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Pedro Melenas, un libro algo macabro

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crislibros:
Pero precisamente por eso seguro que gusta a los niños.
Ya me puedo imaginar a mi sobrina leyéndolo.

Bien, este libro se escribió en 1845, ya os podéis imaginar, y pretendía ser moralista y aleccionador para los niños, pero en vez de aconsejar y mostrar a protagonistas que se portan bien, es todo lo contrario.
Las ilustraciones y textos muestran a niños que se portan mal y sufren consecuencias nefastas que llegan a la muerte en varias ocasiones.

Las ilustraciones, como imaginaréis, están algo anticuadas, pero el texto vale la pena sin duda.
El libro contiene los siguientes poemas:

Pedro Melenas
Federico el cruel
Paulina y las cerillas
Conrado, el pequeño Chupa-dedo
La historia de Abú-Ben
El cazador desalmado
La sopa de Gaspar, el melindroso
Felipe, el berrinchudo
Juan Babieca
Roberto, el volador

Me falta encontrar 4 para completarlo.

Pedro Melenas
Pedro los zapatos nunca se ataba
Y los cordones arrastraba
Por no cortarse las uñas
le crecieron diez pezuñas,
Hace más de un año entero
que no ha visto al peluquero.
¡Que espanto!¡Qué horroroso! Que niños más cochambroso
¡Aquí está, nenes y nenas,
Este es Pedro Melenas!

Paulina y las cerillas
Los papás de Paulinita
la dejan sola en casita
La niña corre, jugando
con su muñeca y cantando,
hasta que -¡Oh, maravillas!-
ve una caja de cerillas.
"¡Qué juguete! ¡Qué bonita!",
-dice, al verla, Paulinita:
"Voy a probar a encender,
como mamá suele hacer"
Pero Mina y Minz, las gatas,
alzan a la par sus patas
y chillan:
"¡Ay, miau, miau, no, no, Paulina!
¡Terminarás quemadita!"
Paulinita desatiende
el buen consejo, y enciende,
como se ve en la figura,
la cerilla -¡ay, qué locura!-
mientras salta de contento,
sin descansar un momento.
Pero Mina y Minz, las gatas,
levantan, locas, las patas:
"¡Tu mamá te lo ha prohibido!",
le dicen, con sus maullidos:
"¡Ay, miau, miau, no, no, Paulina!
¡Terminarás quemadita!"
Las llamas -¡ay!- han prendido
en la manga, en el vestido,
la falda, la cabellera;
¡Se quema la niña entera!
-¡Ay!- Mina y Minz, las gatitas,
¡cómo chillan, criaturitas!
"¡Auxilio!, ¡Ayuda, por favor!
¡Arde la niña, oh, pavor!"
"¡Miau, miau, traigan agua!
¡Qué espanto! ¡Miagua, miagua!"
La niña -¡qué gran tristeza!-
ardió de pies a cabeza.
Quedaron sólo cenizas,
y rojas, dos zapatillas.
Y Mina y Minz, las gatitas
lloran, lloran ¡pobrecitas!
"¡Qué tragedia, miau, miau miau!
¿Cuándo vendrán, papáu, mamáu?"
Y derraman, tristemente,
de lágrimas un torrente.

¡Y el tio escribió el libro para su hijo de 3 AÑOS!

crislibros:
Rescato este post porque llevo bastante tiempo buscando el libro y por fin he encontrado el texto y las imágenes para montarlo.
No tiene desperdicio y tal como preveía, mi sobrina y mi hija oscilaban entre el horror y la risa al leerlo, por eso mismo les ha encantado.
Yo las observaba mientras lo leían para ver si debía retirar o no el librito, pero más bien se morían por seguir leyendo.
El morbo es lo que tiene.

Aparte de estas de la lista de arriba, faltan 5 historias que al parece nunca se tradujeron al inglés o al español: La llorona, La orgullosa, La glotona, el goloso, el deslizabarandillas.

luzmari:
Me he quedado pasmada con la historia de Paulina.Si lo llego a leer de niña no toco una cerilla en la vida.Me gustaría leer el de Felipe, el berrinchudo.

crislibros:
Al que te deja flipando es el del chupapulgares, que le cortan los dedos.
O el de El sopas, que no quiere comerse la sopa y al final se muere de hambre.
Los dibujos son antiguos y por eso resultan más macabros, en mi opinión.
Por lo que he leído por ahí, en Alemania es un clásico entrañable. Todo depende del padre, pero me parece que para determinados niños (la mía) serán muy interesantes.

crislibros:
Felipe, el berrinchudo

¡Vamos a ver si hoy, por fin
se está quieto Felipín!
Fue lo primero que dijo
muy serio el padre a su hijo,
mientras la madre, compuesta,
contempla la mesa puesta.
Felipín de aquel aviso
hace siempre caso omiso
se estremece,
patalea,
se revuelve
y balancea
en la silla sin descanso.
¡Felipe no hagas el ganso.
¡Mirad niños! ¡Ved! ¡Ay, sí!
¡La que se va a armar aquí!
Felipín se balancea,
tanto bulle y patalea
que la silla -oh Barrabás!
resbala y cae hacia atrás.
En mal momento aquel,
grita y se agarra al mantel,
arrastrando pan y sopa.
Su padre salva la ropa
y su madre, descompuesta,
calla por toda respuesta.
El culpable del desastre
se esconde -¡valla pillastra!
La comida -¡Dios del cielo!-
rueda por el santo suelo:
el vino, el pan, los manjares,
los cubiertos familiares.
Se rompe hasta la sopera,
el señor se desespera,
y la señora al notar,
que se quedan sin cenar.


Conrado, el pequeño chupadedos.
¡Conrado!, dice mamá.
salgo un rato, estate acá,
se bueno, juicioso y pio
hasta que vuelva, hijo mío
y no te chupes el dedo
porque entonces -¡ay, que miedo!-
vendrá a buscarte, pillastre
con las tijeras el sastre
y te cortará -tris tras!-
los pulgares, ya verás.

Sale la señor a y ¡zas!
¡Chupa ue te chuparás!

Se abre la puerta y de un salto
entra en la casa, al asalto
el terrible sastre aquél
que venía en busca de él.
Con la afilada tijera
le corta los dedos -¡fuera!-
y deja al pobre Conrado
llorando desconsolado.

Cuando mamá vuelve al hogar,
se lo encuentra -¡puro llorar!-
¡Sin pulgares se quedó,
el sastre se los cortó!

Como siempre, sin la imagen pierde. Cuando ves las tijeras enormes que le cortan el pulgar le da un toque distintos. Míralas aquí http://www.3djuegos.com/foros/tema/6068459/0/der-struwwelpeter/

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