Autor Tema: James Ellroy  (Leído 5102 veces)

tempest@de

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James Ellroy
« on: Noviembre 28, 2008, 07:56:36 pm »
Biografia

Nació en Los Angeles en 1948. Su madre trabajaba como enfermera y tenía problemas con la bebida y su padre era contable. Al divorciarse sus padre en 1954, su madre, Jean Hilliker Ellroy, obtuvo la custodia del hijo y se trasladó con él a El Monte (un barrio deprimido de Los Angeles). Ella sería asesinada en 1958 y el asesino nunca fue capturado. James Ellroy publicó en 1996 Mis rincones ocuros un relato autobiográfico del asesinato de su madre y de la reinvestigación del caso que él mismo realizó en 1994.

Como un joven muchacho perseguido por el fantasma de su madre, Ellroy se convirtió en ladrón, alcohólico, drogadicto y pervertido sexual que espiaba a las mujeres. Se introducía en domicilios ajenos para robar comida o ropa interior femenina y por ello pasó algún tiempo en la cárcel. En ocasiones llegó a declararse nazi y realizó declaraciones en contra de judíos y negros.

Se convirtió en un ávido lector de novelas policíacas y empezó a estructurar sus fantasías en forma narrativa, y cuando a la edad de diez años su padre le regaló el libro The Badge: a history of the LAPD de Jack Webb, se obsesionó con el mismo y lo estudió repetidamente. Desarrolló una fascinación obsesiva con el asesinato, y en este libro descubrió la historia del horrible asesinato y mutilación de Elizabeth Short, la La dalia negra sobre cuyo crimen y los personajes que intervinieron en el mismo escribiría más tarde en el L.A. Quartet.

La obsesión, comenta Ellroy con conocimiento de causa, es buena, si logras sobrevivir a la experiencia. Asimismo considera que "la historia de América en el siglo XX es la historia de los crímenes cometidos por malvados hombres blancos."

La mayor parte de sus primeros 30 años de vida los dedicó a vagabundear, al alcohol, al abuso de las drogas, a pequeños delitos y al flirteo con la enfermedad mental. El inicio de su recuperación coincidió con el viaje que realizó a Kansas City. Poco después encontró trabajo como caddy en algunos clubs de golf de Los Ángeles y se hospedó en un hotel barato. Entró en Alcohólicos Anónimos en agosto de 1977 y dejó la bebida.

Mientras caminaba seis días a la semana por el campo de golf, empezó a controlar su pasión narrativa por el crimen y a soñar despierto con una novela, que empezaría a escribir a comienzos de 1979. A la edad de 30 años publicó su primera novela, Requiem por Brown que recreaba su propia vida.

En 1985 comenzó a escribir La dalia negra, en un intento explícito de combinar el asesinato de su madre con el famoso caso que tanto le obsesionó en su juventud. La novela, que dedicó a su madre, apareció en 1987 y obtuvo un gran éxito.

Otra de sus novelas, American Tabloid, fue calificada en 1995 novela del año por la revista TIME. El novelista William Vollman dijo de ella en el New York Times Book Review: "Una obra de arte extraordinariamente controlada". Y Los Angeles Times comentó acerca de Ellroy: "No es simplemente un excelente escritor de ficción policíaca. James Ellroy se está convirtiendo en uno de los grandes escritores norteamericanos de nuestro tiempo."

En Europa se le considera una especie de semidiós cultural del género "negro" y está más estrechamente identificado con Los Angeles que cualquier otro escritor desde Raymond Chandler. Prácticamente toda su obra anterior a American Tabloid transcurre en Los Angeles, principalmente en la ruda y racista pre-Miranda Los Angeles de la década siguiente a la Segunda Guerra Mundial.

Las cuatro novelas que preceden a American Tabloid – La dalia negra, El gran desierto, LA Confidential y Jazz blanco – se conocen colectivamente como el LA Quartet. Comprenden una obscura y obsesiva anti-historia de su ciudad natal en los años cincuenta.

En el verano de 1995 se trasladó a Kansas City y reside allí desde entonces.

Fuentewww.booksfactory.com

Pagina del autorhttp://www.ellroy.com

Pagina en castellano sobre James Ellroyhttp://jamesellroy.gipuzkoakultura.net/index-es.php


Filmografia
Cop (1987). Basada en Sangre en la luna, y protagonizada por James Woods.

L.A. Confidential (1997). Adaptación de Curtis Hanson para el cine de la novela clásica de Ellroy, y protagonizada por Kim Basinger, Russell Crowe, Guy Pearce, Kevin Spacey, y James Cromwell.

Brown's Requiem (1998). Adaptación de Jason Freeland de la primera novela de Ellroy.

James Ellroy's Feast of Death  (2008)

tempest@de

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Re: James Ellroy
« Respuesta #1 on: Noviembre 28, 2008, 08:08:56 pm »
Entrevista

Estábamos citados con James Ellroy en la sede de Ediciones B en Madrid, a las seis y media de la tarde. Íbamos a ser los últimos, ese día, en acercarnos a él, magnetófono en mano, para someterlo a un interrogatorio.

Pero ¡oh, sorpresa! Cuando llegamos a la editorial, nos dicen que Ellroy se ha marchado. Que está en su hotel. Y muy enfadado. Que le ha ladrado a una periodista y casi la ha mordido. De todas formas, sabe que tiene una cita con TBR y nos espera. Lo encontraremos en el vestíbulo. Nos dan la dirección del hotel y nos disponemos a marcharnos. A todo esto, aparece Fabio Vericat, que pasa a recoger su ejemplar de Seis de los grandes, del que hará la reseña para TBR. Lo ponemos en antecedentes de la situación, se ofrece a acompañarnos –nosotros, encantados- y hacia el hotel que nos vamos.

De camino, recordamos que el "Perro Rabioso" de las letras norteamericanas lleva un mes exacto de gira. Presentó Seis de los grandes en el Salon du Livre de París el 17 de marzo. Y desde entonces no ha parado. Seis ciudades francesas, más Milán, Roma, Bruselas, Amsterdam, y ahora Madrid. Como el bolo de una estrella del rock de ésos a los que tanto desprecia. Una vez compartió mesa con Nick Cave y dijo de él que era el tipo más presuntuoso y peñazo (pain-in-the-ass) que jamás había conocido.

Entramos en el gran vestíbulo, neutro, impersonal y casi vacío, del Hotel Alcalá y enseguida lo divisamos. Se pone en pie para recibirnos y se muestra afable, pero se le ve cansado y un tanto irritado. ¿Quién romperá el hielo?

No nos da opción. Demuestra que está harto de ser el interrogado y nos ataca con una batería de preguntas.

JE: Uf, chicos, qué asco. Vosotros hacéis TBR por amor al arte, ¿verdad? Para divertiros, quiero decir.

Cuando le respondemos que sí, esboza una sonrisa de complicidad y prosigue:

JE: Pues qué alivio. Acabo de pegarle una bronca a una periodista, ¿del ABN, tal vez? Eran unas siglas... No sé.

Imaginamos que se refiere al ABC y dejamos que siga explayándose.

JE: Quería que le hablase de los sitios de Internet dedicados a mí. He preguntado a la chica si había leído algún libro mío y ha dicho que no. Ni siquiera era de la sección de cultura, sino de la de tecnología. Pero si yo no utilizo ordenador, escribo siempre a mano... Me ha sacado de quicio, he perdido los nervios.

Lo interrumpimos para decirle que, probablemente, habrán mandado a esa periodista a cubrir su entrevista porque en ese diario lo tendrán catalogado de, en el mejor de los casos, escritor "experimental". Risas. El «Perro» se va relajando.

JE: Pues estas cosas me cabrean. Si creen que no doy la talla para su periódico, que no manden a nadie a entrevistarme y punto. Pero que sepan que los críticos británicos y franceses, en sus reseñas de Seis de los grandes, citan a escritores como Joyce, Céline o DeLillo, en un intento de encasillar mi estilo y mis argumentos y buscarles paralelismos... Y que en todo Madrid no haya restaurantes con zonas de no fumadores, eso me mata. La próxima vez que venga a España, iré sólo a Barcelona. Es mucho mejor, ¿verdad, chicos? Uf, y Amsterdam es un agujero de mierda. Allí la gente depende de la droga para funcionar y así es imposible que las cosas salgan bien. Claro que en Hollywood todo el mundo bebe muchísimo y los proyectos tampoco es que cristalicen dema...

Llega la relaciones públicas de Ediciones B y le comunica que le ha concertado cita con el barbero para la mañana siguiente. Pensamos que es el momento de intervenir y sacar el magnetófono, pero Ellroy nos sigue interrogando.

JE: ¿Sabéis si en la farmacia tienen algo para dormir que pueda comprarse sin receta? Durante las giras, sufro ataques de insomnio. Y soy muy aprensivo. Si me sale un grano en la espalda, enseguida pienso que es un tumor y que me quedan tres meses de vida y empiezo a dar vueltas en la cama y no duermo. Luego, cuando llamo a mi mujer y hablo con ella, se me pasa el pánico. Helen, mi mujer, acaba de terminar una novela. Sí, una novela negra, pero nada que ver con mi estilo. Ahora está en tratos con agentes y esas cosas... Nos encontraremos en Nueva York, el 8 de mayo, en la presentación de Seis de los grandes en Estados Unidos.
Llama al camarero y le pide agua caliente y una taza. Cuando lo sirven, saca una bolsita de té verde del bolsillo superior de la americana, mete el dedo en el agua para comprobar si está a la temperatura adecuada, y le echa la bolsa. Se tranquiliza. Ha llegado el momento de sacar el magnetófono. Lo dejamos sobre la mesa, Ellroy asiente, con cierta resignación, y lo ponemos en marcha.


TBR: Ésta es una gira muy larga. ¿Cómo lo lleva?

JE: Como puedo. En cuanto tengo ocasión, me escapo a mi habitación y hago un poco de yoga, respiraciones profundas, con el abdomen, y esas cosas. Me relajo. Viajar te jode el cerebro. No me gusta nada.

TBR: Eso del yoga es un hábito nuevo...

JE: Sí, mi mujer Helen me enseñó y .... cuando me pongo de los nervios, como hoy con esa periodista, antes de recibiros, he subido a la habitación y me he relajado. ¿Nunca lo habéis probado? Funciona, en serio.

TBR: ¿Le parece si nos remontamos a un pasado lejano? Al callejón de los recuerdos, utilizando sus propias palabras. Usted dijo una vez que durante el Verano del Amor (1967), no se comió un rosco. ¿Es eso cierto? ¿De veras lo intentó?

JE: Lo intenté de todas las maneras habidas y por haber, pero durante el Verano del Amor yo llevaba el pelo corto, imaginaos si estaba hecho polvo. Y claro, nadie me quería.

TBR: Más tarde, mientras descubría al escritor que llevaba dentro, trabajaba de caddy y se acostaba con mujeres casi todas las noches. ¿Cómo podía compaginar todas esas actividades?

JE: Bueno, escribía por las tardes. Hacía de caddy por las mañanas, escribía por la tarde, hasta el anochecer, y luego salía de marcha.

TBR: En fin, que llevaba una vida realmente ocupada...

JE: Pues sí, todo el día y toda la noche. Apenas dormía. (Risas)

TBR: En esa época, ¿tenía algún contacto con el mundo editorial? ¿Qué pasos dio para conseguir que le publicaran el primer libro?

JE: Conocí a una mujer en... bueno, no importa dónde. Esa mujer acababa de publicar una novela y me dijo que había encontrado agente en Writer’s Market, que es un libro de referencia. En 1980, compré un ejemplar de Writer’s Market y en él encontré cuatro agentes que leían manuscritos sin compromiso. Hice cuatro copias del manuscrito de mi primera novela y los mandé a esos agentes. Los cuatro me respondieron diciendo que querían ser los representantes de mi libro y yo me decidí por el que parecía más inteligente y agresivo.

TBR: ¿Cuándo empezó a vivir de la literatura?

JE: De hecho, empecé a ganar dinero con mis libros desde el principio pero dejé de trabajar de caddy a principios de otoño de 1984, cuando vivía en el área metropolitana de Nueva York. Empezaron a caerme dos mil dólares por aquí, dos mil dólares por allá y ya no tuve que hacer más ese trabajo.

TBR: O sea, que no puede quejarse de cómo le ha ido...

JE: Realmente, no.

TBR: ¿Es cierto que su editor le hizo recortar el manuscrito de Jazz Blanco de 900 páginas a 400?

JE: No. Eso me ocurrió con L.A. Confidencial. Tenía 800 páginas y lo reduje a 635. Mi agente, Nat Sobel, dijo que el editor creía que un libro tan largo apenas daría beneficios, aunque lo publicasen en colección de bolsillo. Me llevé el manuscrito a casa y, en una noche, me cargué casi todas las conjunciones y muchos de los adjetivos. De ese modo, desarrollé el estilo telegráfico que más tarde utilicé en Jazz Blanco.

TBR: Cuando habla de estilo telegráfico, ¿a qué se refiere?

JE: Me refiero al estilo de frases fracturadas de Jazz Blanco. No me refiero al estilo más conciso de América o de Seis de los grandes.

TBR: Ese estilo telegráfico, ¿se inspira en algún autor? ¿Hay algún otro escritor que lo utilice?

JE: No. No hay nadie que escriba como yo.

TBR: Parece que cada vez utiliza menos palabras para explicar las historias más complicadas. Muchos escritores y artistas, al llegar a la madurez, tienden a prescindir de todo lo superfluo para ir directamente al grano. ¿Es ese un proceso que va a llevarlo al minimalismo?

JE: En primer lugar, cada vez hay más palabras. En segundo lugar, el estilo no es minimalista. Yo diría que es antiminimalista. Es muy estilizado, extremadamente preciso y realista, es la expresión directa del lenguaje de los personajes, de sus vidas internas y externas, y es también el lenguaje del narrador. Pero, en realidad, hay más descripción física en este libro que en mis últimas novelas. Lo que ocurre es que no lo parece, a causa de esa estilización extrema.

TBR: ¿En qué sentido sus obras no son minimalistas?

JE: Son historias de vidas importantes, grandes tramas, grandes expresiones del carácter de los personajes, grandes telones de fondo históricos. Raymond Carver, con su vidas insignificantes, bien circunscritas y unas condiciones bien definidas, él sí que es minimalista. Seis de los grandes no es más que un libro altamente estilizado. No me gusta el minimalismo, no me gusta Woody Allen, no me gusta el nihilismo. ¿Echáis de menos palabras en Seis de los Grandes? Pues pensad que si le añadiera adjetivos, preposiciones y adverbios, el libro tendría 1200 páginas. Demasiado, ¿no? (Risas.)

TBR: ¿Cuáles son para usted las implicaciones del minimalismo?

JE: Las vidas insignificantes, ver el mundo sin romanticismo, la ausencia de ardor o rigor moral y la negación del hecho de que los humanos tenemos libre albedrío. Si tienes libre albedrío y sabes que algo está mal, y lo haces a propósito, eres una mala persona. Alguien me dijo una vez que no hay hombres malos, que las fuerzas que los han moldeado los obligan a tomar decisiones y yo, eso, no me lo creo.

TBR: ¿Cree usted en Dios?

JE: Sí.

TBR: Después de escribir el «Cuarteto de Los Ángeles», ¿qué lo impulsó a abordar un argumento tan amplio como la historia contemporánea de los Estados Unidos?

JE: Quería escribir libros de mayor envergadura, quería escribir libros que nadie pudiera calificar de thriller, de novela de misterio, de género policiaco. Negro, como dicen aquí, amarillo, como dicen en Italia, un polar, cómo dicen en Francia. Quería abandonar L.A. como escenario estricto de mis libros. Quería convertirme en un escritor que llegara a un sector más amplio de público, huir de la categoría de novelista de género. Al fin y al cabo, ¿quién se conforma con ser un escritor de novelas de misterio? ¿Quién se conforma con ser un escritor de thrillers cuando se puede ser un escritor a secas, sin etiquetas, un novelista con N mayúscula? Dime con quién andas y te diré quién eres. Quiero decir que no me gusta que me metan en el mismo saco que a Agatha Christie y a gente por el estilo.

TBR: ¿Y si lo meten en el mismo saco que a Dashiell Hammet?

JE: Bueno, eso sí que es un cumplido. No quiero ser Dashiell Hammett, pero me alegra que lo menciones. La verdad, sin embargo, es que él escribió novelas de misterio y todas siguen una misma fórmula. El mérito de Hammett es que inventó esa fórmula y el lenguaje adecuado a ella. No obstante, hay una gran diferencia entre escribir El halcón maltés, Cosecha Roja, La llave de cristal, El hombre delgado, La maldición de los Dain, obras con las que estableció y, en cierto modo, delimitó el género, y lo que hizo después, despegando de él para hacer algo muy distinto, como sus dos últimos libros. Por otro lado, Hammett terminó su carrera muy joven.

TBR: Y usted "despega" del crimen y de la violencia física para elevarse al ámbito de la intriga psicológica y de la política. ¿Cuáles son los cambios fundamentales ocurridos en los últimos cincuenta años? ¿Hacia dónde va América?

JE: No lo sé y no voy a hacer ningún comentario sobre el panorama político actual. Os aseguro que voté a Bush porque quería repudiar a Gore y el clintonismo. Nadie odia a Bill Clinton más que yo, como no sea Bill O’Reilly, ese maravilloso comentarista de televisión, William Bennett o Christopher Hitchens, escritor de Vanity Fair. Mi única ocupación política de los últimos tiempos ha sido odiar a Bill Clinton y ahora que ya no está en el cargo, me he quedado sin trabajo.

TBR: ¿Qué le diría a George W. Bush?

JE: Que firme el acuerdo de Kyoto.

TBR: ¿Por qué?

JE: Para proteger a los animales.

TBR: ¿Qué opina sobre el control de las armas de fuego? Es partidario del control, ¿verdad?

JE: No, tengo treinta armas. Tengo una colección de armas de fuego conmemorativas. Creo que las personas responsables deben poder tener armas para practicar deportes y para proteger sus casas. Lo que creo que deberían prohibirse son las armas de agresión, quiero decir, uno no sale de caza con una ametralladora, ¿verdad? No hay ninguna razón para ello.

TBR: Pues algunos lo hacen... ¿Nunca se ha planteado la posibilidad de instalarse en Europa una larga temporada?

JE: No, sólo quiero vivir en casa, y mi casa está en Kansas City.

TBR: ¿Y es ahí donde quiere pasar el resto de su vida?

JE: Sí, definitivamente sí.
(El camarero le trae más agua caliente y Ellroy repite el ritual de preparase el té que lleva consigo.)

TBR: En sus libros, los personajes femeninos adquieren cada vez mayor protagonismo y profundidad. ¿Algún comentario al respecto?

JE: Me hago viejo y veo un espectro de humanidad más amplio. Para ello, hice un esfuerzo consciente, que fue el resultado directo de haberme confrontado con mi madre en Mis rincones oscuros y a partir de ahí, decidí escribir libros más profundos. Lo que quiero decir es que Seis de los grandes básicamente trata sobre mafiosos y pistoleros que se hacen viejos, es un libro íntimo en un sentido en que ninguno de mis libros anteriores lo ha sido.

TBR: Entonces, al redescubrir a su madre se reconcilia usted con las mujeres y...

JE: No, no. Yo no me reconcilio con las mujeres. Fue una reconciliación con esa mujer, darme cuenta que tenía que hacerlo.

TBR: Y en consecuencia, las otras mujeres...

JE: Las otras mujeres no son más que ficción. En mi vida sólo hay una mujer, mi esposa. Llevamos juntos siete años. Las demás sólo son personajes de ficción.

TBR: ¿En qué sentido escribir Mis rincones oscuros significó un punto de inflexión en su vida, como hombre y como novelista?

JE: Como novelista aprendí mucho y como persona aprendí más. Me sumergí en mis orígenes y eso me dio mayor coraje para expresar una mayor diversidad de trama y motivación en mi siguiente novela. También aprendí a dedicar más tiempo a trabajar los personajes y creo que todo eso llega a su culminación en Seis de los grandes.

TBR: ¿Es cierto que no come carne?

JE: Sí, es cierto. No como carne. Soy un amante de los animales, ¿vosotros no? Por cierto, esta mañana he estado con un periodista en el Museo de Cera. Aparte de haberme hecho una foto poniéndole les cuernos a Clinton, lo cual me ha encantado, me ha interesado mucho la historia de Islero, el toro que mató a Manolete. ¿Es cierto que le sacó el ojo de una cornada? ¿Qué suerte corrió ese toro? ¿No los indultan jamás? En una corrida, yo siempre estaría de parte del toro. ¿Vosotros no? (Risas.)

TBR: ¿No le parece una contradicción ser vegetariano y escribir esos libros en los que tanto abunda la sangre?

JE: No, porque la sangre de mis libros es sangre humana. Yo nunca haría daño a un animal. Soy muy tierno con los animales.


TBR: Ha dicho usted que quiere escribir en una cámara de vacío, que no quiere referirse a ningún otro autor ni tenerlo en mente mientras escribe. En cierto sentido, ¿no es eso un rechazo de las influencias del mundo real y del literario?


JE: He aprendido de Don DeLillo. Descubrí a DeLillo y reconozco sus méritos cada vez que tengo oportunidad de ello pero yo no compito con Don DeLillo ni con ningún otro escritor. Yo soy mi único marco de referencia.

TBR: ¿Pero reconoce la influencia de DeLillo en sus novelas?

JE: Por supuesto, cada vez que alguien me lo pregunta. La que más me ha influido es Libra. Sólo he leído dos libros suyos, Libra y Submundo. También escribo periodismo, artículos de opinión, y el año pasado seguí, como comentarista, las convenciones republicana y demócrata. También he asistido a un combate de boxeo entre Erik Morales y Marco Antonio Barrera, y con eso quiero decir que participo del mundo real, al menos como periodista. Las películas actuales no me interesan. La música contemporánea no me interesa, pero cuando algo me llama la atención, voy a verlo.

TBR: Pues sabemos que de ese reportaje sobre las convenciones se ha dicho que es el artículo sobre política más políticamente incorrecto que jamás se haya escrito.

JE: Muy posible. ¿Lo habéis leído?

TBR: No. ¿Qué le pareció la adaptación cinematográfica de L.A. Confidencial?

JE: De eso hablaré "off the record". ¿Está en marcha ese cacharro?

TBR: Ya no. (Clic.)
 
Realizaron esta entrevista para The Barcelona Review, Montse Gurguí y Hernán Sabaté, traductores de: Jazz blanco, América, Mis rincones oscuros, Ola de crímenes y Seis de los grandes, de James Ellroy.
© 2001 The Barcelona Review

tempest@de

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Re: James Ellroy
« Respuesta #2 on: Noviembre 28, 2008, 08:09:33 pm »
Bibliografia

Réquiem por Brown — Brown's Requiem (1981)
El detective Fritz Brown, un ex alcohólico obsesionado con la música clásica, no es un detective convencional: le echaron de la policía de Los Ángeles hace años y todavía tiene que moverse al borde de la ley para salir adelante. Un estrafalario caddie de golf con pinta de mendigo pero con mucho dinero, le ofrece mil dólares para que vigile unos días al rico peletero judío con el que vive su hermana. Pero ella resulta ser muy atractiva, y además una apasionada del violonchelo, por lo que Brown decide seguirla e investigar de dónde saca su extraño cliente tanto dinero...

Clandestino — Clandestine (1982)
Los Ángeles, 1951. Fred Underhill es un policía inteligente, perseverante, mujeriego y, sobre todo, ambicioso: la muerte de una mujer y el descubrimiento de un asesino le servirán de trampolín a la fama... Con la guerra de Corea de fondo, Ellroy nos acerca a la carrera de ese joven agente —a su imparable ascenso y su estrepitosa caída—, en el marco de un intrincado caso vinculado a los ambientes más sórdidos de la ciudad.

Sangre en la luna — Blood on the Moon (1983)
El sargento Lloyd Hopkins es un hombre reprimido y violento, obsesionado con un orden que en su propia vida no existe. En esta novela observa la relación de unos asesinatos cometidos en el transcurso de veinte años, y se enfrenta al mundo de los drogadictos y sus traficantes.
"Sangre en la Luna" fue la novela que lanzó a la fama a James Ellroy, y la primera parte de la trilogía del Sargento Hopkins. En ella el autor ahonda en las tramas de la novela policíaca, recuperando los patrones clásicos de este género.

A causa de la noche — Because the Night (1984)
A causa de la noche es la segunda novela de la trilogía del sargento Hopkins, iniciada con Sangre en la luna. En esta ocasión los personajes de una temible organización criminal son eliminados uno a uno por un cuerpo de policía en el que no todos, ni mucho menos, tienen las manos limpias. Hopkins termina sus aventuras con el amargo sabor de boca que produce la mirada despiadada de James Ellroy, que vuelve a transportarnos con maestría a los bajos fondos de su ciudad, Los Ángeles

La colina de los suicidas – Suicide Hill (1986)
Última entrega de la trilogía del sargento Hopkins, La colina de los suicidios cuenta la historia de una banda de atracadores de bancos, cuyos miembros pierden los estribos. Lloyd Hopkins está al mando del grupo agentes que van tras los ladrones, pero pronto descubre que el cuerpo de policía que tanto conoce y tanto respeta no es ni mucho menos lo que parece...

Killer on the Road (Silent Terror) (1986)
La alegórica biografia de Ellroy.

La dalia negra* — Black Dahlia  (1987)
El 15 de enero de 1.947 apareció en un solar el cuerpo desnudo de una mujer joven seccionado en dos partes. El forense dictaminó que la victima había sido torturada durante días y que, mientras duró el martirio, había conservado el conocimiento. Más tarde seria identificada como Elizabeth Short, de 22 años, y un periodista la llamó la "Dalia Negra" por su manera de vestir. La policía nunca encontró al asesino.
James Ellroy reconstruye aquel suceso a través de las figuras de dos policías de Los Angeles obsesionados con la "Dalia Negra". La investigación se convertirá en un viaje infernal por el submundo del Hollywood de posguerra y les llevará hasta las redes de pornografía y corrupción de menores establecidas en la frontera de México.

El gran desierto — The Big Nowhere (1988)
Los Ángeles, años cincuenta. Tres hombres se ven atrapados en una tupida red de ambiciones, perversión y mentiras: Danny Upshaw, ayudante del sheriff y punto de mira de intereses ajenos: Mal Considine, fiscal del distrito que intenta promocionarse profesionalmente y poner orden a su vida privada; Meeks, ex narco y hombre fiel a un único dios: el dinero. Por motivos distintos, los tres se verán vinculados a un grupo de comunistas entre los que un sádico asesino ha sembrado el pánico. Por motivos distintos, los tres habrán sacado billete para una pesadilla.

tempest@de

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Re: James Ellroy
« Respuesta #3 on: Noviembre 28, 2008, 08:10:00 pm »
LA Confidential — LA Confidential (1990)
Los Ángeles, años cincuenta, una época fascinante llena de matices. Pornografía. Corrupción policial. Intrigas en el hampa. Un atroz asesinato colectivo se convierte en eje central de la vida de las víctimas y los verdugos. Tres policías tambaleándose en arenas movedizas Ed Exley, sediento de gloria, capaz de violar cualquier ley con tal de eclipsar a su padre, ex policía y gran magnate.

Jazz blanco — White Jazz (1992)
Para el teniente David Klein, muertes, palizas y extorsiones sólo son gajes del oficio. Hasta que en otoño de 1958 los federales abren una investigación sobre la corrupción policial y el mismo Klein se convierte en el centro de todas las pesquisas y acusaciones. Sin embargo, aunque él haya contribuido a crear ese mundo monstruoso, poblado por la codicia y la ambición, está dispuesto a salir vivo de él a cualquier precio.

Fallen Angels: Six Noir Tales Told for Television  (1993)
Incluye una historia corta de Ellroy.

Hollywood Nocturnes (1994)
Presenta a varios personajes de los libros del LA Quartet en historias no relacionadas.

American Tabloid — American Tabloid  (1995)
Con América inició James Ellroy su “Trilogía Americana” en la que se combinan los acontecimientos históricos con otros de índole exclusivamente literaria. Utilizando su típica estructura policial, James Ellroy se adentra en la América de los sesenta (la acción transcurre entre los años 1958 y 1963), en momentos especialmente conflictivos y delicados. La crisis de los mísiles en Cuba, o el inesperado asesinato del presidente Kennedy, desenlace de la obra, sirven de marco histórico para las “andanzas” de su protagonista, Bondurant, un policía de conducta bastante dudosa que logrará reconstruir los acontecimientos recreando una ilusoria sensación de realidad.

Mis rincones ocuros — My Dark Places (1996)
En 1958, cuando James Ellroy tenía diez años, el cuerpo de su madre fue hallado en la cuneta de una carretera, en un pequeño pueblo cerca de Los Ángeles. Nunca se descubrió al asesino y el caso quedó cerrado. Ellroy alcanzó el éxito en su faceta de escritor de novelas tan radicales como provocativas, pero la memoria de la muerte de su madre no dejó de perseguirlo. En esta obra Ellroy da cuenta de la frustrada investigación policial; de la volátil trayectoria que tomó su vida a partir de aquel suceso trágico; de la carrera de un antiguo sheriff de Homicidios del condado de Los Ángeles llamado Bill Stoner; de la investigación que el autor y el propio Stoner emprendieron para identificar, años después, al asesino de su madre.Esta autobiografía de James Ellroy es una historia arrebatadora: sobre la naturaleza del crimen, sobre el mero pestañeo que puede separar la lujuria del impulso asesino; sobre el viaje atrevido y revelador del autor a los rincones más oscuros de su memoria.

LA Noir — (1998) (Incluye Blood on the Moon, Because the Night y Suicide Hill)

Ola de crímenes* — Crime Wave (1999)
Un periodista sin entrañas ventila los trapos sucios de los famosos, se revuelca con placer en el barro y mata si es preciso en defensa de la prensa amarilla. Un célebre acordeonista se convierte en adicto al homicidio. Un hombre investiga en los archivos policiales casos sin resolver para descubrir sus posibles vínculos con el asesinato de su madre. Tras el adolescente larguirucho y extraño, tras el ladrón, tras el actor, tras el convicto, tras el colgado que deambula por las calles de Los Ángeles, se halla James Ellroy, el hombre, su curiosidad, sus dotes de observación y, sobre todo, su experiencia vital. James Ellroy, el escritor, con un estilo directo, en ocasiones brutal y desquiciado, arrastra al lector a través de estas crónicas a un mismo tiempo urbanas e irremediablemente intimistas. Ola de Crímenes es una recopilación de cuentos y artículos aparecidos en la revista GQ.

Seis de los grandes — The Cold Six Thousand  (2001)
Dallas, Tejas, 22 de noviembre de 1963. El día del asesinato de Kennedy llega a la ciudad un agente del FBI, Wayne Tedrow Jr., con 6.000 dólares en el bolsillo y la misión de cargarse a Durfee, un jugador negro acusado de violación y asesinato. El ambiente político y social está al rojo vivo, y hay muchas preguntas en el aire: ¿está el Ku Klux Klan involucrado en la muerte del presidente? ¿Cuáles son las relaciones del KKK con el FBI? ¿Conspiraron la mafia y el FBI para matar a Robert Kennedy y Martin Luther King? ¿Cómo se relacionan el FBI, la droga y el anticastrismo? Seis de los grandes nos lleva de Estados Unidos a Vietnam, mostrando al lector el resquebrajamiento de un sueño, empujándolo al meollo de la pesadilla americana.

The Best American Mystery Stories (2002)

Destino de la morgue — Destination: Morgue! : L.A. Tales  (2004)
Desde la ácida crítica a la lucha por la presidencia de Estados Unidos, pasando por los rings donde dejan la vida y buscan la fama los boxeadores mexicanos o la habitación donde quedan violentamente sesgados los sueños de una adolescente, hasta llegar a los relatos intimistas y autobiográficos, James Ellory plasma su percepción de un mundo desquiciado en el que no siempre es posible hallar La Verdad.

Loco por Donna (2005)
Una intensa historia de amor, que se prolonga durante más de veinte años, entre un enloquecido policía del Departamento de Los Ángeles y una actriz. De nuevo James Ellroy nos introduce en su particular mundo: corrupción, obsesiones, venganzas, casos sin resolver y un amor lleno de intensidad y romanticismo.

El asesino de la carretera
Martin Plunkett ha sembrado Estados Unidos con un rastro de muertes. Cuando el FBI consigue darle caza, decide confesar sus crímenes a cambio de que su autobiografía vea la luz. Así, escribe sus memorias mientras cumple las cuatro cadenas perpetuas a que ha sido condenado.
Nacido en Los Ángeles en los años cincuenta, su adolescencia es extraña y compleja, hasta el punto de que, en cierto modo, acaba provocando el suicidio de su madre. A raíz de este suceso, queda bajo la tutela de un oficial de policía, de quien aprende justo lo que no debía: el oficio de ladrón. Martin tiene una inteligencia extraordinaria y cierta tendencia al aislamiento, por lo que va construyendo sus obsesiones mientras continúa con los atracos. Tras pasar un año en la cárcel, comete su primer asesinato.

« Última Modificación: Octubre 02, 2009, 04:52:54 pm por tempest@de »

TereL

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Re: James Ellroy
« Respuesta #4 on: Noviembre 28, 2008, 10:05:47 pm »
Muchas gracias por la información.
No sé qué le parecería al autor la adaptación al cine de L.A. confidential, pero a mí me gustó mucho. La novela es estupenda, a mi parecer, pero es una de las pocas adaptaciones que le hacen justicia.

Besos

TereL

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Re: James Ellroy
« Respuesta #5 on: Febrero 18, 2010, 12:50:39 pm »
Ediciones B acaba de publicar en castellano la última novela de este autor:

Sangre vagabunda - Blood's a Rover (2009)
Verano de 1968. Martin Luther King y Robert Kennedy están muertos. Un grupo dedicado al juego sucio está listo para desplegarse en la Convención Demócrata de Chicago. Los militantes negros están combatiendo en el sur de Los Ángeles, acosados por los federales. Y el destino ha colocado a tres hombres en el vórtice de la Historia. Dwight Holly es el matón preferido de J. Edgar Hoover, el que pone en práctica sus planes racistas. Wayne Tedrow, ex policía y traficante de heroína, está construyendo una meca del juego para la mafia en República Dominicana. Y Don Crutchfield es un joven detective privado de ética dudosa. Sus vidas chocan al tratar de dar caza a la Diosa Roja Joan, y cada uno de ellos pagará «un precio elevado y feroz por formar parte de la Historia».