Drew Evans es un ganador. Guapo y arrogante, realiza negocios multimillonarios y seduce a las mujeres más hermosas de Nueva York con tan sólo una sonrisa. Tiene amigos leales y una familia indulgente. Así que ¿por qué ha estado encerrado en su apartamento durante siete días, miserable y deprimido? Él os dirá que tiene la gripe. Pero todas sabemos que eso no es realmente cierto.
Katherine Brooks es brillante, hermosa y ambiciosa. Rechaza que nada —ni nadie— desbarate su carrera hacia el triunfo. Cuando Kate es contratada como nuevo socio en el bufete de inversiones del padre de Drew, todos los aspectos de la vida del elegante playboy caen en picado. La competencia profesional a la que ella le lleva es perturbadora, su atracción por ella le distrae, su fracaso al persuadirla para entrar en su cama exasperante.
Entonces, justo cuando Drew está en la cúspide de todo lo que desea, su exagerada confianza amenaza con arruinarlo todo. ¿Será capaz de desenredar sus sentimientos de lujuria y ternura, frustración y culminación? ¿Estará a la altura del más importante desafío de su vida? ¿Puede Drew Evans ganar en el amor?
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Es un libro divertido, del estilo a un tipo odioso, pero narrado por completo en primera persona y desde el punto de vista del chico. Hasta ahora no me había encontrado nada en romántica desde esa perspectiva y eso le ha dado un punto que personalmente me ha gustado.