Autor Tema: En la Piel del Lobo  (Leído 1050 veces)

ale_itati

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En la Piel del Lobo
« on: Marzo 10, 2010, 03:57:26 am »
Bueno espero no molestar a la dueña de Fang(ya que Calista es un personaje ficticio), este es un fanfic que quisiera compartir con ustedes. Espero les guste y me gustaria saber sus opiniones. Desde ya muchas gracias a todas emot024


SINOPSIS.


Ella es una atlante…
Calista Dikastis, una diosa atlante de 11.000 años que recién descubre sus orígenes. Criada por el panteón griego. Ella quiere encontrar su camino en esta nueva vida y olvidar ese amor que solo le dejo el corazón roto. Por supuesto con su acostumbrada torpeza y entre todo su despiste.
Calista ya no cree en el amor y está pensando seriamente en volver al Olimpo como sacerdotisa de Atenea…siempre y cuando sus amigas la dejen.
Él es un lobo sin alma, un guerrero, un cazador de demonios al servicio del hijo de Lucifer…
Fang Kattalakis un were hunter katagario, la oveja negra de la familia. Le encanta luchar.
Sin embargo bajo esa fachada de despreocupado y mujeriego, oculta un corazón roto.
Dos corazones en busca de algo…
Fang acaba de conocer a Calista y no sabe por qué, pero todo su ser le pide a gritos que la proteja…. Siempre y cuando no lo mate en el intento con la capacidad de atraer accidentes qué tiene la muchacha….
¿Y para rematar?…
Los Destinos deciden intervenir un poco.
Un desastre…
Con estos antecedentes qué nos queda?… Empezar a reír y rogar que estas almas se encuentren antes que haya más destrozos o alguien salga herido….


ale_itati

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Re: En la Piel del Lobo
« Respuesta #1 on: Marzo 10, 2010, 03:58:56 am »
Prólogo

Habitación en la Mansión Hunter…
Dos meses atrás….

Atenea fingió sorpresa y luego sonrió condescendiente.
—Oh… querida, no te lo dijo ¿Verdad?… Pobrecita, parece que quería evitar la carga de tener que soportar a su pequeña hermanita.
—¿Qué? —Susurró.
—La verdad es que la comprendo, quién en su sano juicio querría estar contigo. Siendo las dos hijas de Ephytimia, sus deseos siempre estarán primero a los del resto.
—Cállate —rugió Julian abalanzándose sobre Atenea.
—No te muevas, General. No quiero hacerte daño —alzó la mano derecha y lo mantuvo contra la pared.
Calista estaba demasiado aturdida para darse cuenta de algo. Kyra… Era su hermana. Y no se lo había dicho. Maldita fuera. Una lágrima se deslizó por la mejilla. Maldita mentirosa.
—Esto está resultando de lo más divertido, pero… —Con una sonrisa, liberó a Julian del agarre e hizo aparecer un libro grueso y viejo en la cama cerca de Calista—. Tú entrenamiento ha finalizado, hija mía —dijo despectivamente mirando la mancha de sangre sobre la blanca sábana.
—¡No! —Dijo con voz ahogada Calista tratando de tocar el libro.
La mirada de Julian era resignada pero tan triste que rompía el corazón.
—Atenea… —Susurró.
Ella lo miró con dolor, después de todo no era tan fría como parecía.
—¿Si?
—Dame unos segundos ¿Si? Sólo unos segundos por favor, hay algo que quiero decirle antes.
Lo miró con odio, pero asintió.
—Adelante, que después no se diga que no soy compasiva.
Julian se acercó lentamente, con dolor a Calista. Ella tenía los ojos llenos de lágrimas y una mirada desesperada. Le acarició la mejilla con suavidad.
—Esto no debía pasar ¿Sabes?
—Por supuesto que sí, amarnos es nuestro destino, Julian.
—No me refería a eso, bebé. Me refería a la vuelta al libro. Dijeron que no lo harían —suspiró.
—No vayas, debe haber alguna manera de salvarte. El amor siempre lo puede todo —dijo sollozando con ilusión.
—No siempre. Y esta, es una de esas veces —una lágrima se deslizó por la mejilla masculina—. Esta es la separación definitiva Calista, y quiero que entiendas que no nos veremos jamás. Pero… yo, siempre te amaré. Siempre serás mi alma y mi corazón —la abrazó con fuerza, inhalando su perfume por última vez—. No te niegues al amor Calista, no siempre duele tanto —las lágrimas se desbordaron con mas fuerza en los dos—. Te doy las gracias cielo. Por devolverme la vida, por amarme como nunca nadie lo hizo.
—Yo jamás te dejaré de amar, Julian —dijo destrozada.
—Sé que no, pero espero con toda mi alma, que encuentres a un hombre que te ame con su vida y a quién puedas amar incluso más que a mí.
—Eso nunca pasará, amor. Jamás —dijo con firmeza—. Este no puede ser nuestro final, No puede.
—A veces, el final no es tan importante como la historia misma, y la nuestra, fue hermosa —la besó en los labios, saboreando la sal mezclada de las lágrimas de ambos—. Te amo.
—No me dejes, Julián. Por favor —se aferró a el, con la vida misma.
—Te Amo—repitió el, ahogado de dolor.
—Y yo a ti, mi amor, y yo a ti, por siempre.
—Maldito eres, maldito estás y maldito por siempre estarás. Vuelve a tu encierro, vuelve por siempre, hasta que la luna completa este, y tu nombre susurren con gran placer. Julián de Macedonia, condenado por siempre. —Atenea pronunció las palabras para volverlo a enviar a su prisión.
Una luz destelló en la habitación.
Un grito resonó en el aire.
Y dos corazones murieron.


Mientras tanto en el Santuario


—De veras lo siento Fang pero es demasiado para mí… Para mi familia… Simplemente no soportaría que me alejaran o me dieran la espalda, el dolor sería inmenso y no podría vivir con él. No quiero perderlos —dijo con la voz ronca y entrecortada por el dolor y la angustia—. A la larga te odiaría por haber tenido que elegir. Sé que has dado hasta el alma por mí y…
Fang la cortó con un suspiro triste.
—No estoy arrepentido Aim, nunca me arrepentiría de salvarte. —Sacudió levemente la cabeza antes de seguir con amargura— en el fondo sabía y mi mente me lo decía pero mi corazón se negaba a aceptar la idea de que nunca más estaremos juntos —finalizó mientras acariciaba la mejilla femenina.
La osa le tomó el rostro entre las manos mientras rozaba los labios masculinos con suavidad.
—Simplemente no es nuestro destino Fang. Te amo pero no tengo la fortaleza para luchar por nuestro amor. —Dijo con dolor— desde este momento nada nos ata, todas las promesas se han roto.
Fang apoyó la frente en la de ella mientras una solitaria lágrima se deslizaba por la mejilla.
—Nada nos ata Aimee, pero mi corazón estará siempre contigo. Nunca amaré a nadie como te amo a ti —dijo mientras inspiraba profundamente su aroma y desaparecía de la habitación.
Aimee se sentó en la cama mientras daba rienda suelta al llanto y palabras que le rasgaban el corazón brotaron:
—Querido lobo… —Dijo sacudiendo la cabeza— Ningún amor es igual a otro, no amarás a nadie como a mí, ni yo lo haré tampoco. Cuando encuentres a esa mujer que te haga sentir de nuevo y haga tu corazón y tu cuerpo vibrar, mi deseo es que te ame como yo no supe hacerlo.




Santuario.
Un mes atrás.

Calista refunfuñaba mientras caminaba por el pasillo del piso superior del santuario. Esa noche hacía dos meses exactamente que Atenea había devuelto a Julian al libro.
La diosa se había arrepentido de su comportamiento, pero Julian no había vuelto ni lo haría. Por lo tanto no perdonaría a la diosa jamás, ya se lo había dicho en todos los idiomas y de la misma forma se lo había demostrado.
Y para colmo, si su humor y estado de ánimo estos meses eran algo volátiles, esta noche no había palabra que describiera como se sentía. De a momentos alternaba entre tristeza y furia, luego impotencia, amargura… Y así estaba haciendo padecer a su hermana y a sus amigas que la habían casi arrastrado al Santuario. Según su hermana Ash quería presentarles a quienes les ayudarían en la batalla contra Basi…
—Uf! si por mí fuera pongo la cabeza en una bandeja y se la llevo… Pero claro… Entonces debería explicarle a Ky y a las chicas porqué mi cabeza no está donde debería  y eso traería mucho trabajo, además que no podría andar por allí sin cabeza obvio. —Continuó desvariando sin sentido como era su costumbre últimamente. De pronto la sangre se heló y su corazón empezó a captar algo, su respiración se hizo más rápida y dejó fluir sus poderes… Sabía que alguien la estaba observando, y no era alguien conocido. Ahora que sus poderes estaban más encausados, demás está decir que luego de una ardua lucha por parte de Kyra, Nádia e inclusive el mismo Acheron (Que pudo comprobar por ella misma lo que Simi decía de la vena latiendo en su rostro).
Tristeza, amargura… Primero pensó en Basi y casi se alegró que la perra haya ido a buscarla de una buena vez. Hasta que se dio cuenta que no era atlante, y tampoco tenía alma pero estaba vivo, se dijo con sorpresa mientras la piel se le erizaba al sentir la presencia en la espalda. Todas las alarmas se dispararon por su cuerpo y cuando una mano enorme se posó sobre su hombro…
Los instintos que casi nunca salían a la luz, esta noche hicieron acto de presencia para desgracia del extraño.
La mano del extraño hizo contacto con su hombro desnudo… pero su talón con el pie del extraño y su codo se incrustó en el estómago con fuerza, quitándole la respiración con la fuerza del golpe, su mano se dirigía hacia “esa zona”, para continuar el ataque como tantas veces le había mostrado Kyra. Cuando se vio arrastrada con fuerza hacia la pared más cercana, mientras un alto pero bien formado cuerpo masculino la mantenía aprisionada incapaz de moverse y una ronca voz masculina, con cierta dificultad, aún tratando de recuperar el aliento le dijo:
—Ni lo sueñes encanto… Esas partes están reservadas para otras cosas y te aseguro que son mucho más placenteras que recibir un golpe tuyo por más bonita que seas —finalizó el atacante, mientras la joven levantaba la vista para mirarlo.
Un par de ojos marrones aterciopelados, salpicados de motitas grises la estudiaban de cerca… Muy de cerca.
Y el mundo se detuvo… Calista lo miró mientras sentía como cambiaban las sensaciones y la golpeaban con más fuerza, aturdiéndola un poco. Pero borrando instantáneamente el temor al ver la mirada llena de curiosidad que le estaban brindando.
Su atacante era alto, bastante más que ella y eso ya era mucho decir. El cuerpo era musculoso y estaba cubierto por unos jeans desgastados y una camiseta negra. El cabello largo estaba sujeto por una coleta que dejaba escapar algunos mechones de color castaño.
Fijó nuevamente la mirada en su rostro, parecía esculpido, nariz fina, pómulos marcados y mandíbula cuadrada, en ese momento se fijó que la boca de generosos labios  se movía… ¡Tonta! Se supone que debía prestar atención cuando eso pasaba… Además ¿Desde cuando a ella le interesaban esas cosas? Ella estaba sufriendo por un amor perdido. Punto. No miraba a ningún espécimen masculino por más guapo que… ¡Basta!
—… El Santuario. —Finalizó con voz ronca el gigante.
Sacudió la cabeza nuevamente como si con eso se pudiera liberar de los pensamientos que la aturdían.
Fang Kattalakis miró irónico a la joven pelirroja que tenía enfrente. Sip, definitivamente no tenía muchas luces, era bonita, pero a veces la belleza no lo es todo se dijo mientras repetía la pregunta a ver si esta vez lograba una respuesta más allá de la mirada asombrada de los bonitos ojos claros. Con el monólogo anterior que le había escuchado, sumado ahora a la falta de respuesta, la muchacha no presentaba ninguna amenaza aparente, sacó en conclusión mientras aflojaba con cierta reticencia la presión al delgado pero curvilíneo cuerpo.
Con paciencia y lentitud repitió la pregunta: —¿Quién eres y cómo llegaste hasta aquí? No te había visto antes en el Santuario y este piso está reservado solo para gente conocida.
Calista iba a responder avergonzada cuando una oleada de compasión la recorrió, miró extrañada al gigante y vio la mirada cargada de… ¿Lástima? ¿Por qué le tendría lástima? ¡Diablos! Él muy imbécil, le hablaba con lentitud y la miraba con lástima. Pensaba que era una tonta y encima la compadecía por eso con furia creciendo en su interior y sacudiéndose cualquier rastro de atracción de la mente y el cuerpo le respondió: —Quita las manos y déjame pasar antes que te arranque esas partes que tanto proteges y baile sobre ellas imbécil —le dijo con suavidad pero con un tono cargado de promesas, y haciendo uso de su poder de encantamiento, trabó la mirada con la del hombre y puedo sentir como se oscurecían sus ojos y el tono de voz se tornaba mas ronco—. Ahora date vuelta, olvida que me has visto y piérdete de mi vista —finalizó mientras sentía que el agarre se aflojaba y con esto se preparaba para marcharse.
Qué pena pensó para sus adentros, podía llegar a caerme bien… Mientras volvía la camiseta roja a su lugar y se acomodaba el resto de la ropa, estaba encaminándose a la escalera cuando una socarrona pregunta la detuvo:
—¿Y porqué debería hacer algo así su Majestad? Aún no contestaste ninguna de mis preguntas —le dijo mientras volvía a acercarse, cerrándole el paso nuevamente.
Calista lo miró más que sorprendida. Nunca antes nadie había podido resistirse a su poder. No lo empleaba muchas veces, pero sabía que cuando lo hacía no fallaba.
—¿Quién y qué eres? —murmuró mientras se acercaba para mirarlo detenidamente, con inteligencia brillando en la mirada, olvidando toda cautela.
Fang la miró, ahora con un matiz serio y con sorpresa también. No era humana. Había sentido el poder manar de la joven hace unos momentos, un poder muy grande, pero no era nada con lo que se hubiera topado antes, era algo nuevo, algo que no conocía. Así que después de todo no era lo que pensó al principio, se dijo, interesado nuevamente en la joven. Puede que sea el paquete completo después de todo…
—Fang Kattalakis, soy…
Fue interrumpido por la expresión de fastidio que escapó de los labios de la joven.
—¡Por supuesto! ¡Quién más podría tener un encuentro así con quien la va a ayudar! —dijo mientras se golpeaba la frente. Y acto seguido le tendía la mano y los ojos brillaban con simpatía, borrando cualquier otro sentimiento—. Soy Calista Dikastis, encantada de conocer por fin a uno de los hermanos Kattalakis.
La sonrisa que empezaba a nacer en los labios de Fang se borró, mientras gemía por dentro decepcionado.
Enfrente suyo tenía a la sobrina de Acheron, la diosa atlante recién descubierta, a quién él y su hermano debían ayudar.
¡Oh, Diablos!… Pensó para sí mismo mientras con dicho conocimiento, borraba cualquier otra intención que pudiera llegar a tener en mente con la atractiva joven. En realidad su vida apestaba en este momento…

Pobre Fang… Esto sólo estaba empezando

marodi80

  • Visitante
Re: En la Piel del Lobo
« Respuesta #2 on: Marzo 13, 2010, 07:12:58 pm »
Ale_itati ¡Muchas gracias por compartir tu fic con nosotras!!!!  :emot008:  :emot008:


Felicitaciones  emot027

macky37

  • Visitante
Re: En la Piel del Lobo
« Respuesta #3 on: Marzo 21, 2010, 02:22:36 am »

  Buenísimo!!! :emot020: :emot020: :emot020:

ale_itati

  • Visitante
Re: En la Piel del Lobo
« Respuesta #4 on: Febrero 16, 2011, 05:26:14 pm »
CAPITULO  1

En la actualidad…

Calista aporreaba la almohada sin poder dormir, mientras daba vueltas en la enorme cama. Últimamente era la angustiosa mirada de Julian antes de desaparecer dentro del libro lo que la despertaba le impedía conciliar el sueño haciéndola sentir culpable por seguir adelante.
Ahora esas imágenes y la angustia se habían intensificado, y sabía por qué. Su corazón, estaba sanando, la ausencia era más llevadera, los recuerdos no dolían de la misma forma, había vuelto a sonreír.
Había dejado que se acercaran a ella nuevamente.
Se puso boca arriba mientras miraba el techo de la habitación.
Estaba viviendo con Nádia, el ángel negro, que estaba terminando de entrenarla; además ahora tenía una buena relación con su hermana. Sip! tenía una hermana. Les llevaría tiempo conocerse pero las cosas habían mejorado. Conoció gente nueva, hizo amigos nuevos. Amistad: su vida estaba llena de eso y las cosas estaban encaminadas nuevamente, pensó mientras suspiraba y los ojos se iban cerrando mientras se dejaba vencer por el sueño.
Nunca más amor fue su pensamiento semiinconsciente. Hubiera jurado que oyó una suave risa antes de caer rendida por el sueño.

A la mañana siguiente siguió su acostumbrada rutina, ducha, resbalones en la tina, desayuno, dos o tres porrazos con las puertas de las alacenas, y entrenamiento que fue interrumpido con varias caídas y golpes, como siempre… Sólo para no perder la costumbre.
Cuando finalizaron, una llamada de su hermana detuvo su camino al cuarto de baño.
Por supuesto cuando Nádia atendió no notó que estaba llegando así que quedó sorda por un momento cuando le gritó a escasos centímetros del oído:
—Calistaaaaaaa, tu molesta hermana te llama.
Movió la cabeza para hacer desaparecer un poco la sensación de la voz del ángel repercutiendo por todo el cerebro. Sin embargo una sonrisa cruzó el juvenil rostro cuando atendió. Siempre la llamaba.
—Hola hermanita. ¿Ya vuelves? —Preguntó con cariño, mientras esperaba ansiosa la respuesta.
—Yeah, nena. Voy a estar en la guarida de los Kattalakis, pero si me necesitas llámame. Igual ahora que estoy en la misma ciudad te visitaré seguido.
Calista sintió como su corazón se detenía un segundo y se regañó por eso.
—Claro… Y bueno, este, los Kattalakis ¿Eh?
Hubo un breve silencio del otro lado de la línea y pudo sentir la sorpresa que su hermana no se molestó en ocultar.
—Sí, los lobos —respondió aún más intrigada por los nervios que oía en su voz.
Y… oh si! Antes que pudiera contener a su tonta lengua las delatoras palabras brotaron de sus labios.
—¡Estupendo! En fin… Me saludas a Fang ¿Si? —Dijo con tono agudo mientras se regañaba mentalmente.
Podía imaginar la sonrisa satisfecha que estaría surcando el pícaro rostro de su hermana. Obviamente con el siguiente comentario quiso que la tierra se la tragara… Literalmente.
—Claro, es más, cuando te visite le diré que me acompañe, después de todo son muy amigos. —El tono socarrón de su hermana le erizó la piel, ya sabía las bromas que vendrían después.
Señoras y señores Kyra se anotaba el segundo punto del día.
—Sí, somos muy amigos —podía sentir como el sonrojo cubría sus mejillas—. Ky el entrenamiento está por empezar, y Nadia se pone insoportable cuando no estoy lista a tiempo. Así que, nos vemos.
La respuesta no demoró en llegar.
—Chao, nena. Cuídate.
Asintió aunque Kyra no pudiera verla. Como siempre hacía en sus conversaciones telefónicas.
—Igual.
Lentamente dejó el teléfono en el lugar, odiaba mentirle a Kyra, hacía unos momentos que había terminado el entrenamiento, pero le daba tanta vergüenza aunque fuera su hermana, se sentía tan expuesta cuando hablaba de Fang, aún no sabía porque, después de todo el lobo y ella se habían hecho grandes amigos, de eso no había duda.
A pesar de un primer encuentro algo accidentado, enseguida le había caído bien el lobo y sus hermanos. Se había puesto enseguida en papel protector con ella y eso la descolocaba, por un lado le gustaba sentirse protegida, pero por otro quería demostrarle que podía defenderse sola, aunque eso también debería demostrárselo a su tío, su hermana, y sus amigas.
Se habían elegido como confidentes a los poco días…
Se sentó en el sofá mientras su mente volaba a ese momento.

Estaba sentada en el jardín de la mansión de Julian. Había estado llorando toda la tarde, mientras los recuerdos y la sensación de pérdida la invadían. Una y otra vez las palabras de despedida se repetían en la mente, provocándole una pena tan honda que no le dejaba respirar.
Había levantado abruptamente la cabeza cuando lo vio en la puerta vidriada, a sólo unos pasos de ella.
Pudo haberse ido, escapar de la mirada inquisitiva del were, inventar miles de excusas, pero simplemente calló y dejó que se sentara a su lado. Antes de poder detenerse y sin motivo aparente, le contó todo lo que había pasado, desde su llegada a la mansión con Ash y Atenea, hasta la partida de Julian.
Fang solamente la escuchó… Y Calista nunca se sintió tan acompañada.
Luego como si sus corazones necesitaran compartir ese momento, la joven atlante escuchó la historia del lobo. Por momentos sus poderes fluían y los sentimientos que la embargaban eran tan fuertes como si ella misma los hubiera vivido. Tanto dolor, tanta desilusión, tanto amor…
Fang era un luchador, un sobreviviente, un guerrero, pero sobre todas las cosas Fang Kattalakis se había ganado un lugar en su corazón como su amigo, para toda la vida se dijo Calista mientras lo escuchaba hablar y contarle lo que ella sabía con certeza, nunca le había contado a nadie.


Pantano de la Manada Kattalakis. New Orleans.
Tiempo Presente.

—Esta vez no pasará nada. Yo estoy aquí —le respondió arrogante Kyra a Fang, haciendo que abriera la boca para responder irónicamente—. Por cierto, Calista te envía saludos. — Finalizó haciéndole olvidar cualquier comentario que pudiera hacer a continuación.
Sonrió con cariño cuando la imagen de la joven atlante invadió su mente. Antes que pudiera detenerlas, las palabras fluyeron de su boca como un torrente incontrolable.
—¿Cómo está? —Dijo ampliando la sonrisa—. Hace días que no la veo, dejó de pasarse por el Santuario y yo estuve haciendo guardias.
Se encogió levemente ante la mirada interesada que le daba Kyra, pero no se acobardó, Calista y él eran amigos. Si alguien, meses atrás le hubiera dicho que iba a ser amigo de una mujer, simplemente hubiera muerto de risa. Sin embargo la joven ocupaba un lugar en su vida que era nuevo para él, el de un amigo.
Sonriendo siguió charlando mientras absorbía cada palabra que le contaba Kyra sobre su hermana. Soltando carcajadas de vez en cuando ante las anécdotas que escuchaba.
Caminaron un rato, intercambiando comentarios hasta que Vane hizo acto de presencia y lo echó. Si señores, lo echó como a un chucho dijo ahora medio enfurruñado recordando las palabras:
—Fang, fuera.
Ni que fuera un perro se dijo mirando de reojo a la pareja que estaba discutiendo.
Se sentó bajo un árbol y dejó que su mente vagara nuevamente.
Calista… Pensó nuevamente, recordando el alegre rostro lleno de pecas, una lenta y satisfecha sonrisa surcó el duro rostro masculino. Su amiga, su confidente.
Se frenó poniéndose serio… ¿Qué eres Kattalakis? ¿Una mujercita? ¿Empezarás a deshojar los pétalos de una flor?
Bueno estaba seguro que mujercita no era pero sí tenía claro que Pecas, como le había puesto cariñosamente, sabía lo que sentía y lo quería por eso.
Siempre que estaba con ella se sentía valorado, querido. A ella no le molestaba ser cariñosa con él delante de cualquiera (claro que siempre como amigos) aún cuando sabía que las muestras de afecto públicas lo hacían sentirse raro, no podía enfadarse, le gustaba su toque, su risa ante algún comentario tonto de él con el solo fin de escuchar la espontánea risa de ella.
Era su compinche se dijo asintiendo satisfecho… Con un rostro de ensueño… Un cuerpo lleno de curvas en los lugares adecuados suspiró imaginándolo mientras se recostaba contra el árbol nuevamente…
¡Basta Lobo! Es tú AMIGA. Además ambos tenían el corazón roto y se juraron lo mismo… Nunca volver a Amar. ¿Quieres recordar más? Es la sobrina de Acheron, hermana de Kyra y para rematar la situación si quieres seguir manteniendo la cabeza sobre los hombros seguirás comportándote como un caballero… En cuerpo y MENTE finalizó.
Cambiando un poco el rumbo de sus pensamientos, se prometió ir al Santuario esa noche, necesitaba despejarse se dijo mientras se paraba y se dirigía a la cabaña.

Oh Fang… No sabes lo que te depara la noche…
 

marodi80

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Re: En la Piel del Lobo
« Respuesta #5 on: Febrero 20, 2011, 01:12:14 am »
Gracias por continuar subiendo tu historia por estos lares  :emot008:
 emot024

inerfertari

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Re: En la Piel del Lobo
« Respuesta #6 on: Febrero 24, 2011, 11:49:43 am »
Me encanta, estoy deseando leer más emot037
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ale_itati

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Re: En la Piel del Lobo
« Respuesta #7 on: Marzo 03, 2011, 06:07:01 pm »
CAPITULO 2


Departamento de Nádia.

Calista se miraba al espejo con ojo crítico.
Esta noche saldría con las chicas un rato. Irían a tomar algo y escuchar un poco de música al Santuario. Necesitaba despejarse y le pareció una buena idea cuando Gise y Vicky se lo mencionaron.
Había elegido su ropa con cuidado, un poco casual pero sin dejar de sexy. Un sencillo jean negro pero que se amoldaba a sus largas piernas y una remera negra, también, pero con un generoso escote en la parte de adelante que dejaba poco a la imaginación, unas botas stiletto negras.
Se ató el cabello en una coleta floja, dejando escapar algunos rizos que acariciaron su cuello en forma seductora.
Gise ya se encontraba en la sala conversando con Nádia y seguramente en cualquier momento haría acto de presencia en su habitación para apresurarla.
En un arrebato de coquetería, raro en ella, tomó la caja de maquillaje y se sentó frente al tocador con una sonrisa.
Gise estaba en la sala, vestida con un pantalón negro, una camiseta blanca y unas botas de taco altísimo; esperando exasperada a Calista. Levantándose enfadada soltó:
—Calista definitivamente piensa que tenemos toda la noche para esperarla, pues no. A la princesa atlante la voy a traer arrastrada de los pelirrojos pelos como no esté lista ahora —finalizó mientras la carcajada de Nadia retumbaba en la sala y Gise iba con paso enérgico al cuarto de la joven, mientras con una sonrisa maléfica abría de pronto la puerta.
Calista esta sentada frente al espejo con el delineador de ojos en la mano, mientras con todo el cuidado del mundo se maquillaba, eso fue hasta que la puerta de su cuarto se abrió abruptamente dando paso a una Gise que luego quedó mas que sorprendida cuando vio que estaba haciendo.
Claro que el susto hizo que la muy prolija línea que estaba realizando siguiera mas allá de donde debía y el delineador terminara incrustado en el ojo.
Gise se acercó escudriñándola con la mirada.
—¿Qué haces? —le dijo mientras la miraba con los ojos entrecerrados por el reflejo del espejo.
Calista pestañeó varias veces mientras corregía el error y se ponía un poco de gloss en los labios, se retocaba el cabello y tomaba la chamarra negra que estaba sobre la cama, se detuvo y miró a su amiga antes de contestar con lentitud.
—Me maquillo —le dijo con sencillez.
—Exacto, tú nunca te maquillas, la única vez que lo hiciste fuera conquistar a… —La voz se fue desvaneciendo con culpabilidad al ver como cambiaba la expresión de su amiga. — Calista no quise…
La joven sacudió la cabeza antes de contestarle triste:
—Gise no importa, de veras, no te preocupes. Además precisamente por eso lo hice, quiero ir dejando atrás la tristeza, así que te parece si nos ponemos en marcha, seguramente Vicky y Talon ya nos están esperando —le dijo mientras sacudía las caderas—. Un poco de baile no me haría nada mal —finalizó rompiendo el efecto cuando uno de los finos tacos se atascó y casi cae haciendo que su rostro se ruborizara mientras escuchaba la carcajada de su amiga.
—Sí Calista, mejor nos vamos antes que tengamos que llevarte al hospital —dijo mientras entre carcajadas buscaban a Nádia y destellaban al Santuario.


Santuario de la Familia Peltier.

Las chicas destellaron en el callejón, mientras eran recibidas por Dev y una de sus pícaras sonrisas.
—Damas, es un honor ver tanta belleza junta —dijo galantemente, haciendo que todas soltaran una carcajada.
—Olvídalo oso estamos muy fuera de tu liga —dijo Gise entre carcajadas.
Nádia se acercó y le dijo:
—Mejor que tu hermanito no se entere —finalizó mientras apoyaba un dedo en el fuerte pecho.
Dev suspiró fastidiado y miró a Calista quien todavía sonreía.
—¿Tú no tienes nada para decirme? —preguntó con resignación.
Calista le guiñó un ojo mientras pasaba por su lado y murmuraba:
—Oso, mi mayor interés en este momento es mantenerme en pie con estos tacos y no dar un triste espectáculo delante de tanta gente —finalizó mientras ya en el salón adaptaba su visión y trataba de localizar a los suyos.
Siguió a Gise y a Nádia que se dirigían a una mesa apartada donde ya las esperaban Vicky, Talon y Jericho, que sonrió cuando la vio.
Se saludaron, se sentaron y las palabras brotaron de labios de todos haciendo que estallaran en carcajadas ya que todos hablaron al mismo tiempo.
Talon miró la sala repleta.
—Va a ser imposible que consigamos bebidas a menos que vayamos a la barra —dijo con el ceño fruncido.
Calista rió ante el gesto.
—Descuida tío Talon —dijo provocando las carcajadas de todos ya que así le había bautizado la joven atlante cariñosamente—. Voy por las bebidas. —Finalizó mientras se dirigía a la atestada barra luego de recibir los pedidos de todos. Ignorando las lujuriosas miradas masculinas que la seguían.
Fang había entrado al Santuario. Estaba atestado como siempre pensó suspirando mientras caminaba hacia la barra, cuando se detuvo en seco, unos metros antes de llegar.
El más bonito trasero que había visto en mucho tiempo, y eso ya era mucho decir, estaba en su campo visual, siguió el recorrido por las larguísimas y bien torneadas piernas haciéndole endurecerse dolorosamente, cuando una voz con un leve acento lo sacó de sus pensamientos lujuriosos.
—Lobo, en verdad creo que sería muy buena idea que conservaras esa cabeza sobre los hombros ya que no puedes vivir sin ella, y ten en cuenta que me caes bien, pero en este momento estás seriamente afectando ese cariño por la forma poco respetuosa que miras a mi sobrina —finalizó en su oído Talon que se había acercado a buscar a Calista.
El were lo miró confuso antes de responder.
—¿Tu sobrina? Tú no tienes…
Su comentario fue interrumpido por una alegre voz femenina que instantáneamente reconoció, lo congeló e hizo que sus pensamientos le pesaran como toneladas de piedras.
—¡Fang! Qué bueno verte, juro que estaba extrañando tanto nuestras charlas y paseos que mañana mismo estaba por pasar por el pantano —le dijo Calista mientras le daba un sonoro beso en la mejilla y la bandeja con bebidas se inclinaba peligrosamente hacia el lobo.
¡Oh demonios! ¿Cuándo voy a dejar de meter la pata hasta el fondo por todos los dioses? Se preguntó con un gemido mientras observaba atentamente a su “amiga” vestida tan sexy que podía infartar a cualquiera.
Sintió el suave aroma a azahares que provenía de la joven y tragó en seco mientras notaba la mirada de advertencia de Talon y con seguridad que estaba lejos de sentir le respondía.
—Cal, de veras pasó bastante ¿Cómo te están tratando los entrenamientos? —preguntó llevando la conversación a terreno seguro.
Calista hizo un mohín con los labios que para el lobo fue una tortura seductora antes de contestar.
—Ya sabes, Nádia me grita, me tropiezo, sigo entrenando, me golpeo y lo de siempre —le dijo mientras miraba mas allá— será mejor que lleve las bebidas antes que Gise y Nádia me lleven de los pelos.
—Nos vemos lobo —dijo el celta antes de seguir a su sobrina postiza.
Se estaba alejando con un elegante contoneo de caderas, totalmente natural para ella, pero haciendo que la mayoría de los hombres y animales presentes la miraran con deseo. Retrocediendo luego al ver que iba escoltada por el enorme celta que miraba a todos con advertencia. Se tensó al ver lo que la joven diosa provocaba. Calista era muy inocente y no podría en este momento luego de lo que pasó con Julian pasar ningún tipo de mal rato, él se aseguraría de eso se dijo, para eso eran amigos.
Sigue engañándote lobo, dijo esa molesta vocecita interna.
Oh! cállate fastidiosa, le dijo por dentro antes de beber la cerveza que le habían servido.
Se volvió para recorrer el lugar con la mirada, estaba  llenísimo, vio a Aimee sirviendo varias mesas. Qué extraño pensó, ni siquiera pensé en ella cuando vine… siguió mirando hasta que encontró la mesa donde Calista y el resto del grupo. Casi gruñó cuando vio el grupo completo.
¿Qué diablos hacía Jericho ahí? ¿Por qué había invitado al dios y ni siquiera lo había llamado como solía hacer? Se dispuso a ignorarlos enfadado porque su amiga lo había dejado de lado cuando vio que ella reía de algo que le había dicho. Oh no imbécil pensó, no te vas a acercar a ella, está muy lejos de tu liga amigo. Espera que vean tus intenciones y verás como rápidamente te ubican nuevamente en tu puesto.
Antes de darse cuenta de lo que hacía, se encaminó con paso decidido a la mesa.
Cuando llegó todos lo saludaron con una sonrisa, menos Jericho que lo miró con ojos entrecerrados y se recostó perezosamente en la silla rozando a Calista.
Ignorando el gesto, Calista le hizo señas que se sentara a su lado mientras los demás seguían hablando.
—Ven Fang, justamente estaba por ir a buscarte para que te sientes con nosotros —le dijo mientras le brindaba una pícara sonrisa—. A ver si mi amigo me defiende ya que el tema de la noche parece ser Burla a Calista —finalizó mientras tiraba de él hasta sentar a su lado, mientras todos reían.
Inmediatamente se arrepintió de haberlo hecho, el cuerpo de Fang irradiaba calor y hacía que el vello de la piel se le erizara. Lo miró de reojo. Estaba muy guapo esa noche, la camiseta blanca se adaptaba al musculoso torso y los jeans desgastados a las largas y musculosas piernas, el cabello estaba recogido en una coleta. Esto le hizo fruncir el ceño, lo estudió en forma crítica, le quedaría mucho mejor si se recortaba un poco el pelo y se afeitaba, el atractivo rostro libre para ser acariciado pensó ganándose una mirada curiosa del lobo.
Salió de su ensueño mientras para disimular le dijo:
—Lobo ya que vas a permanecer callado y no me vas a defender, y esta noche quiero divertirme y bailar hasta que me duelan los pies mas de lo que ya me duelen —dijo provocando carcajadas nuevamente en todos.
—Te dije que no compraras tacos tan altos —le dijo Nádia entre carcajada y carcajada.
—Pero ya todos sabemos que… —Dijo Gise y todos se le unieron y terminaron a coro— hasta que Calista no lo experimenta en carne propia no sirve.
Calista los miró enfurruñada.
—¿Ves? Defiéndeme —le dijo a Fang con tono lastimero y haciéndole ojitos.
Fang sonrió entre dientes y luego de darle un largo sorbo a su cerveza le respondió:
—Te quiero Cal, pero algo de cierto hay en esas palabras —le dijo mientras le guiñaba el ojo—. Además dulzura sabes que no bailo, pídeme cualquier cosa, pero no que entre en ese mundo de gente —murmuró mientras señalaba con la cabeza la pista repleta.
La joven diosa entrecerró los ojos mientras le respondía:
—Lo voy a tener en cuenta lobo —mientras se acercaba y terminaba la frase en su oído haciendo que el animal en su interior aullara de deseo—, es un punto menos para mi amigo. —finalizó con voz ronca.
El were vio lo cerca que estaba el rostro del suyo, fue como si el Santuario entero quedara en silencio y cuando le iba a responder, fue interrumpido por la joven nuevamente.
—No importa, tú sí vas a sacarme a bailar ¿Verdad Jericho? —le dijo con coquetería al dios. Que con una sonrisa de placer se paraba y le extendía la mano.
—Sabes que no puedo negarte nada princesa —le dijo mientras la ayudaba a levantarse—. Además soy lo bastante seguro como para que no me moleste ni una multitud ni tener que bailar —concluyó dejando el último comentario colgado para el lobo que lo miraba irritado.
Se alejaron y se dirigieron a la pista, el aura que emanaba la pareja era impresionante reconoció con furia Fang, la gente simplemente les daba espacio para bailar y no tenían que sufrir los molestos codazos y empujones, era poder puro pensó mientras veía como el cuerpo de Calista se movía al ritmo de la música, las caderas se balanceaban y las largas piernas parecían eternas, quiso apartar la mirada millones de veces y prestar atención a la conversación que llevaban en la mesa, pero una y otra vez su vista volvía a la pista.
—Debiste sacarla a bailar cuando ella te lo pidió lobo —le dijo Gise que se había acercado para ver que tanto miraba—, después de todo fuiste su primer opción, ahora es un poco tarde para lamentarla.
Fang se sonrojó violentamente al sentirse descubierto. Carraspeó incomodo y miró automáticamente hacia donde estaba Talon y Vicky.
—No te preocupes, están muy atentos a su charla, yo simplemente estaba aburrida, así que decidí molestarte un poco —se carcajeó antes de volver a la charla grupal.
Sacudió la cabeza molesto e hizo lo mismo, mientras la misma palabra se repetía molesta en su mente Tonto.
Calista estaba realmente sedienta, pero sentía la mirada de Fang en ella y no quería volver a la mesa. El muy descarado la había rechazado. No es que le molestara bailar con Jericho, le caía muy bien y lo apreciaba mucho, pero no tenía una amistad igual a la que tenía con Fang.
Dándose por vencida ante la sed, se acercó a su compañero y le habló al oído.
—Necesito algo de beber, ¿Qué te parece si volvemos a la mesa, nos refrescamos y luego continuamos bailando? —le dijo mientras sentía como el hombre asentía, le tomaba de la mano y salían de la pista. Qué raro pensó para sí misma, no se me eriza la piel ni siquiera cuando me toca, Fang despierta eso solo estando cerca.
Llegaron a la mesa en el momento justo en que Talon y Vicky se marchaban.
—Qué bueno que volvieron —dijo Vicky—. Así podemos despedirnos, los niños ya deben tener a la pobre KenYa caminando por las paredes —terminó con una sonrisa mientras le daba un beso y un abrazo a Calista—. Tú no te pierdas y pásate por casa que tenemos que ponernos al día.
Calista sonrió mientras le devolvía el abrazo.
—Por supuesto que voy a ir, extraño mucho a mis sobrinos —cuando vio que su amiga abría la boca para emitir un comentario hilarante continuó— Y también extraño las charlas con mi amiga Victoria y molestar a mi tío Talon así que en esta semana me tienes por allí —finalizó mientras le guiñaba el ojo.
Luego que se marcharon, se sentó nuevamente en su sitio y se abanicó el sonrojado rostro.
—Deberías descansar un poco —le dijo Fang con inocencia.
Nádia y Gise tosieron tratando de contener una carcajada. El lobo estaba tratando por todos los medios de no parecer celoso, pero la pelea la llevaba perdida desde el principio.
Calista lo miró mientras le respondía con un dejo de ironía.
—Amigo mío, que tú no disfrutes bailando no quiere decir que no lo hagamos el resto, pero no te preocupes que mi entrenadora me tiene en buen estado físico, así que tengo varias horas más de aguante —le dijo mientras palmeaba su mano.
Mirando que había en la mesa, tomó el vaso lleno que había dejado Vicky.
Bebió casi todo de golpe. Que delicioso estaba pensó mirando el vaso casi vacío, no había tomado antes esta bebida, había pensado que era agua porque no tenía color y el gusto era muy refrescante.
Suspirando de placer al sentirse mas fresca. Miró nuevamente a Fang, hizo un sexy puchero con los labios.
—Bueno, ya estoy fresca nuevamente, así que es hora de seguir bailando, que mis tacos no se han gastado lo suficiente aún.
El lobo la miró con los ojos entrecerrados, cerró brevemente los ojos, suspiró resignado a ir a la pista y darle el gusto a su amiga, cuando vió que la joven se había parado y le tendía la mano… A Jericho.
Asombrado vio como la pareja se dirigía nuevamente a la pista, con la diferencia que la mano del dios esta vez estaba en la diminuta cintura de Calista y se apoyaba contra el cuerpo de la joven mientras llegaban a destino.
La sangre empezó a bullirle y el comentario de Gise no ayudó a que mantuviera la calma.
—Te lo dije lobo, tuviste tu oportunidad y a veces, como esta ocasión los destinos son unas perras y se burlan de nosotros por el simple hecho de que tienen ganas de reírse de algo —le dijo mientras se recostaba en la silla y soltaba una carcajada igual de sonora a la de Nádia.
Condenadas mujeres se dijo enfurruñado. Dispuesto a marcharse en cualquier momento para evitar asesinar a alguien o hacer una escena que no le correspondía. Sólo 5 minutos más para estar seguro que no se propasa con ella se dijo.
Sí claro lobo masoquista le dijo la molesta vocecita que surgía cuando estaba con Calista, a la cual ya se estaba acostumbrando.
Calista sentía un leve mareo, le había pedido a Jericho otra bebida de esas y al momento que se la había traído se la bebió de golpe, ganándose la mirada asombrada del hombre.
Le sonrió inocentemente. Mientras sentía que todas las inhibiciones abandonaban su cuerpo y con lenta cadencia comenzó a moverse cada vez en forma más provocativa, ganándose una mirada de deseo de parte de su compañero de baile.
Fang se incorporó en la silla cuando vió el cambio de actitud en Calista, los movimientos mas desinhibidos, Jericho le había dado algo de beber hace unos momentos recordó. Pero ella no podía emborracharse, lo sabía por Acheron y Kyra.
Se revolvió incómodo cuando vio como Jericho la acercaba a su cuerpo cada vez más.
Abrió la boca y antes que pudiera siquiera pensar en callarse las palabras salieron a borbotones apresurados.
—¿No notan algo extraño en el comportamiento en Calista? —preguntó entre nervioso y molesto a sus acompañantes—. Está bien que le guste bailar, pero ella es recatada y tímida y esa no es la misma persona que está en la pista en este momento, si no supiera que no puede emborracharse, diría que lo está —finalizó mientras se incorporaba.
Gise y Nádia dejaron de hablar en ese momento y los comentarios sarcásticos que iban a escapar de sus labios se detuvieron, mientras que se ponían un poco pálidas haciendo que Fang las mirara con sospecha.
En ese momento la música cambió y una lenta balada de Nickelback comenzó a sonar y Calista sintió como Jericho la estrechaba con fuerza entre sus brazos, haciéndola ronronear ante el cálido abrazo. Había pasado tanto tiempo desde que un hombre la había abrazado con deseo, siempre amistad recordó, nunca amor. Lentamente alzó los brazos y rodeó el cuello masculino acercando más su cuerpo al de él.
—Sí hay algo que puede emborrachar a Calista —gimió Gise mientras miraba el vaso vacío de Vicky, no lo había notado, pero ahora que el lobo lo mencionaba Calista había vaciado el vaso de Sprite de Victoria—. Puede parecer un chiste pero aparentemente ningún atlante tolera la Sprite, les sienta igual que el tequila a un humano y creo que Calista sí está borracha Fang y esto puede volverse realmente malo si dejamos que siga aquí.
Fang gimió mientras volvía la vista a la pista de baile y casi se atraganta cuando ve a Calista y Jericho prácticamente pegados.
Condenado aprovechado pensó con furia mientras se incorporaba ante las miradas suplicantes de Nádia y Gise.
—Por favor lobo que no haya escándalo —le dijo Nádia con firmeza.
—Eso mismo —corroboró Gise—, pero tráela antes que haga algo que le cause arrepentimiento después.
Se serenó a pesar que quería propinarle una buena golpiza al dios por aprovecharse de esa forma de alguien como Calista, la parte racional le decía que no era culpa del hombre, pero la irracional y celosa quería destrozarlo lentamente y bailar sobre sus entrañas.
—No se preocupen, voy a buscarla y llevarla al departamento —murmuró entre dientes—. Nádia ¿No te molesta verdad?
El ángel sacudió la cabeza y soltó un único comentario.
—Haz lo tuyo lobo, sólo déjale una cubeta al lado de la cama que nosotras nos quedamos un rato más.
Fang ya se encontraba camino a la pista a toda velocidad.
Calista suspiró, Jericho era muy fuerte pensó para sus adentros. Pero te gustaría que fuera el lobo el que estuviera aquí contigo verdad, le dijo su vocecita interna. Claro que sí le respondió, pero ya oíste, no quiso bailar conmigo gimió por dentro triste.
Antes que pudiera seguir divagando fue separada abruptamente de Jericho, se volvió sorprendida para encontrar el rostro del were a pocos centímetros del suyo, la miraba con detenimiento, estudiándola.
Jericho lo empujó molesto.
—¿Qué diablos te sucede lobo? —le dijo mientras se acercaba amenazadoramente al were.
—¿Qué me sucede? ¿Qué diablos tenías tú en la cabeza para emborracharla? —lo acusó.
—¿Emborracharla? Ella sólo tomó dos refrescos que le traje, no le dí nada de alcohol —le aseguró.
—Y seguramente esos refrescos eran Sprite ¿verdad? ¿Acaso no sabes que a los atlantes eso les sienta como el alcohol a los humanos? —finalizó Fang apuntando con un dedo el pecho del dios.
Jericho abrió y cerró la boca confundido sin saber que responder.
Calista sacudió la cabeza mareada, en el momento que Fang los separó el brusco movimiento provocó un mareo más profundo, que antes no estaba.
Aún así se interpuso entre los hombres.
—Hey! Basta. No entiendo que dices Fang, solamente estábamos bailando, si querías bailar conmigo solo debías pedírmelo yo te diría que sí sin dudarlo, somos amigos y los amigos se comportan de esa forma y…
No pudo continuar el desvarío porque Fang la tomó del brazo y literalmente la arrastró al segundo piso, sin darle tiempo a reaccionar ni a ella ni a Jericho que se quedó en la pista de baile.
Calista logró zafarse del agarre.
—¡Fang detente! —le dijo mientras a duras penas trataba de mantenerse derecha a pesar de que el suelo se movía con tanta fuerza que tuvo que aferrarse al brazo del were para no caer—. Oh! Fang haz que deje de moverse —gimió mientras se abrazaba a su cuello.
El lobo rió entre dientes sin poder evitarlo ante la inocente actitud. Pero también gimió al sentir como cada parte de su cuerpo se amoldaba al de la joven.
—Sujétate Pecas —le dijo mientras los transportaba al departamento de Nádia.
Calista abrió los ojos al sentir el tirón en el estómago cuando se transportaban, miró a su alrededor y reconoció el departamento. En ese momento las piernas se le aflojaron y si no hubiera sido por Fang estaría desparramada en el suelo.
—¿Que me pasa? —gimió contra el oído masculino.
—Pasa que tomaste algo que no debías Pecas, así que te vas a sentir mal, pero te prometo que con un poco de descanso se te va a pasar. ¿Confías en mi verdad?
La joven asintió mientras se mordía los labios.
—Eres mi amigo lobo, en nadie confiaría más que en ti, bueno… en mi hermana y Gise y Vi, también está Tío Talon y Nádia y tío Ash y…
—Sí Pecas capté la idea —le dijo ronco.
Fang estaba realmente apretando los dientes, tener el cuerpo de la joven apretado al suyo y que le hablara al oído aún estas circunstancias hacía que se endureciera como nunca antes. Diablos debía llevarla a la cama cuanto antes.
Se maldijo mentalmente cuando imágenes para nada inocentes pasaron como una película triple X por su mente. Estúpido, tu mejor amiga está en las peores condiciones y tú solo puedes pensar con la otra parte de tu cuerpo que no tiene precisamente inteligencia se regañó.
Sin alargar el sufrimiento de ambos la alzó y la llevó a su cuarto mientras sentía como ella se acurrucaba contra él y gemía.
Luego de lo que le parecieron siglos entró al dormitorio, era la primera vez que entraba y no lo sorprendió para nada.
Era inmenso y blanco. Una enorme cama llena de almohadones blancos dominaba la habitación, era súper femenina, muy… como explicarlo, muy Calista sonrió mientras la depositaba con suavidad en la cama.
Calista entreabrió los ojos, le pesaban tanto los párpados, no podía permanecer despierta.
—Te adoro lobo —murmuró mientras se acurrucaba contra las almohadas y suspiraba antes de caer en un profundo sueño.
Fang la tapó con una de las mantas. La miró una vez más con preocupación y destelló al pantano, sorprendido por las palabras de la joven.

ale_itati

  • Visitante
Re: En la Piel del Lobo
« Respuesta #8 on: Marzo 03, 2011, 06:07:53 pm »
 emot024 gracias por leerme chicas

NádiaEirenye

  • Visitante
Re: En la Piel del Lobo
« Respuesta #9 on: Abril 22, 2011, 06:24:29 pm »
 :emot013: emot040

^KenYa^

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Re: En la Piel del Lobo
« Respuesta #10 on: Abril 24, 2011, 08:51:27 pm »
emot024 gracias por leerme chicas

Todo un placer  :emot020: emot024

Gise

  • Visitante
Re: En la Piel del Lobo
« Respuesta #11 on: Abril 26, 2011, 12:59:39 am »
Opino igual que Kenya  emot035 emot035
 emot024

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