Cerró los ojos y pensó en Josh, su compañero en la asociación vecinal donde colaboraba, y del que estaba enamorada. No sólo por el atractivo físico, sino por cómo hablaba, la capacidad de convicción, por sus ideas... todo en él la atraía.
Como imaginaba siempre, porque era lo que deseaba, él tomaba la iniciativa, rodeándola con los brazos y besándola, de forma suave, sin avasallar.
A ciegas - Noe Casado
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