lo tienes, justo arriba en la columna a la altura de los brazos.
—¿¡¿Qué?!?¿Como?

***

El tatuaje resulto ser temporal, solo se aparecía cuando Ame usaba sus poderes con el tiempo se aparecía cada vez menos. La llevé a conocer a las chicas con la cuales se llevó estupendamente, tuvimos un percance cuando fuimos a llevarle el chocolate acordado a Alia, y la pobre casi sale de allí sin alma. Volvimos a Nueva Orleáns y se instaló en una de la habitaciones de mi penthouse, que viviéramos cerca facilitaría el trabajo.
Toqué la puerta de su habitación en la primera planta, una habitación en tonos grises y beige. Con Ame también había descubierto que podía conceder poderes a los ángeles liberados, haciendo así que ella pudiera también destellar a si misma y cosas a su voluntad. La general estaba acomodándose.
— Que tal? Te gusta? Ya sabes que puedes cambiar todo lo que desees para que quede a tu gusto.
— Si me lo dijiste, gracias. Oye eso de destellarlo todo es genial.
— Lo sé —. Contesté con una sonrisa cómplice.
Una vez instalada Ame, os fuimos a Hallie a que conociera a sus soldados.
La isla situada en mitad del atlántico central era un larga extensión de tierra compuesta por un castillo medieval en perfectas condiciones y con sus adecuadas defensas tanto tecnológicas, como mágicas. Más parecida a una planicie de la las tierras altas escocesas que una isla en mitad del Atlántico. Cubierta por una espesa niebla creada por lo fantasmas que residían allí además de dar un aspecto macabro y de cuento de Halloween era también efectiva como defensa para los barcos que se acercaban demasiado.
Nos destellé a la dos en una campo verde cubierto de brezo de donde se veía la fortaleza. Como poseía doble seguridad era imposible destellar un desconocido dentro del castillo sin haber adaptado el campo defensivo, el mismo que ejercía de barrera evitando así que los ángeles se escapasen.
— Y eso es?? — pregunto Ame.
— Pues bienvenida a Hallie, Amelia. Mi humilde cuartel.
— Hmmf…humilde…dice…— refunfuñó.


marodi80

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Qué bueno Nàdia!!!  emot040
Me alegro que lo hayas continuado  :emot008:

NádiaEirenye

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Gracias

NádiaEirenye

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Una vez traspasadas las defensas, entramos al castillo yendo directo al sala de reuniones, que no por ser un castillo iba estar todo como en la época medieval. El único ruido era un murmullo que venia del piso de arriba seguramente de la sala de juegos, aunque para todos lo fines eran prisioneros, los ángeles no estaban muertos, cosa que tampoco impediría que se divirtieran.
Con un leve movimiento de mano los 6 ángeles destellaron sentados cada uno en su respectivas sillas, sonreí ante la facilidad del acto.
— Eso del destello me gusta cada vez más.— dije a nadie en concreto, con una enorme sonrisa.
— No puedes hacerme eso verdad? — susurró Amelia a mi oído.
— No lo creo, según mi teoría solo lo puedo hacer con ellos por las marcas — dije señalando el dibujo tribal en los fornidos bíceps — creo que mis nuevos poderes os ha conectado conmigo de alguna forma.
— Entonces si controlo el aparecer de mi tatuaje podrás destellarme de donde esté?
— Sabes que ni siquiera había pensado en eso. Buena deducción Ame, seria una buena retirada en caso de ataque inesperado, pero no creo que los demás sean capaz de desvanecer sus marcas.
— ¡¡¡Pedazo de perra!!!
Tres segundos después un guapo rubio de ojos verdes estaba tirado bocabajo en el suelo con una espada de oro en su garganta.
— Vuelve a llamarme así y olvidaré la promesa que hice en su día a mi madre y haré tantos agujeros que no tendrás que envidiar en nada a un colador.
— El insulto no es para ti, es para ella — gruñó entre dientes.
— A ella tampoco insultarás, es más a partir de hoy no insultarás a ninguna mujer en tu vida. Si lo haces te pasará algo que no te gustará.— hablé con un sonrisa maléfica.— Y desde de ahora te dirigirás a ella como tu general, que es lo que ella representa para ti, es tu superior y si te queda un poco de decencia - cosa de la que dudo- la tratarás como tal.
— No te preocupes Nádia somos viejos conocidos, ¿verdad Cletos?
— Traidora, hija de…
Solté un gruñido mas animal que humano, sobresaltando no solo a mi, sino a los demás en la sala.
— No soy una torturadora, ni me gusta poner otro ser en situación humillante, pero no me lo estás poniendo fácil.
Diciendo esto todos los hombres empezaron a hablar a la vez. Cojones si era la primera vez que algunos de ellos hablaban en mi presencia, y todas las preguntas iba dirigidas a Ame.
Me senté en la silla al final de la mesa la que estaba más cerca de la puerta, al otro lado en la cabecera de la mesa se sentó Ame, era como si ese fuera su mundo, repartía ordenes y respondía las preguntas que yo no supe contestar. El ángel más problemático, Ame lo había nombrado Cletos, se levantó del suelo y se sentó en una silla en mitad de la mesa. Era el único que no hacia preguntas solo miraba a la general con nada mas que con puro odio.
Tres cuartos de hora después todos los ahptinianos, exceptuando como no, Cletos. Estaban convencidos y satisfechos con las explicaciones de Ame, la sorpresa se hizo presente en sus rostros al saber que habían nacido atados al rey, sin una verdadera libertad y que nunca la tendrían realmente.
— Aunque me niego poseer a nadie como se fuera un objeto, no puedo hacer nada en relación a eso nacisteis así y es algo que ni siquiera yo puedo cambiar. La propuesta estaba echada no obligaría jamás a nadie a morir por mi o luchar por mi causa, lucharían a mi lado, una vez liberadas las siguientes generaciones y acabada la caza indiscriminada a favor de los dioses, seréis libres de hacer lo que os venga en ganas.¿Qué me decís?
Como era de esperarse se lo pensaron, ninguno poseía familia en Ahptè cosa era una jodida suerte por mi parte, pero como tomar la decisión de dejar todo en lo que un día has creído para vivir en un mundo que no conoces a merced de una suerte que no sabrías lo que te traería, no era fácil.
Uno a uno fueron asintiendo y para mi gran sorpresa, Cletos también dio su consentimiento, jodido cabrón llevaba dos putos meses tocándome las pelotas y Brian estaba hasta los mismísimos cojones de su histeria, y ahora lo acepta así sin más. Algo se cocía en esa mente suya, y por mis ovarios que no era nada bueno.
— Bueno llegados a ese punto, seguiréis viviendo aquí y cuando necesitéis algo se lo decís a Brian e inmediatamente me lo hará saber. Podréis dejar la isla solo y únicamente bajo la compañía y consentimiento de Amelia. Que por más que hayas aceptado quedaros hay gente que os caza allí fuera y créeme no quieren vuestro bien.
— En verdad tenemos que hablar con el fantasma?
— ¡Por el amor de Dios! Que sois soldados ó niñitas asustadas? — refunfuñó Ame.
— ¿Ya oísteis el dicho “ La mierda solo huele si la remueves”? Entonces con los fantasmas es parecido no les molestéis y ellos no lo harán con vosotros además prefieren estar en un sitio solo para ellos y para eso tienen las cámaras subterráneas. Todo es cuestión de territorio.
— Y como haremos con nuestra necesidades básicas? Ya sabes.— preguntó uno de ellos, de piel morena y un pelo negro por debajo de los hombros y ojos de color del whisky, parecía un maldito highlander.
— No, no sé a que te refieres. Aquí tenéis de todo, desde de tele por satélite a gimnasio. Y he venido a llenaros la nevera desde que estáis aquí, así que no entiendo tu racionamiento.
— Hombre llevo aquí casi un año y no veo que por aquí hay una mujer a la que se le pueda tocar precisamente.
Estallé en carcajadas, entonces era eso. ¡Hombres! Comen, duermen y respiran por el sexo, es en todo lo que piensan.
— Bueno eso lo decidirá vuestra general, — ante la miradas hambrientas agregué — y no, no es lo que estáis pensando pervertidos. Después de una evaluación ella decidirá si sois confiables para salir y tendréis libertad para ir y venir de la isla, aunque he de agregar que no hay ninguna ciudad o continente ni remotamente cerca. Aunque pensándolo bien cuando salgáis de caza podréis satisfacer vuestras “necesidades básicas”.
Una punzada en el pecho me trajo un sentimiento de angustia, algo pasaba. Con una defensa tan fuerte Hallie era impenetrable y por consecuencia anulaba mayor parte de mis poderes, así no podía ver lo que pasaría.  
— Ame si ya has terminado de hablarles por hoy, me gustaría irme.
— Bueno creo que ya nos organizaremos otro día, y tú jodido gilipollas… — dijo dirigiéndose a Cletos.— ahora no tengo porque aguantar tus berrinches por que en este mundo todos somos iguales y tu puñetera sangre azul no te salvará de que te dé una buena paliza.
El ayudicado alzó una ceja con cara condescendiente. Uff un niñito rico, son los que me gustan para cenar, menudo idiota.
— Aquí los títulos no valen niñito de papi. — Le pinché.
— !¿Y TU QUIÉN COÑO ERES? NOS PÍLLAS POR LA CALLE HACIENDO NUETROS TRABAJO Y NOS TRAE AQUÍ NOS RETIENES SIN NUESTRO CONSENTIMIENTO, PARA QUE HAGAMOS LO QUE QUIERAS!— gritó levantándose de un tirón haciendo que la silla cayera al suelo.
— Primero vuelve a gritarme y será lo ultimo que hagas en tu mierda de vida, y segundo para ti soy la jodida jefa. Y por ahora es lo único que tienes que saber. — hablé mirándole a los ojos, me levanté y salí de la sala diciendo — Ame me voy te quedas o vienes?


Al momento que nos destellé de vuelta al apartamento mi móvil empezó a emitir sonidos avisándome que te tenia llamadas perdidas y mensajes de voz. Sin necesidad de confirmación vi como Gise se paseaba de lado a otro insultándome de todo, hice una mueca ante las palabrotas. Cerré lo ojos y me concentré en la punzada que sentía en el pecho, los escasos dos minutos que duró la visión hizo que mi corazón se encogiera. Vicky.

NádiaEirenye

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He perdido otra vez las lectoras :emot017: :emot017: :emot003:




La visión de la Hada tirada en una celda fue más de lo que pude soportar, en un carrera loca abrí el ventanal que tenia más cerca y levanté vuelo sin siquiera pensar en que Gise estaba en Minnesota en la casa de Vicky.
— Nádia espera adonde vas? NÁDIAAA!!!
Desaceleré el ritmo hasta que Ame  estuvo a mi lado, volando ala con ala.
— Que ha pasado? — preguntó.
— El padre de Vicky se la ha llevado, y el muy hijo de puta ha estado torturándola — contesté entre dientes.
— Y vas hasta su casa?
Asentí.
— Y piensas ir de Nueva Orleáns a Minneapolis volando? Son 1.300 millas, Nád.
Solté un improperio.
— Dame la mano que nos voy a destellar.
— Estás loca!¿¿En pleno vuelo??
— Si Amelia, si te vienes o te quedas no lo sé, porque yo me voy ahora.
La ángel puso la mano sobre mi palma extendida, todavía recelosa. Destellamos en pleno vuelo yendo directas a la gran ventana de la casa de Vicky, solté la mano de Ame y con un movimiento de la misma abrí el ventanal. Oímos como Dream exponía su opinión sobre 8 personas yendo a rescatar una Hada. Aterrizamos en la terraza y contesté a la atlante.
—10 — hablé.
— Lo siento… —. Se disculpo Amelia mientras plegaba sus alas blancas —. Estábamos en medio un problema.
Asentí.
— Si están listas… podemos emprender camino. Pero antes tengo que aclararles lo siguiente: las Hadas no mueren a menos que las decapiten y les absorban su alma
— Genial, descartemos la absorción ¿Qué pasa si no logramos decapitarlas? — preguntó Kyra.
— Entonces déjalos en estado comatoso. ¿Estamos listas?
Todas asintieron…

Destellamos en algún monte de Escocia, después de haber rastreado la entrada al Mundo Místico del cual provenía Vicky.
— Nádia, estas segura que es este el lugar? — preguntó Gise mirando las praderas verdes, los árboles… no había nada diferente al mundo humano.
— Para mí esto es Escocia — respondió Roz detrás de Gise. Amelia la miro por encima del hombro.
— Este es el mundo místico… es parecido a Escocia porque entramos por el portal que hay ahí.
— Sigo creyendo que somos muchas, y venimos muy cargadas. — se quejó Dream mirando los dos grandes bolsos que cargaba Lu y otro más que cargaba Calista.
— De eso nada — respondió Lu, mientras se ajustaba un bolso a su hombro. — Hay que estar preparada para todo
— Pero es excesivo que traigas una bazooka Lu. — dijo Cris entre risas
— Sigo creyendo que desarmaste a la Armada Inglesa… ¡confiesa Lu! ¿Desarmaste a la Armada Inglesa? — gritó Kyra mientras husmeaba en el bolso que tenía Calista.
— Teníamos nostalgia de las incursiones al Olimpo — agregó Alia con ojos soñadores —. Entonces buscamos el mejor arsenal.
Las miré como si estuvieran locas, bueno lo estaba pero… negué con la cabeza — No creo que Vicky este feliz de saber que van a destruir su mundo.
— Yo no estaría tan segura — respondió Gise de forma pensativa.

Habían caminado un largo trayecto en busca de vida… pero solo había bosques, campos, bosques.
— Nos perdimos, no? — preguntó impaciente Roz
Respiré hondo, estaba a punto de matarla. Ahora entendía porque decían que Roz se ponía exasperante cuando estaba aburrida.
— No, no nos perdimos. Simplemente que no hay poderes que valgan aquí. Solo su inmortalidad, por lo que hay que caminar.
— Caminar… caminar… — refunfuñó Cris, mientras seguía a las demás.
— Silencio, alguien viene. — susurró Ame
— Tienen caballos — dijo Kyra sorprendida
— ¿Qué esperabas, unicornios? — pregunto Roz divertida.
Gise le susurró algo a Lu…
— uno… dos… tres…
Saltaron las dos encima de los jinetes que venían.
Ahí abrieron una lucha para poder quitarles los caballos. Los seres mágicos intentaron tomar vuelo, para escapar, pero en una pelea de dos contra cuatro ganaban las chicas.
Lu, Gise y Kyra les daban batalla… mientras que Calista y Roz se encargaban de córtales las alas.
— ¿Y ahora quien puede volar? — preguntó con sarcasmo Roz, mientras blandía una de las alas frente al Hada.
— Bien, ya tenemos transporte. Porque ustedes no se adelantan, mientras nosotras seguimos a pie. — comentó Gise señalando a Nádia y Ame.
Ame asintió y plegó sus alas.
— Ok, pero será mejor que dos vengan con nosotras… no sabemos con que nos vamos a encontrar.
— Voy con ustedes… — dijo Dream dirigiéndose a Ame.
— Mas vale que no me dejes caer porque no te queda una pluma intacta — advirtió Alia cuando la tomaba de los hombros
— Prometo no hacerlo… mientras te estés quieta. — susurré para mi misma. Ni siquiera me apetecía contestar a las amenazas de Alia.

Avanzamos la cuatro delante y  llegamos primero al castillo, aprovechamos para abrir las puertas. Entonces diez guerreras entraron para encontrarse con un espectáculo para nada digno de ver.
Vicky estaba a punto de ser decapitada por quien creía… no segura de que era su padre.
¡Hijo de la gran puta!
Apreté los dientes y cerré la mano en un puño.
Lu sacó una flecha de su carcaj y apunto justo a la cabeza. No había forma de fallar. Respiro profundo y se olvido de todo lo que había a su alrededor. La cuerda del arco se tenso y luego la flecha fue liberada. Viajo a una velocidad increíble y dio justo en el blanco que ella había planeado.
El padre de Vicky sufriría un poco antes de morir, porque la flecha se había incrustado en su yugular.
— ¿Y ahora quien va a disfrutar del espectáculo? — preguntó Roz con el hacha en la mano. El hombre quiso decir algo, pero no salían las palabras.
Gisela se acerco a Roz, quien la miro con ojos suplicantes.
— Te cedo los honores.
Roz feliz de ser la encargada de cometer la matanza y el derramamiento de sangre corto la cabeza limpiamente.
— Ups! creo que se murió.

Todo se desarrolló entre sangre y disfrute…nuestro disfrute por supuesto. Calista tenia a Victoria arropada con su cazadora en el centro de un círculo defensivo, Ame y yo levantamos vuelo y combatimos desde el aire. Me dejé llevar por la furia que sentía en aquel instante contra esas criaturas que eran capaces de hacer tal barbaridad contra una de su misma especie sin remordimiento alguno.
Hicimos de aquel de espectáculo uno con lluvia de miembros: brazos, piernas… cabezas. Hasta Dream disparando con la bazooka de Lu.

Una hada llamada Maeve hizo acto de presencia junto a un Hada que nadie había visto jamás… juntas dejaron inmovilizados a todo ser viviente.
— Creo que es suficiente matanza por hoy. — dijo con una paz y calidez en la voz que nadie se hubiera imaginado que estuviera hablando de la guerra que se había desatado.
Gisela, quien había tomado la posición de líder hablo.
— No hay guerra que pueda enmendar el daño que le hicieron a ella.
Maeve bajo la cabeza avergonzara.
— Lo sé… llévensela. Nadie recordara este día en el Mundo Místico, no puedo hacer nada por sus heridas…
Gisela no la dejo hablar, — poco me interesa lo que pueda hacer. Si nos libera podremos marcharnos y no sé preocupe, que jamás vamos a volver.

Una vez que fueron liberadas de la aprensión física destellaron en la casa de Vicky. Nadie sabía que decir, por lo que una a una nos fuimos… todas diciendo lo mismo “cuando sepan algo llamen”.

***

Los días siguientes llamé varias veces, para saber como seguía la Hada. En el segundo día fue capaz de hablar conmigo.
— Segura que estás bien? — pregunté por décima vez.
— Que sii. Quieres dejar de preguntar eso. Quién es la mayor en esa relación? Demonios!
— Yo soy la mayor Vicky.
— Baah eso que importa, yo soy la que hace de madre, así que deja de ser tan sobreprotectora quieres?
— Victoria, si me estás mintiendo apareceré en tu casa cuando menos te lo esperes..
— Ya dije que estoy bien carajo!!
— Hmmf…
Estaba parada en un azotea con teléfono en mano, cuando mi radar se disparó.
— Mierda es que no soy libre ni para hacer una puñetera llamada de teléfono!!!— refunfuñé.
— Ya mi niña, ve a matar a tus demonios. Que me siento mejor, de verdad — habló seguramente son una sonrisa en el rostro.
— Vicky…esto…
— Si.
— Te quiero mucho vale. No sé que hubiera hecho si tu padre…
Dejé la frase inconclusa, no me permitía ni siquiera pensarlo.
— Lo sé, cielo. No sé como ha pasado en tan poco tiempo pero siento como si fueras mi niña.
Las dos sonreímos ante la ironía del mundo, dos personas tan diferentes y a la vez tan parecidas. Una prueba más de que los sentimientos no distinguen ni edad ni raza.
— Cuídate hadita.
— Ok. Que te diviertas matando.
— Lo intentaré — contesté melancólica y colgué.

Mismo después de tanto revuelo, de un par de secuestros. Ese gran vacío persistía allí, siempre podría ignorarlo. Pero no puedes ignorar por mucho tiempo que tu vida no tenga sentido alguno para ti. Demasiado importante para la humanidad y para las personas que te rodean, pero sin un verdadero significado para ti misma.

Había pasado más de dos semanas desde esa llamada, y todo seguía su curso. Levantarse, ducharse, comer, matar demonios, intentar que no te pillen. Estaba parada en la terraza viendo como la Gran Calma amanecía, el sol arrancaba destellos rojos en los cristales y se podía ver el mar con un precioso tono anaranjado. Esa ciudad había llegado a significar mucho para mí, la vi crecer, la vi ser libre, la vi llenarse hasta tener esa increíble mezcla que la caracterizaba tanto.
Di un sorbo a mi vaso, el liquido ambarino se revolvía lentamente en el vaso chocando con los cubos de hielo. Como yo, no del todo libre, no del todo atada. Pero siempre con obstáculos.
— ¿Nádia? — la voz de Calista me llegó desde la puerta que daba hacia fuera.
— Mmm?
— Que haces?
— Nada.
— Acabas de despertarte o llegas ahora?
— Ni lo uno, ni lo otro—. Volví a dar un sorbo a mi bebida, que bajó por mi garganta con un rastro de fuego.
— Que tomas?
— Nada.
— Y eso el vaso que es? Aire? —. No me di la vuelta, pero podía visualizar perfectamente su rostro con una ceja pelirroja alzada. Cuando ponía esa expresión se parecía muchísimo a Kyra.
— No.
— Nád, andas muy rara últimamente. Yo diria que bastante monosilábica. Te pasa algo?
— No.
Me bebí lo que quedaba en el vaso, lo puse arriba de la mesa a mi derecha y cogí la botella.
— Adiós — me despedí.
Con un salto, apoyé un pie en borde y salté. Levantando vuelo hacia ningún lugar en concreto.

marodi80

  • Visitante
Qué bueno Nádia!!! Me alegro que las sigas colgando, linda  :emot008:
Yo te lagradezco y seguro que muchas chicas la siguen también  emot040

 emot024



NádiaEirenye

  • Visitante
Me alegra muchisimo saberlo :emot018: gracias.

NádiaEirenye

  • Visitante




Beber se habia vuelto casi una costumbre, el alcohol no tenia el mismo efecto en mi que en los humanos. Pero el ligero embotamiento de los sentidos me bastaba, no me hacia olvidar pero tampoco permitía que lo recordara cada instante.
Entré a la cocina y estaba allí todo el batallón. Calista, Gise, Kyra, Ame, Dream…
— Que mierda…?! Que haréis una fiestecita? Sin avisarme?
Por sus caras lo que tenían pensado era mas bien un genocidio.
— Nádia Kyrgiakos siéntate, tenemos que hablar.
Dream tenia un aspecto serio y ceñudo. Kyra no demostraba ninguna emoción. Calista se retorcía las manos. Gise me miraba con aquella mirada suya verde avellana, penetrante es como si te leyera el alma. Ame miraba hacia otro lado.
— Eh, echad el freno. — dije alzando las manos. — Que hacéis las cinco aquí?
— Somos seis y siéntate, que nos oirás por una larga hora mínimo —. Vicky habló desde el teléfono encima del desayunador.
— Oh! No, no, no. De eso nada, yo me voy — dije yendo hacia la ventana más cerca.
Una luz brilló en los ojos de Kyra, instantes después era incapaz de moverme dentro de una barrera electrificada.
— Kyra libérame — dije entre dientes.
— No lo hará hasta que nos oigas — habló Dreamara.
Mire a Calista y a Ame quien tenían una mirada culpable. Así que ellas habían convocado aquella particular reunión.
— Sabéis que eso no impedirá que me vaya no? — respondí señalando a la barrera.
Fue Gise la me contestó.
— Lo sabemos pero te hará mucho daño, y si es necesario usaremos todas nuestros poderes. Porque hoy nos escucharás como sea.
— Si, y que es eso tan importante que tenéis que decirme? Que es hasta necesario que encerréis en mi propia casa?
— Nád, que fue de las botellas de whisky y vodka que había en el armario del salón? Allí había whisky escocés del siglo X, que fue de él? Te lo diré, te lo bebiste. Todo el alcohol que había en la casa, te lo bebiste todo.
Gruñí.
— Desde que dejaste a Calista con la palabra en la boca hace mes y medio. Lo único que has estado haciendo es cazar y beber, además ni cazas bien ya. Te dejas atacar, siempre tienes heridas. Y mírate el cuello por dios! Tienes un corte en toda la garganta es un milagro que puedas hablar todavía —. El enfado era latente en la voz de Kyra.
— Ese corte tiene dos semanas… — susurró Calista.
— ¡¡¡Ni siquiera te lo has limpiado, Nád!!! — explotó Gise.
— Kyra… libérame.
— ¡¿¡Es que intentas que te maten!?! — gritó Vicky desde el teléfono.
—¡¡¡Suéltame Kyra!!! — vociferé perdiendo la paciencia.
En un ataque de furia cargué contra la barrera haciendo que una poderosa descarga eléctrica traspasara mi cuerpo, podía sentir como recorría mi cuerpo arrancando gemidos de dolor de cada una de mis células. Apreté mis dientes y recé para que eso pudiera acabar conmigo de una maldita vez, pero no, eso era pedir demasiado al destino.
— ¡¡¡Deja de hacer eso!!! — chillaron Dream y Gise a la vez.
Volví a cargar contra la barrera. O me liberaban o me sacarían de allí hecha mierda. Sentí como un poder invisible me forzaba hacia el suelo.
Gisela.
Desplegué las alas haciéndolas obtener su mayor tamaño, que las puntas sobresalían a la barrera. Me levanté hasta quedarme con una rodilla en el suelo y una pierna flexionada, sentía como las plumas conducían las descargas eléctricas, se sentía bien. El sonido inconstante de mi corazón, yendo muy rápido, parando de repente y volviendo a latir.
— No es posible que te estés haciendo eso a ti misma — habló Kyra.
Vosotras que sabréis, pensé amarga.
Tenia la visión tan borrosa que ni podía distinguirlas, eran borrones delante de mi. Odiaba la sensación de estar atrapada, juré que no volvería estar así.
— Nádia no hay nada que explique tu comportamiento — dijo Vicky.
— No puedo entender porque haces eso — susurró Ame.
—¡¡¡¡Y QUE SABREIS VOSOTRAS?!!!!NO SABEIS NADA… NADA!!! — grité sin control.
— Nád… — murmuró Cas, tenia una voz llorosa.
Mi corazón seguía con su ritmo…bumbum…bumbum…fallo…bumbum… Una descarga más y seria libre...
Usando todas mis fuerzas logré ponerme del todo de pie, mis negras plumas se veía revueltas y algunas hasta quemadas.
— Nádia, escúchanos.
Sinceramente ya no distinguía de quien era la voz, solo el sentimiento de opresión.
— ¡¡Nooo, escuchadme a mi!…¡¡¿Que bien creéis que hacéis atrapándome y haciéndome oír lo que ya sé?!! — sentí como una gruesa lagrima me resbalaba por la mejilla.— No me descuido al beber, no me dejo atacar… bebo y siento como me cortan. Siento como pasa cada siglo y todo es igual. Siento como vuestra vida cambia y sigo igual, veo como casi os matan. ¡¡¡Y YO SIGO IGUAL!!!
Tres pasos hacia delante y otro descarga brutal me traspasa, caigo de rodillas sintiendo como mi corazón cambia de ritmo.
Bumbum…pausa…bumbum…
— Veo como será vuestra vida y seguiré aquí. Observando…— susurré.
— ¡¡¡Liberadla!!!Ahora!!!
Cerré lo ojos…bumbum…fallo…

Ante la histérica orden de Dream, Gise corrió hasta el halo negro que había quedado en el suelo de mármol, recuerdo de la barrera y de aquel incidente. Se acercó a cuerpo inmóvil de su amiga, cuya yacía bocabajo casi completamente tapada por sus maltratadas alas negras. Una de las peculiaridades de ello era que, ella misma sabia que su amiga originalmente cuando estaba inconsciente sus alas desaparecían, algo andaba mal.
En cuestión de minutos todas la rodeaban ansiosas. Gise con delicadeza le quitó el pelo del rostro de Nádia, su piel estaba demasiado fría para su gusto. Al trazar el camino de su cuello notó algo que la sumió en un estado de shock… Su amiga no tenia pulso… la habían… la habían matado!!
— Gise que pasa? Giseee? —. Notó como Kyra la zarandeaba.
— Está… está…
— Está que?? Gisela di algo?
—…está muerta.
Un silencio que le pareció durar una eternidad se instaló entre ellas.
— No lo estará por mucho tiempo — dijo Dreamara.
— ¡¡¡No tiene pulso Dream!!! — gritó Gise. La rubia era una persona siempre calmada que exponía sus opiniones sin tapujos, defendía sus convicciones hasta el final. Sentirse en ese estado de desesperación no era algo que ella conociera muy bien.
— Venga vamos a llevarla a su habitación.
Calista tenia el rostro mojado por las lágrimas, Amelia echaba mano de su estricto entrenamiento militar y intentaba calmar a Vicky por el teléfono. Kyra seguía paralizada murmurando algo ilegible.
Gise cogió en brazo la desfallecida morena y la llevó a su habitación en el segundo piso con un destello, la depositó delicadamente en la cama con cuidado para no dañar su delicadas alas.
Dream hablaba en un tono muy bajo con Kyra en la entrada de la habitación quién murmuraba un letanía…
— …la he matado… la he matado…
— Kyra mírame… Kyra! No la has matado, no lo has hecho.
La atlante se calmó ligeramente y Dream entró y se sentó al lado de Nádia en la cama.
— Bueno acabemos con eso de una vez.
— Que vas hacer? — preguntó Ame.
— Decirle lo que venimos a hacer desde el primer momento.
— Como? Está…
— No lo estará por mucho tiempo.
La chica cerró los ojos y se alejó de aquella dimensión.


Silencio, oscuridad, calidez, paz. ¿Cuánto tiempo hacía que no disfrutaba de algo como aquello? ¿Siglos? ¿Milenios? El tiempo había dejado de tener importancia y solo podía limitarse a verlo pasar. Solo un momento, no precisaba nada más que un instante de aquella deseada inexistencia, solo un momento…
— Estar sola, no significa que el tiempo se detenga, lo que vaya a suceder, sucederá de todos modos.
Nádia sacudió la cabeza negándose a escuchar aquella voz, sus manos se alzaron hasta cubrir sus oídos mientras sus extensas alas negras se curvaban a su alrededor envolviéndola como un capullo.
Sabía que no estaba muerta, pero tampoco estaba completamente viva, aquel extraño limbo en donde vagaba su conciencia estaba entre ambos estados y su alma no parecía ser capaz de decidir a cuál de ellos ascender.
Un suave aroma a jazmín, la suave caricia de un cálido poder sobre su coraza de alas, sus plumas parecieron canturrear en contacto con aquel cálido poder. No quería abrir los ojos, no quería responder, hacerlo solo la condenaría otra vez.
— No hay condena que sea eterna, ángel negro. — susurró nuevamente aquella musical voz femenina, esta vez casi podía sentir su aliento en el oído—. Solo penitencia. Y será tan eterna como nosotras mismas decidamos hacerla. El destino puede cambiarse, Nádia, nada está realmente escrito mientras yo ande por la tierra… cada ser es dueño de su futuro, de su eternidad… No morirás mientras alguien viva en ti y tú vivas en los demás.
Nádia apretó con fuerza los párpados antes de abrirlos, sus alas se fueron abriendo lentamente hasta dejarle ver la delicada forma femenina que se alzaba ante ella.
— Solo quiero descansar, Dreamara. — susurró ella, alzando los ojos hacia su amiga—. ¿Por qué he de seguir viviendo siglo tras siglo, sabiendo lo que va a ocurrir cuando no puedo hacer nada al respecto? Sabes tan bien como yo qué será de cada una de ellas, cómo y cuándo acabarán sus vidas. Nunca la encontraré, ni aunque pase otros mil años vagando por la tierra, no la hallaré. Estoy cansada de esta huída sin sentido, estoy realmente cansada.
Dream bajó la mirada con pesar, sabía que la chica tenía razón.
— Lo sé, chiquita. — respondió la atlante acuclillándose a su lado—. Pero te conozco y sé de tus ganas de vivir, por más que patalees o te revolques en tu propia desdicha hay algo que tienes que hacer y continuarás luchando hasta que esté hecho.
Nádia suspiró, su mirada estaba vidriosa por las lágrimas sin derramar cuando alzó la vista hacia ella.
— No, Dreamy, esta vez no.— negó, aunque parecía que intentaba convencerse más a ella misma que a la atlante-. Solo quiero que termine, de una vez y esta para siempre.
Dreamara se encogió de hombros.
— Todo se termina en algún momento, hasta mi propia existencia tendrá fin. Solo puedo vivir la vida a cada minuto, cada hora, cada día, cada año de mí vida y hacer de ella algo que merezca la pena, por mí, por mi marido, por todas las personas que son importantes para mí. ¿Crees que si no fueras importante para mí, estaría aquí, en medio de ningún sitio, arriesgándome a la furia del Juez y compañía? No soy quien pone las reglas en mi tablero de ajedrez, pero sí quien mueve las fichas.
Nádia arqueó una ceja y sacudió las alas, enviándole una ráfaga de aire que movió los largos rizos de la chica.
— Dreamy, empiezas a hablar como Ash y eso da miedo.
Ella se rió.
— Te lo pondré fácil. Tienes que volver, no ha llegado todavía tu momento.
Nádia resopló y sacudió la cabeza.
— No quiero volver.
Dreamara se encogió de hombros.
— Yo no dicto las reglas, amiga mía, solo contribuyo a que se cumplan. — respondió la atlante y estiró la mano para acariciar las suaves plumas de su ala izquierda.
— Ya me estoy cansando de esta nueva Versión tuya de oráculo tocapelotas. — farfulló el ángel.
— Um, creo que ese sería la furcia que tiene Apolo en Delfos… —respondió la rubia llevándose un dedo al mentón, dando unos suaves toquecitos-. Considérame tu Pepito Grillo, alguien tiene que decirte cuando sales del camino para que puedas volver a él.
Nadia entrecerró los ojos.
— ¿Quién te ha enviado esta vez?
Dreamara sonrió, sus manos se cruzaron suavemente sobre el vientre.
— No sigo las órdenes de nadie… pero se me da bien escuchar. — respondió Dream con una enigmática sonrisa-. Es hora de volver, querida ángel negro… es hora de que vuelvas…
Nádia abrió la boca para responder, pero lo único que pudo hacer fue tragar una enorme bocanada de aire. El dolor volvió nuevamente a apoderarse de cada una de sus terminaciones nerviosas, los pulmones se esforzaban por hacer llegar a ellos el tan preciado oxígeno, sus oídos zumbaban con un incómodo sonido, como un enjambre de mosquitos que no deja de zumbar.
Había vuelto, y no estaba nada contenta con ello.


En un momento el deseado sosiego regía completamente mi cuerpo, el aclamado silencio, la sensación de libertad… se esfumaron, fui una vez más arrojada a la cruda realidad. El libre albedrío tenia razón y yo lo sabía, mismo así mi proprio sentimiento de derrota, de querer entregarse a la eterna oscuridad no se desvanecería simplemente. Eran muchos siglos creciendo y creciendo como una gran bola que un día simplemente explota, y por una mala jugada del destino les tocó a esas increíbles mujeres presenciar y soportar la onda expansiva que yo misma había creado.
Seguía respirando con dificultad, el ligero movimiento de mi tórax y las lágrimas que resbalaban silenciosamente por mi rostro, sabia que me portaba como una niña mal criada, pero era una niña cansada de seguir…
Kaeth… no pienses en eso ahora, me regañé mentalmente aunque no con mucho entusiasmo.
— Kyra…— murmuré.
La diosa se acercó confirmando así que me había oído, en unos instantes estaba mirando aquello bonitos ojos azules. Se había agachado al lado de la cama para que su mirada estuviera a la altura de la mía.
— Lo siento… lo siento… — susurré una y otra vez.
Con una mirada cálida la atlante limpió la lagrima que me bajaba por el puente de la nariz. Por estar echada bocabajo las lágrimas marcaban su proprio camino.
— Nos diste un buen susto.
— Diles… diles… que lo siento… lo siento.
— Porque…?
Negué con la cabeza en la medida del posible en mi posición.
— No quieres hablar de ello.
Pestañeé lentamente en señal de asentimiento. Una a una fueron saliendo de la habitación, la había jodido con ellas pero bien.
Y en mi mente solo regresaba a quién no quería recordar…
Kaeth…Kaeth… Ese enorme agujero en mi corazón tenia nombre y rostro…
— No pienses en él, Nád. Si no, no lograrás seguir, cariño.
Dream no se había ido… era la única… la única que conocía como mínimo la mitad de los agujeros de mi alma. Pero aunque lo niegues y cierres los ojos, los demonios no desaparecerán y en mi caso un ángel… Kaeth Liam.

NádiaEirenye

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El clima pesado creado por intento fallido de libertad, se disipaba despacio muy a mi pesar ya que muchas estaban enfadadas conmigo por lo ocurrido. Gise todavía me miraba como si quisiera matarme ella misma.
Salí a la terraza, a dejar que la luna me bañara con su luz. Una ayuda muy necesaria dado que había chamuscado bastante mi ala derecha y necesitaba estar mejor para ir a cazar, me toque el cuello donde había un feo corte ahora solo quedaba un fina y delicada piel de un tono más claro que seguramente en dos días desaparecía. Tres días habían pasado, dos de ellos yací inconsciente, la ventaja de ello es que si tuve pesadillas no las recordaba.
— Náád, estás despierta? — el grito de Calista me llegó desde de la cocina  seguramente.
Bajé las escaleras corriendo hasta pararme de repente en la puerta de la cocina.
— Si… — respiré con dificultad.— …estoy despierta.
La atlante dio un brinco y se dio la vuelta, al verme una enorme sonrisa se instaló en su rostro lleno de pecas. Le devolví la sonrisa, y me senté en el desayunador.
— He hecho la cena, no sé si te gustará pero…
— Seguro que me gusta, lo que no me gustaría es que quemaras la cocina o peor que te quemaras a ti misma.
Con una mueca me enseñó la lengua.
— De verdad Cas, hay que hacer una investigación del porque no puedes caminar en una superficie completamente estable sin caerte y que cocines sin causar ningún desastre.
— Pero mi comida es buena — contestó altiva.
— Eso no te lo discute nadie — respondí con una enorme sonrisa.
Puso dos platos arriba de la encimera y se sentó delante de mi en el lado opuesto.
— Gracias.
— De nada… una pregunta. — Se llevó una porción de comida a la boca.— Porque vas vestida así?
Tragué la comida y me demoré masticando otra porción, estaba segura que mi respuesta no iba a gustarle.
— Y bien? —. Volvió a preguntar gesticulando con los cubiertos.
— Voy a salir, tengo trabajo que hacer.
— Oh no de eso nada, no hace ni tres días estaba tirada muerta en tu cama.
La chica gesticulaba con el cuchillo, que se movía de un lado a otro delante de mi cara.
— Calista cielo, baja el cuchillo si. Puedo comprender tu preocupación sin una amenaza inminente de ceguera.
Con un oh, se sonrojó y bajó el cuchillo. Pero en seguida volvió a mirarme con cara de pocos amigos.
— Nád no vas a salir, te lo prohíbo.
Alcé una ceja ante su tono imperioso y estallé en carcajadas acto seguido.
— Por que te ríes hablo en serio — refunfuñó.
— Cas tengo que salir, has visto las noticias? Las desapariciones se han disparado y además hay cosas allí fuera que solo yo puedo combatir. Por más que me haya descuidado últimamente no dejaré que mi padre se lleve la mitad de la población.
La diosa gruñó y protestó pero al final, estuvo de acuerdo que yo no podía dejar que la gente muriera sin más.

Salí más o menos a la 12 de la noche, era verano y las calles estaban rebosantes de gente, y de demonios.
Me agazapé en un tejado sin plegar mis alas, que las pobres necesitaban un poco de aire. Y miré el tumulto de turistas que caminaban por las calles inconscientes del peligro que los rondaba, al otro lado de la avenida visualicé unos ojos amarillos en la oscuridad del callejón. ¡¡Bingo!! Que empiece la fiesta!!
Me destellé a su espalda y quedé observando como miraba hambriento los transeúntes, su olor me confirmó su procedencia. Apestaba a azufre.
— Tsc, tsc. Que feo…— hablé con un tono de reproche.
Su ojos inmediatamente me enfocaron con sorpresa, pero su reacción fue rápida y me atacó enseguida.
— Se quien eres —. En cuanto hablaba, la saliva se le escurría por el mentón.— Pero lo que no sé es porque nos matas.
— Te has mirado al espejo para ver como hablas? Por Zeus es asqueroso.— la repugnancia era latente en mi voz.
Me atacó sin miramientos como si lo hubiera ofendido, bueno lo había hecho pero tampoco era para tomárselo tan a pecho. Divertida me dispuse a simplemente desviar sus ataques, parecíamos jugar al pilla - pilla, hasta me reía.
— Baah no te lo estás tomando en serio, venga. Es que solo sabes hacer eso.
Enfurecido cargó contra mi con la garras preparadas, le esquivé por milímetros aún así logro hacerme un corte en el brazo. Escocía como la mierda.
Su respiración era errática y rápida.
— Bueno como has logrado hacerme un rasguño me voy a poner seria.
Mi miró con puro odio reflejado en su ojos extrañamente grandes y amarillos. Logré acorralarlo en la pared de ladrillo del edificio que formaba la parte izquierda del callejón.

Un ligero estremecimiento en mi cadera y mi teléfono sonó loco y histérico en su suporte atado al cinturón. Con una mano sujeté el demonio por la garganta y con la otra cogí el teléfono.
— Quién mierda...?
— Whooa, tranquila.
— ¿ Kyle?
— Si el mismo.
— Que quieres?
— Tampoco hace falta que me trates así, bruta.
— Lo siento pero el día que dieron clases de delicadeza y etiqueta falté, estaba ocupada destripando demonios.
— Se nota que hoy fue un excelente día para llamarte ¿eh?
— Si no vas a decir que coño quieres voy a colgar, porque tengo un demonio apestoso cogido por el cuello ahora mismo, mientras charlo de cosas sin sentido contigo.
— No si no hace falta que me lo digas, todos sabemos que no tienes tiempo para mis tonterías — dijo serio y sombrío.
Con un suspiro exasperado, estampé el demonio contra una pared haciendo que se cortara la cabeza dejando un reguero de sangre acida en los ladrillos rojos.
— De eso ya hace un año. ¡Vamos Killie! Ya eres mayorcito, supéralo.
"A ver si lo logras y me dices como hacerlo" pensé.
— Eres una perra.
— Te he perdonado muchas cosas, pero será mejor que no uses esa pose conmigo cachorro. Que nos conocemos y sabes que no me lo tomo en broma, si quieres conservar esa lengua tuya mejor te guardas los insultos para tu madre que ella si se los merece.
— Lo siento. Solo llamaba porque Sasha encontró una chica en el callejón cerca del bar y la muchacha tiene alas negras. Me pidió que te preguntara si sabes algo o si no tienes un familiar perdido por algún lado.
— Imposible familia mía no es, y no he sabido de nadie que tengas las alas como las mías.
— Bueno no son exactamente como las tuyas, la suyas no cambian de tamaño y al plegarlas se trasformaron en un tatuaje y en la base del cuello hay una inscripción en griego, pero no es griego moderno.
— Ok, a ver si la puede traer a mi casa. Al menos para saber lo que dice ese tatuaje. Pero dile a lobo que se deje su alfa interior en su habitación del Santuario, que como se porte como un neandertal le freiré el trasero.
El oso soltó un carcajada limpia y espontánea, haciendo que mi corazón diera un brinco.¡¡Mierda!!¡¡Mierda!!¡¡Mierda!!
— Bien se lo diré, iremos...
— No vengas — le interrumpí con un tono seco.
Su voz volvió a tomar aquel tono impersonal y afilado.
— Bien. Estarán en el portal del edificio a las 10 en punto.
— Re...
— Le haré saber que no deben llegar tarde. Eso es todo gracias por atenderme.— Con es tono completamente impersonal colgó el teléfono.
Solté un sonoro suspiro y me dispuse a terminar mi trabajo.


NádiaEirenye

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Mi cuota de muertos esa noche fue increíble, trece demonios y cinco daimons. Bastante mejor que todo el mes pasado, las chicas al final tenían razón, me había descuidado de mis deberes. Volví a casa cansada pero alegre, después de la inesperada llamada de Kyle me había cabreado un poco, que se me pasó después del tercer demonio mi sonrisa había vuelto.
Entre a la silenciosa casa, Calista seguramente estaría dormida o de fiesta. Y quién sabrá donde estaría Amelia. Me fui directamente a mi cuarto después de una ducha, me puse una bragas y me eche en la cama tal cual. Estaba exhausta.

Desperté temprano eso de la una de la tarde, para mi eso es temprano. Comí lo que había quedado de la cena que hizo Cas la noche pasada con un vaso de zumo. Estaba en mi rincón de la felicidad cuando llegaron Calista, Gise y Kyra.
— Hey que haces angelita?
— Mierda…joder…quitaaaa — grité moviéndome de un lado a otro con el mando de la Xbox en la mano.
Gise me miró con un ceja levantada ante mi escándalo para que se alejará de la pantalla. Pulsé el pause al terminar la fase.
— Se puede saber que coño es ese recibimiento, te juro que ahora te daré de tortas yo misma — contestó una cabreada Gise.
— No Gise espera que te lo explique — hablé ya volteando el sofá. La chica se abalanzó sobre mi por encima del mueble.
Volteamos por el suelo gruñéndonos y luego haciéndonos cosquillas, hasta que nos tiramos allí mismo en la alfombra negra y nos reímos como crías.
Las hermanas quedaron estupefactas.
— Si son como niñas míralas — dijo Kyra con asombro.
Calista tenia una radiante sonrisa en el rostro. Nosotras como si lo hubiéramos planeado le enseñamos la lengua a Kyra quién tenia un cara de lo más graciosa y volvimos a reír.
Con un suspiro me levanté recogí el mando del sofá y le tiré otro a Kyra.
— A ver atlante si me ganas tienes derecho a pedirme lo que quieras, los cambios del destino no cuentan, pero si gano yo tienes que regalarme una espada nueva muy especial.
— Ja, soy una diosa de la guerra nunca perderé para ti.
Tiró en bolso a la alfombra beige que había entre el sofá y la enorme tele.
— Si ni sabes que juego es, no te hagas la chula — hablé dándole un codazo.
— No importa te ganaré.
— Eso ya lo veremos.
— Quien gane juega conmigo al juego que yo escoja — habló Gise dando un salto por encima del sofá y sentándose en el mismo en medio de nosotras, tenía una conocida sonrisa de que planeaba algo malo.
— No de eso nada tu haces trampas Gisela que te conozco.
— Eso es que todavía estas dolida porque te gané al Sparta —. Me contestó.
— Zorra.
— Tu más.
— A ver y que juego vamos a jugar, ángel carbón? — preguntó Kyra.
— Ahora te daré un paliza solo por haberme llamado así — le contesté entrecerrando los ojos. — Te ganaré al Assassin’s Creed. Quién mate a Lord Basilisc primero, sin morir más de dos veces gana.
— Eso estará chupao.
Un gemido atrajo nuestra atención, Calista tenia una mueca de tener estreñimiento.
— No os vale con matar cosas en la vida real, tenéis que hacerlo también en un video juego?
Rompimos en carcajadas, la pelirroja parecía estar realmente molesta por ello.
— Ya ves creo que nos gusta matar cosas — contesté.
— Creo que de las tres a quién te gusta más es a ti Nád — dijo Kyra.
— Si lo confieso, pero la que ha matado más cosas aquí ha sido tu seguramente — hablé altiva.
— No puedo creer que lo estéis contando — refunfuñó Calista.

Nos pasamos toda la tarde, con risas y juegos. Kyra fue la primera a irse antes de que el sol se hubiera puesto del todo, Gise se fue a eso de las nueve y Calista se fue con ella, a donde, no sé. A las diez estaba duchada y lista para irme a patrullar, esperando a mis invitados que llegaron 10 minutos tarde.
Al abrirse las puertas del ascensor, salió de él un guapo y alto hombre de hombros anchos, pelo rubio y unos ojos azules tan claros que de lejos parecían blancos acompañado de una menuda rubia con el pelo por la cintura, y unos bellísimos ojos azules con una cara de pequeño diablillo. Me cayó bien al instante, aunque era bastante difícil de leer.
— Llegáis tarde — resalté.
— Solo son 10 minutos, que diferencia hace —. Le quitó importancia el lobo.
— En 10 minutos me sirven para matar tres daimons y patear 4 lobos — hablé.
— Pues a ese lobo no lo patearías en toda una vida.
— Quieres probarlo o directamente te destello al contenedor de basura más próximo?
El lobo apretó los dientes pero se mantuvo callado.
— Eso pensaba. — dije con una sonrisa.— Vamos hasta la cocina y contadme que queréis.
— Zorra…— refunfuñó por lo bajo Sasha.
— Te he oído, chucho.
— Sasha, por favor — rogó, hablando por primera vez la rubia.
Fui directa a la nevera saqué tres cervezas, le tiré una al lobo y le puse una delatante a la chica que se había sentado en una de las banquetas.
— Anda si la has pillado con la mano y yo que creía que ibas dar un salto y cogerla con los dientes —. Seguí metiéndome con él.
— Dioses eres insoportable.
— Gracias hago mi mejor esfuerzo — contesté poniendo mi mejor sonrisa falsa.
Abrí mi cerveza de longneck, sin necesidad de abridor.
— A ver contadme.
— Ok — dijo la chica con un suspiro. — Estaba con mis amigas la noche de mi cumpleaños de fiesta en el Santuario. Caminaba por la calle y vi en un callejón como atacaban un tipo… cuando lo mataron yo grité. Y vinieron a por mi… y yo no sé como lo hice pero… me salieron alas y yo los maté… os juro que no lo sé como…
— Ya, ya — hablé poniéndole la mano en le hombro. — No te tortures más, tienes que pensar que si ellos hubieran sobrevivido tu no estarías aquí para contármelo.
La chica asintió.
— Vamos, enséñame ese tatuaje.
Valeska se dio la vuelta y yo me acerqué, ella llevaba una blusa que dejaba expuesta la mayor parte de la espalda y en el inicio de esta justo debajo de la nuca había una inscripción en griego antiguo.

«Κόρη της έχθρας και του πολέμου στην υπηρεσία της ανθρωπότητας»

Al leerlo llegue a la conclusión de que más de lo que una respuesta, era como un acertijo. No decía nada que pudiera ayudarla, o quizás si.
— Quién eres?
— Por lo que sé, una chica común y corriente de 20 años nacida y criada en Nueva Orleáns.
— Bueno siento decírtelo pero…
— No has podido leerlo —. Me interrumpió con voz triste.
— Si que lo he hecho pero creo que te dejará con más dudas de que respuestas en si.
Abrí un cajón, saqué un bloc de notas y un lápiz. Apunté lo que decía y se lo entregué.
— Eso es lo que pone, pero no sé si te suena de algo.
La chica negó con la cabeza y soltó un sonoro suspiro. La pequeña rubia era todo un misterio, por su apariencia y la escritura grabada en su espalda. Todo indicaba que había mano de griegos en ello.

Esa noche antes después de una primera patrulla, a las once de la noche no había mucho movimiento que se diga. Así que decidí pasar por el Santuario, en cuanto todavía me permitían entrar allí.
Como siempre el enorme y rubio oso, estaba en la puerta. Y también como siempre  tenia una enorme sonrisa en la cara, era verlo y se te contagiaba en seguida su alegría.
— Hey, Dev — saludé al llegar a la puerta.
— Hola, angelito. Andas medio desaparecida, que ha pasado?
— Nada ya sabes, trabajo, familia…
El guapo rubio soltó una sonora carcajada.
— Entiendo.
Al entrar en la puerta, divisé aquel montón de gente delante del escenario. Fui sintiendo en impacto de cada una de las vidas… algo que nunca me había pasado causó una sobrecarga… sentí un mareo… todas aquellas voces… y de repente el mundo dejó de dar vueltas y se oscureció. Estaba cien por cien segura de que me había desmayado.

Dev vio como la ex de su hermano entraba al bar mirando hacia la gente, inmutablemente sin parpadear, de repente simplemente cayó. Nunca desde que la conocía la había visto en una situación tan vulnerable, sin pensarlo dos veces corrió a su lado y la levantó en vilo.
— Remi, relévame en la puerta que tengo un problemilla aquí — habló por comunicador en su oreja.
— Y una mierda, te las arreglas. Acabo de terminar mi turno.
— Joder, cabrón de mierda. Que Nádia se ha desmayado en mitad de la pista.
— Y? Eso no es problema mío.
— Dioses te mataría ahora mismo, si eso no pusiera a maman de los nervios.
El oso miró a su hermano mayor que estaba detrás de barra, haciéndole una señal con la cabeza. Alain inmediatamente el ocupo su lugar en la puerta. Camino intentando llamar la atención lo menos posible, teniendo en cuenta que cargaba con una voluptuosa morena en brazos.
Pasó muy rápido por la cocina sin dar explicaciones y oídos sordos a los jadeos de los presentes, a traspasar puerta que conectaba el bar con la casa le soltó un gruñido por lo bajo a Remi.¡Gillipollas amargado!
Una vez cruzada la puerta se destelló directo a la clínica de Carson, quién se levantó de un salto de su silla dando ordenes.
— Ponla allí en esa camilla. ¿Qué coño le ha pasado? Dev dime que no le has hecho nada, que los dos sabemos como es esa mujer — habló al mismo tiempo que le tomaba el pulso.
— Que no le hecho nada hombre! Entro al bar y quedó mirando embobada la gente y de repente estaba en el suelo.¿Qué le pasa doc?
— Pues creo que simplemente se ha desmayado, aunque tiene la piel demasiado fría para mi gusto. Déjala que se despertará sola aunque no estés demasiado cerca, que se cree que le hiciste algo irá directa a tus joyas — dijo enfáticamente señalado con la barbilla su partes masculinas.
Ambos hicieron una mueca al recordar el suceso que un pobre mal nacido le metió mano a la hembra.


Mi ser entero latía, reviviendo la primera vez que me abatió aquella necesidad tan peculiar… dos meses habían pasado ya desde que Kaeth llegara a mi vida… por el bien de él, yo cedí enseguida a ello…
Un ramalazo de dolor traspasó mi matriz, era como su hubieran conectado un cable de alto voltaje en el ombligo. Y la oscuridad volvió a ceñirse sobre el ansiado recuerdo de aquella amada persona.


— Has visto eso? — preguntó Dev.
— Es una convulsión…
El medicó inmediatamente volvió a acercarse a su paciente, midiendo su pulso otra vez.
— Va más rápido.
— Voy a buscar una de sus amigas, tu avisa a Kyle — ordenó Dev.
Ambos salieron dejándola sola en la pequeña habitación.


Deimos destelló en un callejón de la inmunda ciudad.¡Arggh!
Odiaba las ciudades, eran tan superpobladas, sucias y el aire parecía ser siempre gris. Una pequeña puerta indicaba el acceso restringido a una zona prohibida del local.
¿Prohibida para él? Pensó soltando una carcajada. Esa palabra había sido borrada de su vocabulario en el momento que tuvo edad suficiente para liderar a los Dolophoni, es decir a los 16.
Destelló a lo que parecía una habitación de hospital, era el habitáculo cuya minúscula ventana daba al callejón. Dio una mirada por el recinto, paredes pintadas de un tono pastel; encimera con un ramo de flores; camilla demasiado cómoda para ser un hospital publico de aquel tugurio al que llamaban ciudad; una sexy morena vestida de cuero y zapatillas Converse… espera… volvió a mirar a la pequeña hembra echada en la cama con aquella combinación tan distinta aunque le sentaba muy bien.
Se acercó más para poder vislumbrar su rostro… el cual desprendía una atracción como se fuera un imán para sus manos, haciéndolas acercarse más y más para tocar aquel rostro de un tono parecido al bronce… su largo pelo castaño estaba desparramado a un lado de la cama.
Fascinado levantó la mano lentamente para tocar cuyo rostro que le llamaba…
— No la toques —. La imperiosa orden sonó desde la puerta donde un rubio… podría decirse que chico… miraba a él con lo que parecían celos reflejado en sus ojos.

— Y tu quien eres? Su dueño?
— Lo fui — contestó reacio.
— Y tu mami no te contó chico, que nadie es dueño de nadie?
Habían caminado hasta quedar nariz con nariz, casi podían verses los rayos que se lanzaban los ojos, como en los comics.
— Y tu quien coño eres? — preguntó Kyle.
— No tengo porque decírtelo.
— Desde que estás en mi casa, si tienes que hacerlo.
— Hummpf… puedes intentarlo, niñito.

Gise llegó a la habitación la cual Dev había llevado a Nádia, toda una suerte había sido que ella estuviera por el bar, aunque no había visto lo que le había pasado a su amiga.
Pero para su gran sorpresa fue encontrar a Deimos y Kyle, cuales estaba segura que no se conocían, estarse nariz con nariz discutiendo si dar atención a la chica echada en la camilla.
— ¡¡¡Fuera los dos ahora!!! — gritó enfadada. Como se atrevían, idiotas. 
Los dos hombres la miraron anonadados, pero se recompusieron enseguida volvieron a mirarse con hostilidad. Aunque no era de esperarse, ambos la obedecieron saliendo así de la habitación.
— Que mierda hacías allí dentro Deimos?
— A ti que te importa.
— Mira gillipollas, me importa porque esa allí dentro es una de mis mejores amigas, y como sé que lo único que haces en tu patética vida es trabajar y correr tras sexo fácil. Preguntaré usando los puños si hace falta hasta que me digas lo que hacías allí dentro.
— Bff que carácter tienes…
— Aquí no estamos hablando de mi carácter. Que? Hacías? Allí?
— Nada fue un accidente, destellé dentro de este… — hizo una mueca. —…local. Además ya no tengo nada que hacer aquí.
Dicho esto simplemente te esfumó.
— Cabrón mal educado— refunfuñó Kyle.
— Deimos no alguien con quién quieras meterte, cachorro — dijo Gise sombría. — Él es peligroso Kyle.
— Me da igual, no le tengo miedo.
— Deberías, créeme. 
— Joder!!!
El sonido de la voz de Nádia les llegó desde dentro de la habitación. Kyle soltó una risotada.
— Hasta se despierta diciendo palabrotas, es la boca femenina más sucia de todo el bayou — habló Kyle haciendo además de irse.
— No entras?
— No ella no quiere verme.
— Lo siento.
El oso se fue cabizbajo.

— Hola loca, que tal estás? — preguntó Gise a una Nádia en posición fetal.
— Como la jodida mierda, que hago aquí?
— Te desmayaste en el bar y Dev te trajo aquí.
Aspiré entre dientes y me senté en la cama, esperé unos minutos y me levanté.
— Ehh! Adonde crees que vas?
— Que me voy cojones, no es obvio.
Gise puso la manos en mis hombros haciendo presión hacia abajo hasta que me volví a sentar.
— No te vas hasta que averigüemos lo que tienes.
— Ni de coña, dejaré que un extraño husmee en mi sangre.
— Te desmayaste sin más… — la rubia poso la mano en la barbilla un típico gesto suyo cuando estaba pensando. — Nád con quién andaste revolcándote?
— Que no estoy embarazada, Gisela!!! — contesté horrorizada ante el simple pensamiento.
— Dev me ha dicho que tuviste convulsiones.
— Ahh.
Mi evasiva respuesta rápidamente puso a Gise en alerta.
— Tu sabes lo que tienes, cierto?
Seguí sin contestarle, lo sabía, pero no cedería hasta el último minuto. Gise no insistió aunque sabia que quería hacerlo, había demasiadas cosas que no estaba contando.

Al día siguiente me desperté como si no hubiera pasado nada, lo había olvidado cuando el dolor se fue así de simple. Aunque al ver a Amelia a primera hora de la mañana en Hallie, descubrí que Gise no lo había hecho. Aunque como siempre discreta no había dicho una palabra del ocurrido, el comentario de Amelia sobre el extraño comportamiento de la rubia me dio esa información.
Caminamos hasta la parte delantera del castillo en las almenas, cuales daban a una preciosa vista de verde prado y de un campo de entrenamiento con dianas. Allí entrenaban con espada cinco hombres y uno practicaba con el arco con una precisión escalofriante. Ame fue señalándolos y diciéndome sus nombres.
— El rubio que lucha con el más alto de ellos, ya lo conoces ese el Cletos. El alto de pelo castaño es Ian, lo reconocerás porque tiene unos ojos verdes guapísimos y es muy alegre. El que tiene pinta de afro americano sin pelo de allí es Tyron, es el mejor en la lucha cuerpo a cuerpo. Él rubio tan pálido que lucha con T es Erik. Él moreno que atacan los dos anteriores es Ethan —. Él que se parecía a un escocés, pensé. — Y el más alejado que está machacando las dianas es Linnyker es el que…
— Más tiempo lleva aquí — completé su frase.
— Exacto, y es el único que acepto salir a cazar sin más miramientos. Lo demás están reacios a que tengan que volver a Ahptè y tu abuelo le juzgue por traidores.
Solté un cansado suspiro, me sentía como si llevara el mundo a cuestas. Mi mirada se desvió hasta Linnyker, sacándome de mis egocéntricos pensamientos. El aludido acababa de partir en dos un de las flechas que había en el centro de la diana, impresionante!
Es la única arma que no se manejar, y había encontrado el profesor perfecto. pensé para mis adentros.
— Que? — preguntó Ame al ver mi sonrisa.
— Nada que aprenderé a usar la ballesta que tengo en el cuarto de armas.
Amelia soltó una carcajada.
— Queee?
— Nada que estaba cien por cien segura que te llevarías mejor con Linnyker y he acertado.


Cinco semanas habían pasado desde ese día y no tuve la oportunidad de volver a la isla en todo ese tiempo. Mi vida había vuelto a al normalidad, es decir que no tenia tiempo ni para ir baño. Hoy me había tomado mi primer descanso, Tory había llamado diciendo que o iba a comer a su casa o me ataría y me llevaría para allá ella misma. Era fiesta especial en Junio, aunque estaba prohibido decir que día era en realidad, a no ser que quisieras aguantar al Eleketi con un acceso de gruñonitis.
Volviendo del baño, al acercarme al salón oí como hablaba Simi.
— Porque no puedo decirle eso a Nega, akri?
— Eso akri que eso que la Simi no puede decirle a Nega? — pregunté poniendo los brazos en jarras, alzando una ceja.

NádiaEirenye

  • Visitante


Destellé en tercer piso del Santuario, desde del primer minuto que Acheron le informó que habia sido engañada, parecía el mismísimo demonio. Joder!! No era suficiente que mi padre me estuviera buscando , y que parece que ahora mi abuelo también. Y habia aceptado entrenar y descubrir quien eran los padres de Valeska.
¡Y ahora esto! Se acabó estaba harta de estar sujeta a los caprichos de los osos. Alcanzando el primer piso me dirigí directamente hacia el escenario donde seguramente estaría el muy hijo de puta.
Aimee me intercepto en mitad del camino.
— Hey! Hace mucho que no vienes por aquí. Te empezaba a echar de menos — dijo con una sonrisa.
— Pues después que me vaya no me volverás a ver por aquí nunca mas.
— Y porque?
— Porque te dejaré sin un hermano — gruñí. La rodeé y fui hacia la mesa de sonido que habia detrás del escenario.
El pequeño oso palideció cuando me vio aunque tenia un brillo raro en los ojos.
— Tú pedazo de mierda peluda.
Cody como siempre huyó, destellando hacia el pasillo de la segunda planta de la casa Peltier.
Destellé a su espalda momentos antes que entrará a una habitación, con un rápido movimiento le acorralé contra la pared poniendo el antebrazo en garganta.
— Cuando termine contigo cachorro no tocarás una mujer sin su permiso jamás. Eso si logras llegar hasta ella, porque no quedará mucho de ti cuando termine.
Conjuré una daga y la puse a la altura de su masculinidad, el oso tragó con fuerza y se puso mas pálido todavía.
— ¿Que crees que haces? — el grito sonó por toda la casa, al instante estaba allí todo el zoológico.
— Matar a tu cachorro, es evidente no.
La osa estaba enfurecida pero no iba a burlar sus propias reglas. Aun así avanzo en mi dirección. Mantuve la daga contra el osito usando uno de mis nuevos poderes, telequinesia. Saqué una espada por la cual corría una corriente eléctricas, cortesía de Kyra.
— Tú perra hipócrita mejor te quedas donde estas, porque no estoy haciendo nada que no fuera provocado.
— Maman...— susurró el osito. Cody era relativamente idéntico a Kyle solo que tenia el pelo mas oscuro y era menos bronceado. Pero hace un año era imposible distinguirlos.
— Suéltalo y dejaré que te vayas con vida.
Con carcajada amarga le contesté volviendo a empuñar la daga en la partes del oso. Quién en para su honor no soltó ninguna gruñido o sonido de dolor, pinchándole la parte interna del muslo hice que se manchará de sangre  lo vaqueros que llevaba.
— Inténtalo, zorra peluda.
— Maman déjame a mi — dijo Kyle quien acaba de llegar poniendo la mano en hombro de su madre. Dios habia cambiado muchísimo, parecía cansado y mas viejo.
— Kyllie mejor no te metas. Dudo que siquiera sepas lo que hizo.
— Entonces dímelo, Nega.
Cerré los ojos interiormente ante el apodo, mierda todavía sentía algo por el oso.¡Maldito crío!
— Sabes que se hizo pasar por ti cuando estábamos juntos ¿verdad?
El rostro de Kyle se tiño de rojo por la furia, pero se controló. Anda mira el osito venia lleno de novedades.
— Pues eso hizo enmascarando su olor para que lo confundiera contigo.
— Dios Cody si no te mata ella lo haré yo — gruñó.
Semejante demostración de rabia hizo que aflojara el cuchillo y mi defensa. Kyle destelló justo delante de mi cojiendome por sorpresa y volviendo a destellarnos en unas de las habitaciones de mi casa.
¿¡Como mierda habia logrado pasar la barrera!? Sí el oso habia cambiando mucho en el ultimo año.
Al alejarse mi puño se estrelló contra su mandíbula, haciendo que diera dos pasos atrás. Cuando me dispuse a volver a golpearlo me agarró las muñecas haciéndome retroceder hasta que la parte trasera de mi rodilla diera con el borde de la cama.
— Suéltame Kyllie...
— ¡No me llames así! —. Su grito con aquella voz profunda que tenia hizo que diera un brinco. Jamás habia visto a Kyle gritarle a nadie.
Logré soltarme la mano izquierda solo para que él la volviera a coger con mas fuerza.
— Suéltame, no me obligues hacerte daño.
Con un gruñido me empujó haciendo que ambos cayéramos en la cama. Arriba de mi con las facciones desfiguradas por la rabia se veía imprevisible y hermoso.
— Kyle te estoy dic...
— ¡Cállate!
Me calló con un beso brusco y enfadado. Oh dios seguía teniendo ese sabor a miel y limón. Con una explosión de fuerza le alejé con brusquedad haciendo que se estrellará en la pared. Levantándome con un rápido movimiento en segundos estuve lo tenia apretado contra la pared sujetando sus fuertes brazos extendidos por las muñecas.
— No vuelvas a hacer eso, si no quieres que te maté.
Estábamos tan cerca que nuestras narices casi se tocaban, en respuesta a mi regañina me volvió a besar. Enfadada ya tiré de él y lo eché sobre la cama sentándome a horcajadas sobre su abdomen sujetándolo por las muñecas como habia echo conmigo hacia unos minutos.
— Deja de hacer eso quieres.
— No, no quiero.
— Te voy al soltar y te irás inmediatamente —. Dicho eso le liberé las manos, solo para que en un ruido muy osezno me desgarrara la camiseta de tirantes que llevaba dejándome desnuda de cintura para arriba.
— Joder... sigues sin llevar sujetador — dijo con una mirada hambrienta que nunca habia visto en su ojos.
Pillándome desprevenida ante sus acciones rodó hasta apresarme bajo suyo.
— Kyle para esto, no te olvides que sé tus sucios secretitos.
— Y tú no olvides que también me sé lo tuyos.
¡¡Mierda!!
— ¡¡Kyle te digo que pares!!
— No, te echo demasiado de menos para parar ahora.
Cabreada y excitada, tiré del cuello de su camisa azul oscuro arrancando una tira de unos 15 centímetros de ancho dejando expuesto un cuerpo mas trabajado del que conocía tenia ocho tabletitas que hacia una mujer querer mordisquearlas hasta estar borracha de su piel.
— ¡Maldito imbécil!
— Jodida idiota.
Me besó mordisqueándome en labio inferior, arremetiendo con la lengua intentando hacer el beso mas profundo. Como yo no cedí bajo dejando un rastro de besos por el cuello y el valle entre mis pechos, bajando cada vez mas hasta llegar a mi estomago quedándose allí, haciendo movimientos circulares con la lengua.
— Oh joder... para...Kyle — hablé mas en una suplica que una orden.
— Todavía te conozco bien, mon chèr — dijo con una sonrisa muy masculina.
Volvió a subir mirándome con una hambre cruda reflejada en los ojos. Se quitó lo que quedaba de su camisa tirándola al suelo, rodamos otra vez hasta quedándome arriba. Rendida ya a sus nuevas armas. Me acerque a su oreja y mordisqueé el lóbulo, sonriendo di un lengüetazo detrás de esa.
Él inspiró entre dientes, volví a repetir la acción haciéndolo jadear.
— Yo también te conozco, teddy.
Soltó una carcajada ante el apodo, sonrisa que le duró muy poco hasta que empecé a besarle bajo la oreja descendiendo por su cuello. Lo cogí el pelo por la parte de atrás de la cabeza alzándolo hasta que quedamos sentados, y le di un beso que guardaba hace un año.
— Joder...— habló con una maldición distorsionada ya que tenia su labio inferior entre dientes. Le callé con otro beso pero este se volvió cada vez mas desesperado. Y sentía el porque justo mas abajo, estaba duro como una roca.
— Ya basta de jueguecitos — dijo girando hasta quedar a arriba.
Me eché hacia atrás poniéndome de espaldas a la cama. Le miré , admirándolo mas bien grabando cada facción suya, dado que sabia que esto era una cosa no volvería a pasar entre nosotros, nunca mas.
Tenia un gotita de sangre en el labio que incitaba a ser saboreada.
— Si supiera que dejarte iba a hacerte tan salvaje, lo hubiera echo antes —. Me maldije a mi misma en el momento que el dolor pasó por su ojos.
— Teddy lo siento...
Me calló con un beso por segunda vez, pero ese era frenético añorante. Me incidía con la lengua en cuanto sus manos luchaban contra los botones de mi pantalón. Soltando un juramento los destelló fuera de mi cuerpo.
— Ehh, eso es trampa.
Para igualar la balanza le devolví en golpe haciendo que su vaqueros fueran historia. No llevada ropa interior.¡¡Madre mía!! Desde cuando habia dejado de llevarla?
Mirándome a los ojos se situó entre mis piernas abriéndolas con las rodillas. Avanzó dándome besos en el muslo subiendo por vientre demorándose allí a sabiendas que me volvía loca.
— No...dijiste...que...bastaba... de juegos? — logré decir entre jadeos.
— Si eso dije... y desde cuando escuchas a alguien?
— Te estas vengando... eso no... es justo.
Terminó en camino en mi boca dando un peso casto. Joder habrá vuelto el viejo Kyle? ¡¡No por favor!!
— Quizás — dijo entrando en mi con una estoca poderosa que me hizo arquear la espalda. Aprovechando mi dejadez cogió un pezón y empezó a succionarlo al momento que salía despacio y volvía a entrar. Me estaba torturando y lo sabia.
— Kyle...— jadeé.
Su nombre dicho así hizo que perdiera toda la manipulación y concentración, volviéndolo tan necesitado como lo estaba yo. Sus empujes se volvieron mas rápidos y duros. La habitación se llenó del sonido de respiraciones trabajosas y jadeos.
La liberación me abatió tan fuerte que creí que habia sido lanzada fuera de mi cuerpo y devuelto a él con delicadeza. En dos envistes más Kyle se unió a mi con un rugido muy animal. Respirando con dificultad se apoyó sobre mi con la cabeza en el hueco de mi cuello, le abracé con ternura. Habia ganado músculo, manejaba mejor la magia y se habia vuelto mas oscuro.
— Kyllie me estas aplastando.
Simplemente se giro echándose de espaldas con un fornido brazo sobre el rostro.
— ¿Teddy que pasa? — pregunté confundida.
Siguió en silencio. Espere a que me contestara los siguientes diez minutos y sabia que no se habia dormido.
— Joder ya me estoy cabreando, que coño pasa Kyle? — hablé enfadada.
Ante mi explosión de carácter sonrió pero esa sonrisa estuvo poco tiempo en su hermoso rostro.
— Mismo después de haber tenido el mejor sexo de mi vida, y sabiendo que te quiero mas que mi propia alma, no vas a volver conmigo ¿verdad, Nega?
Se me hizo un nudo en la garganta, hace un año cuando le habia dejado, porque le habia dejado ya que no fue una decisión mutua. Sabia que no debería estar con él, cada día que nos dormíamos juntos en esa misma habitación me tenia que ir a dormir a la que de verdad era la mía en el segundo piso. Y volvía por la mañana para que creyera que habia dormido a su lado, me sentía una farsante mentirosa.
Él habia confiado en mi, sabiendo que descubriría que era Arcadio, aún así lo hizo. La noche que habia decidido que le estaba estorbando el futuro, además de sentirme como se fuera una pervertida y que siempre estaba cuidando de él, habia dormido a su lado realmente esa noche.
Mis gritos le despertaron en medio de la noche, asustado me despertó para encontrar que no podía hacerlo, cuando dormía las veía lo peor de cada persona que hubiera conocido, y revivía una y otra vez la muerte de mi madre. Era como una maldición, ella lo habia echo para protegerme pero todo acto contra el destino tenia su pago. Habia manipulado mi futuro en un ultimo intento de que no me encontrarán y que no conociera jamás a su padre. Y ahora yo pagaba el precio reviviendo una y otra vez el horror de su muerte. Al despertarme Kyle me zarandeaba con lagrimas en los ojos. Habia usado sus poderes viendo lo que pasaba en mi cabeza, sufriendo conmigo.
Cada día por la mañana, siete de los ocho meses que estuvimos juntos se despertaba y se miraba la palma de la mano. Buscando un marca allí, sabiendo que no iba a ocurrir.
— No sabes lo que decirme o no quieres hacerlo?
Se quitó el brazo de rostro y se miró la mano izquierda.
¡¡¡Dios, no tenia que pasar por eso otra vez. No quería pasar por ello otra vez!!
En un ataque desesperado le baje la brazo de un manotazo.
— ¡¡No hagas eso!!— dije con un tono un tanto histérico.
— ¿!Porque!? Todavía tengo la esperanza de que uses esa maldita espada que tienes en esa vitrina, para cambiarlo. Pero no vas a hacerlo nunca ¿¡Verdad!? ¡¡Te quiero!! ¿Que mas necesitas que te diga? Que daría mi vida y mi alma por ti, pero eso ya te lo dije.¿¿Que mas quieres que haga, Nádia?? ¿¡¿QUEE?!?
El edredón que cubría la cama estaba eso en revoltijo a los pies de cama, lo recogí, me senté abrazando las rodillas flexionadas y me envolví con él. Kyle habia vuelto a taparse los ojos con el brazo.
— No...no me hagas esto Kyle — murmuré.
— ¿¡Hacerte que!? No te estoy haciendo nada! Aquí la única que esta haciendo algo eres tu.
Un sollozo resonó en la habitación...de donde? ¡Oh Dios! Era mió ese sonido horroroso salía de mi garganta. Sentí las lagrimas resbalando por mi mejilla silenciosas.
— ¿Que es ese olor?— preguntó el oso.
Seguí llorando en silencio aguantándome los lamentos...Porque no sé iba de una vez? Ya habia dicho lo que quería...ya se habia vengado no.¡¡Que mierda de año, joder!! No podía despistarme y estaba llorando, es que el lado lastimero venia por parte de padre? Porque nunca lo habia sido antes, así de llorona.
— ¿Que...? Nádia estas llorando? — preguntó. El movimiento de cama me indico que se habia sentado.— ¿Nádia?
Un lagrima traicionera se deslizo en el momento que él aparto mis brazos de mis rodillas.
— Lo...lo siento. Dios nunca te he visto llorar.
— Vete Kyle...tan solo vete, vale.
— No...no quiero irme.
— Si vas a volver a gritarme y insultarme, mejor te largas — dije recuperándome.
— ¿Porque estas llorando?¿ Ay Dios te hice daño?— dijo mirando y tocándome por todas partes para comprobar.
— No, no me has echo daño.— Físicamente no, dejé incompleta la frase.
— ¿Entonces porque lloras?— habló cojiendome el rostro con las dos enormes manos para que le mirase a esos ojos verdes.
Tragué con fuerza.
— Lloro porque...no aguanto mas eso...esa vida. Sabes lo duro que es para mi saber que puedo cambiar algo como esto...— le cogí la mano y le enseñé la palma sin marcar — pero no debo hacerlo. Sabes como es de jodido querer tu persona especial pero no puedes hacer que una persona que ya quieres sea así de especial, porque no es tuyo.
Volví a llorar, realmente nunca habia dicho eso a nadie pero tenia que hacerlo para que Kyle comprendiera la situación.
— No eres mío Kyle y si te arrebato a quien verdad perteneces lo pagaremos el resto de nuestra existencia. Sin decir que esas tres putas nos cazarían hasta el infinito.
Sin decir nada simplemente me abrazó. Minutos después me alejé y le cogí las manos.
— Es mejor que te vayas ahora Kyle, si no tu madre creerá que te he secuestrado.
— Bien que podrías hacerlo... — dijo mirándome a través de las pestañas — así como... para toda la eternidad.
Con un gemido de derrota, solté sus manos y me eche de espaldas.
— Vale, vale lo he entendido ok. Solo déjame despedirme, danos esta noche y el mañana completo para estar juntos y no volveré a cuestionarte.
— Trato hecho, pero ya te digo que mi día es todo menos calmado.
— Entonces aprovechemos la noche — habló reptando por mi cuerpo hasta que sus ojos estuvieron a la altura de los míos.
— Dioses, teddy como has cambiado.
— Yo...— beso — para nada.
— Si lo has echo, mírate eres como mas desinhibido, mas salvaje...
— Grrr...
— ...abrazaste tu oso interior en vez de patearlo.
Estalló en carcajadas.
— Y a ti parece que te ha poseído Bruce Lee...— poniendo un voz rara dijo, — Abraza tu yo interior, se el agua...
Le di un puñetazo juguetón en el hombro.
— Baah idiota, no me juzgues que ahora vivo con una... se puede decir joven...y ella siempre está diciendo esas cosas. Como libera tu yo interior.
Nos reímos juntos así abrazados, me contó como iba el club y que ya se habia graduado en la Uni.
Hicimos el amor una vez mas lentamente, otra vez duro y empezamos lentamente y acabamos en el suelo haciéndolo rápido y duro otra vez.

Me desperté con alguien besando mi espalda expuesta...y lo recordé...Kyle y nuestra despedida.
— Negaaa...
— Mmmm...
— No soñaste que en toda la noche...
Me incorporé de un tirón haciendo que se diera un golpe contra mi espalda.
— Ouch...
Me di la vuelta y empecé a palparle el rostro en busca de daños.
— Lo siento teddy...ven aquí — dije dándole un beso donde se habia puesto rojo alrededor del ojo y el inicio de la mejilla.
— Si sigues haciendo eso empezaré a auto mutilarme, hasta pediría a alguien que me diera un rodillazo.
Le di un manotada en el brazo, por lo cual gimió y se hizo el enfermo.
— Oh deja ya eso...— dije haciéndole cosquillas.

— ¡¡¿JEFAAAAAA DONDE ESTÁS?!! —. El grito resonó por toda la casa. — NÁDIAAAA!!! JODER JEFA SÉ QUE ESTAS EN CASA PUEDO SENTIRTE. VAS A JUGAR AL ESCONDITE ES?

— Que es eso?— pregunto Kyle partiéndose de risa.
— Mi jodido despertador ...— gruñí.— Y no es eso, es esa.
Me levanté y me vestí con unos pantalones de chándal negro y blusa de tirantes largos. Destellé en la cocina.
— Ame porque gritas? — pregunté entrecerrando los ojos.
— Naah bueno te sentí en casa así que fui a tu habitación y no estabas y como ese puto lugar es enorme decidí hacer que salieras en vez de buscarte.
Gruñendo puse los ojos en blanco.
— Y tu donde coño estabas? Hace tres días que no vienes a casa, y no digas que estabas por Hallie que se que vas allí desde el lunes. Y de eso hace dos días.
— Yo...mmm... Y que mas te da? Tampoco es como si tuviera que darte explicaciones de lo que hago — refunfuño la general.
— Acabas de llamarme jefa, creo que eso lo dice todo en relación a las explicaciones. Te conozco Amelia...y te estas poniendo a la defensiva. Desembucha.
— No importa donde estuve solo...¡Oh dios mío!¿Que pedazo de queso es ese?
Me di la vuelta a ver como Kyle se asomaba en el arco que daba al pasillo llevando solo unos pantalones de dormir blancos. Volví a gruñir.
— No es un pedazo de queso, en todo caso seria un pedazo de oso.
— Jefecita, jefecita...— dijo negando con la cabeza.—... se supone que un maratón de sexo, porque estoy segura que lo tuviste, tiene que dejarte sonriente y alegre, hasta generosa si eso es posible claro, y no hacerte mas gruñona que de costumbre.
Pero eso no parecía aplicarse a mi así que volví a gruñirla.
— Nega es no me la presentas?— preguntó el osito que habia llegado hasta quedarse muy cerca de mi a pocos centímetros a mi espalda.
— Si jefecita preséntamelo.
— Juro que seguiré el ejemplo de la destructora y la ayudaré a limpiar destruyendo lo queda del mundo — refunfuñe.— Kyle esa es...
— General Amelia Stathopoulos, encantada —. Me interrumpió tendiéndole la mano.
— Kyle Peltier — habló con un asentimiento de cabeza.
— Jojojo, pero si es tu ex... mmm sé de una jefecita que se esta portando mal.
— Amelia...— gruñí otra vez.
— Pero que es lo que tengo aquí...si es Kyle Peltier en casa de la sensei — habló desde la puerta Valeska que recién llegaba.
Con un gemido de derrota apoyé la cabeza en la encimera que habia en el centro de la cocina que estaba a mi lado.
— No no no — protesté. — Porque? Porque?
— Ahh jefa por favor no seas tan exagerada.
— Ame se puede saber porque mierda pululabas por Seattle?— pregunté volviendo a incorporarme.
La general palideció.
— Oh por favor, Amelia no creerás que no sabia donde estabas,¿Verdad? — por el rabillo de ojo vi como Vale se escabullía. — Ni siquiera lo pienses señorita. Se supone que estas bajo mi responsabilidad hasta que descubramos quien coño eres, así que tus visitas furtivas a Sasha no sé me escaparon.
La joven juró por lo bajo.
— Eres peor que mis padres, como coño sabias donde estaba? Me pusiste un GPS o algo.
— Dioses porque yo...porque? — rogué mirando al techo.
— Nádia no seas tan dramática vamos, además tengo noticias que te alegraran el día — dijo Amelia poniendo un sonrisa falsa.
— Venga dispara.
— Tu abuelo planea buscar y recuperar sus soldados "desaparecidos" — dijo moviendo los dedos señalando las aspas.— Enviará una unidad de tenientes de los batallones 2,3,6,8 y 11. Que son unos jodidos hijos de puta, buscarán por todo el globo. Así que yo creo que deberías reforzar la barrera de Hallie y hacer que Cletos y su pandilla entre en razón de una vez por todas. Además he estado con Shay y Dream en NY y no hay ninguna constancia de Chtonian nacidos en los últimos 100 años, resumiendo que el pequeño estorbo ese — dijo apuntando a Valeska con el pulgar — no es uno de ellos.
— Hey! Gracias por la parte que me toca — refunfuñó la chica.
— Mmm es sospechoso que hayan preguntado por ti en el Santuario? — habló Kyle.
— Quien preguntó por mi??
— Un tio con los ojos violetas.
— Mierda, mierda, mierda. Pero si no es una Chtonian porque la estará buscando uno. Vale quieres que te lleve a Hallie, allí estarás mas segura.
— No huiré Nádia, si me quieren tendrán que venir a por mi y tampoco me pienso entregar sin luchar.
— Esa es mi chica.
— En todo caso creo que deberías enseñarle como ir a Hallie solo por se acaso.— opinó la general.
— Quien mierda es Hallie? — rezongó Kyle.
— No quien, si no que. Es una isla donde tengo a mi gente.
— Es un puñetero fuerte y lo llamas isla como si fuera así de simple — gruño Ame.
— Tu gente?
— Brian — llamé instantáneamente un fantasma brillo a escasos metros de nosotros.
— Llamaste pequeña?
Kyle dio un brinco.
— Que mierda...?¿ Es eso un fantasma?
— No es un eso, es Brian y tiene sentimientos sabes — le gruñí.— Brian cariño como están todos por allá?
— Bueno un poco alborotados por las noticias que corren por el otro lado, además somos muchos Nega y tienes que convencer algunos de cruzar.
— Pero no quieren irse.
— Joder tenemos 70 putos fantasmas por Hallie, Nádia. Ya es hora de que te deshagas de algunos — refutó Ame.
— Se supone que eres la general de la jodida isla, cuanto mas mejor ¿No?
— Pero si la mayoría no me hace ni caso. Además los chicos les tienen miedo, al fin y al cabo son fantasmas.
Gruñí con toda mi frustración.
— Eres una general, pero la pregunta es de quién?
— Suya — dijeron Amelia, Brian y Valeska apuntándome a mi.
— Y porque necesitarías tu un general, Nega?
— Te lo enseñaré —. Me di la vuelta para ver ese cuerpo que pedía a gritos ser lamido y mordisqueado. Ahogue un gemido de protesta.— Quieres ponerte algo encima por Zeus, contigo paseándote medio desnudo por allí no hay quien trabaje, joder.
Todos estallaron en carcajadas.
— Mejor así? — pregunto destellando unos pantalones vaqueros ajustados y una camisa negra sin mangas.
Volviendo a hundir mi cabeza apoyada en mi brazos sobre la encimar gimoteé una vez mas.
— Pequeña me voy que están llamando — diciendo eso Brian se fue.
— Dijiste que me ibas a enseñar a tu gente.
— Amelia haz el favor de enseñarle las alas al osito.
La ángel desplegó su hermosas alas blancas.
— Joer tres personas con alas en la misma casa, quien recoge las plumas? — bromeó Kyle.
— Y en tu casa quien recoge la caca de oso? — respondió Valeska.
Ame soltó una risa estruendosa.
— Creo que pasas demasiado tiempo con Nádia, Vale.
— Ame no vemos en la isla dentro de una hora. Haz lo que tengas que hacer y te espero allí —. Aun con la cara escondida seguí hablando.— Valeska tu prepárate y coge tus armas que vendrás conmigo a Hallie.
Me incorporé mirándolas en busca de confirmación, Valeska habia caminado hasta estar delante de mi al otro lado de barra. Ambas mujeres asintieron.
— Bueno yo me voy a dar una ducha que estoy toda sudada.
Caminé en dirección a las escaleras seguida de Kyle y oí a las dos cuchichear.
— Te digo yo que han tenido un maratón de sexo.
— No jodas pero no habían cortado?
— ¡QUE TODAVIA PUEDO OIROS! Será posible, parecéis dos cotorras lavanderas — refunfuñé.
Subí las escaleras hasta el segundo piso refunfuñando por lo bajo. Mi habitación estaba en el ala derecha completamente aislada de todo lo demás, entre y deje la puerta de ébano abierta.
— De quien es esa habitación?
— Mía — respondí quitándome la blusa.
— No la tuya es la que estábamos.
— No Kyle esa es mi habitación, dormía aquí y volvía para allá por la mañana — dije distraídamente mientras me quitaba el pantalón. Al momento que el no contestó me di cuenta de mi error.
— Porque?
— Para que no me vieras tener las pesadillas cada noche. El día que cortamos dormí allá porque no quería sentirme como una mentirosa.
Me abrazó por la espalda.
— Te quiero tanto, no me habría importado que lo hicieras.
Cerré los ojos ante su declaración...¡Oh dioses! ¿Encontraría algún día otra persona que me amase de esa manera?
— Bueno me daré una ducha y ya salgo ok?

Caminé hacia la ducha sin esperar su respuesta. Abrí el grifo y como de costumbre me metí bajo el chorro de agua sin esperar a que se calentara. Con los ojos cerrados deje que el agua me resbalara por rostro.
El agua masajeara mi cuero cabelludo, el agua se sentía tan bien relajando mis músculos, aunque sentía alguno toques en la espalda más calientes que el agua. Me di la vuelta a ver como una desnudo Kyle me besaba la espalda.
— Mmm, que haces aquí?
— Crees que iba a desperdiciar la oportunidad de verte en la ducha, o peor solo quedarme a verte.
— Oso listo — dije con una sonrisa.
— Si muy listo — habló tirándome contra su pecho. Empezando a mordisquear la piel sensible en mi cuello. — Como me haces eso?
Solté una ahogada risa.
— Si no te he hecho nada todavía.
— Si que lo haces, me vuelves loco. Haces que me cabree y la vez que explote de felicidad, que tenga ganar de atarte porque eres tan molestamente testaruda. Pero eres tan increíblemente espontánea, me encanta esa lengua tan rápida que tienes.
— Si mi señor, entonces prepárate para que te torture con ella.
— De eso nada yo primero.
Me dio la vuelta bruscamente, el agua nos caía a raudales enfriando nuestra piel caliente, una sensación sorprendente. Casi no podía verlo porque el agua me lo impedía, pero podía sentirlo, mucho.
Su beso fue caliente y arrollador, lamiendo y mordisqueando. Quitándome el aliento, mi cabeza daba vueltas y podía sentir sus manos por todas partes. Su húmedo beso descendió hasta el cuello, bajando más y más. Pasé las manos por su pelo mojado que había adquirido un tono miel oscuro rastrillándolo hacia atrás, agarrando de él cuando dio un lametazo cerca del ombligo, haciendo que mi estomago se contrajera. En una deliciosa tortura.
Me rendí a su tributo cayendo hacia atrás hasta que mi espalda estuvo apoyada en la fría mampara de vidrio. El agua se había calentado haciendo que el pequeño cubículo se llenara de vapor creando un entorno hechizante, a la altura del hombre que levantaba lentamente mi pierna dejando un reguero de besos por la misma, apoyándola en su ancho hombro.
Dio un tierno beso en la parte interna de mi muslo, haciendo que mi corazón diera un brinco, emoción que quedó olvidada cuando ataco mi lugar más intimo con su mágica lengua. Lamiendo, chupando… arrancando la idea de alejarme de él… y el placer acumulándose en la parte baja de mi estomago… hasta que exploté en miles de pedazos brillantes que me arrancaron un grito.
Despertando un deseo ya olvidado, de algo que no me hacia sentirme… la verdad que no podía explicar como era aquél deseo carcomiéndome las entrañas.
Se levantó y me penetró de una limpia estocada, haciendo que me arqueara… y aquél prohibido deseo latiendo más y más… busque su cuello, besando su tersa piel mordisqueando allí donde latía su pulso, los dos con las respiraciones erráticas…
— Hazlo — jadeó él.
— N…no.
— Te digo… que… lo hagas… — ordenó en mi oreja.
— No me des… oredenes… — contesté mordiéndole el lóbulo de la oreja.
— Hazlo! — ordenó una vez más a la par de una embestida.
Y me rendí… oyendo como con un ronco grito él alcanzaba un arrollador orgasmo.

NádiaEirenye

  • Visitante
Bueno aunque hace mucho que no posteaba aqui decidi dar una buena actualizada :emot012: :emot012: asi por si todavia me leeis aqui teneis do capitulos completos emot025 emot025

marodi80

  • Visitante
Muchas Gracias por continuar la historia Nadia!!!  :emot008:

 emot024




PD: No lo había visto antes  emot031

NádiaEirenye

  • Visitante
Gracias a ti por leerme :emot008: emot024 emot024

nora

  • Visitante
 :emot018: :emot018: :emot018: Excelente Nadia! recién leí todo de un tirón y QUIERO MAS!  emot036
 emot024 emot024

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