Autor Tema: BATIR DE ALAS, el último libro de la Trilogía La mano izquierda de Dios.  (Leído 1675 veces)

crislibros

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A ver, mi primera impresión al volver a sumergirme en la lectura con ganas desde hacía más de dos años fue: Que guay, cuantas sagas ya están completadas, me voy a dar un atracón.
Peeeeero, resultó que empecé primero por BATIR DE ALAS y continué con la saga del Vatídico, con los resultados que podéis leer en el post correspondiente, y se me está pasando la emoción. Os cuento por qué.

La mano izquierda de Dios, por si lo habéis olvidado, va de un niño criado con brutalidad en un monasterio, por un sacerdote convencido de que, tal y como dicen las escritursa, estamos esperando al mesías que traerá la salvación de la raza humana a través de su exterminación. Ve en el protagonista señales, pero hay que pulir al muchacho, así que lo brutaliza hasta el extremo convirtiéndole en una máquina de matar.
Bueno, estamos acostumbrados a los protagonistas sufridores que aún así conservan en su interior una clara noción del bien y del mal... Este no es caso.
En los primeros libros te convencías de que el pobre muchacho actuaba así por sus experiencias de la vida pero que tarde o temprano iba a ocurrir algo que le mostrara el auténtico vínculo con la humanidad y veríamos al  ser humano que llevaba dentro. Pues bien, no pasa.
Esta es una saga oscura y negra donde el personaje no crece sino en el sentido equivocado. Para mí lo que la historia pretende comunicar es que puedes romper tanto a una persona en su niñez que se queda roto para siempre sin posibilidad de que pueda sentir nada por nadie excepto por sí mismo. Incluso los lazos de amistad para con sus amigos parecen corruptos, equivocados. El personaje es cínico y amargo hasta el final.
Me resultó deprimente. Para los tres chicos con los que empieza el libro 1, la vida acaba mal en modos distintos pero igualmente espantosos y tristes. Pero lo peor de todo es que ni siquiera lo lamenté cuando así fue. Es lo que se habían labrado a lo largo de toda la historia.
Dejando aparte la desconexión de cualquier emoción positiva que no sea la lástima por los personajes principales, hay que reconocer el buen ritmo de este último libro, que despierta cierto interés morboso por ver hasta que punto va a caer en el pozo. Me acompañó durante la lectura la esperanza de que en algún momento se redimiera como ser humano, pero lo único que conseguía era desilusionarme.

No ha sido una mala lectura, pero tampoco de las mejores, y abandonará rápidamente mi mente.
Buaaaa, es que todas las que leo últimamente son así. Casi, casi, pero no del todo. Es como la nueva peli de Star Wars.