Pobrecito
Joss, en esta escena su tío
Byron lo hace picadillo :emot002: :emot002:
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—A pesar de lo que dices, Josef es tu sobrino, y creo que deberías interesarte por su futuro. Lo que desea es pintar. Italia es un país maravilloso para pintar. Benj estaba demasiado ocupado y no ha podido acompañarnos, y Josef todavía necesita a alguien que se ocupe de él. Y ya que tú estás aquí…
—¡No! ¡Rotundamente no! No puedo ocuparme de un niño. Y no quiero verlo ni cerca del palacio —dijo Byron, con un estremecimiento no disimulado—. Lleva unos pantalones diez veces más grandes que su talla. En realidad, cuando lo llevaste a ver a Mikhail, se quedó parado ahí frente a nuestro príncipe y su compañera, con esos pantalones anchos, con aquellos anillos en los labios, nariz y ceja —le recordó, y sacudió la cabeza—. No quiero ni saber si los llevaba en otras partes de su anatomía, pero cada vez que abría la boca, se le veía una cosa horrible enganchada a la lengua. Y lo peor de todo es que quiso montar una actuación para ellos, y tú lo dejaste.Yo prefiero a Mozart y a Chopin, la ópera e incluso los blues, pero no soporto el rap. ¿Cómo era aquella horrible canción que se inventó? Todavía la oigo en mis pesadillas. Recuerdo que escupía por todas partes y hacía ruidos extraños antes de que nos regalara con la letra de sus canciones.
Byron enseñó unos dientes deslumbrantemente blancos, los incisivos asomando apenas como si fuese a propinarle un mordisco a aquellas letras.
—Era tan vergonzoso que no puedo ni podré olvidarlo:
«yo soy el hombre/El hombre que no puedes ver/un hombre invisible, que tú deberías temer/garras y ojos de gato/tu sangre en mis manos/salgo por la noche con la luna en lo alto del cielo/soy un monstruo que chupa sangre, soy una visión horripilante». Sobre todo disfruté con la cara del príncipe cuando cantaba la parte del monstruo que chupa sangre y el estribillo de
«quiero chuparte la sangre, la sangre, la sangre». —Le dieron ganas de reír con los recuerdos, algo que no había hecho en aquel momento, tiempo atrás—. Lo único bueno fue que Jacques se tronchó. No lo había visto reír en años. Fue la razón por la que perdoné a Josef por esa manera suya tan extravagante de llamar la atención.
—Pero, Byron, tiene un talento extraordinario. Incluso en aquella época, cuando sólo era un niño, era muy creativo. —Siguió un breve silencio. A Eleanor le había exasperado la actitud de su hermano—. Sólo tenía quince años y era una edad muy difícil. Ahora es mucho mayor.
—No me vengas con cuentos, querida hermana. Supe que le había dado por vestir entero de negro, con una capa negra, que yacía en las tumbas de los cementerios con un grupo de sus amigos humanos. Oí que tenía tantos anillos colgando de los labios que era imposible mirarlo sin que te entraran ganas de reír.
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