Critica de la Espada en la tinta
La saga de Malus Darkblade es una de las más conocidas y valoradas dentro del conjunto, no ya porque retrata la sociedad de elfos oscuros (los druchii, como se les llama) en este cruel mundo de fantasía épica, sino porque su personaje es un hombre maligno en su esencia, fiel reflejo de la sociedad en la que vive. Lejos de las disquisiciones morales del elfo oscuro más conocido de "Reinos Olvidados", Drizzt Do'Urden, el elfo oscuro de "Warhammer" por excelencia no tiene problemas, escrúpulos ni remordimientos cuando se trata de apuñalar a alguien por la espalda, o siquiera de prestar algún tipo de ayuda... si se puede obtener algo a cambio. Con esas claves, estamos ante un personaje malvado, cuyas aventuras resultan cuanto menos divertidas, ya que pocas veces puede uno disfrutar de un personaje de esas características en la inmensa cantidad de modelos de conducta a seguir de los típicos heróes de hoy en día, o antaño. En ningún momento veremos a Malus Darkblade hacer uso del bien. Las verdaderas virtudes de un elfo oscuro, podríamos decir.
Se trata de un divertimento bien realizado, sin complicaciones ni retorcimientos, como nos gusta disfrutar a todos los que de vez en cuando nos da por leer novelas de este tipo. Es un relato de aventuras que transcurre a lo largo de un viaje por etapas, en las que nuestro personaje, así como el grupo que le acompaña (Lhunara, Dalvar... todos druchii), tiene una serie de encuentros con criaturas diversas del mundo, descubrimiento de objetos mágicos, pequeñas misiones a cumplir antes de acceder a una zona mayor... En realidad se trata de una estructura muy básica, pero que como resultado da unas aventuras entretenidas y que dan ganas de seguir leyendo un poco más para ver qué ocurrirá a continuación con Malus. Una búsqueda que parte de su ciudad natal (donde no es muy bien querido), Hag Graef, que le llevará hacia el norte atravesando los Desiertos del Caos en busca de un templo que esconde un gran poder. Todo ello ambientado, al principio, en el frío continente de Naggaroth, situado al oeste del Viejo Mundo.
Los lectores habituales de "Warhammer" ya lo conocerán de sobras, y a los que no, me parece una lectura recomendable si se quiere unos libros de aventuras fantásticas sin complicaciones, con un personaje malvado con mil y un recursos, en un mundo altamente hostil, grandes dosis de magia y misterios arcanos, etc. En ciertas ocasiones me recuerda al Elric de Moorcock o a cualquier héroe clásico pero en versión maligna, por los condicionantes que construyen en cierta manera al personaje, sus respuestas, el flirteo con su medio hermana, sus objetivos. No por nada, las pruebas a las que se enfrenta el personaje son lo suficientemente duras como para hacer desistir a cualquier otro, su tesón por alcanzar sus metas le convierten en alguien peligroso, pues tiene mucho que ganar y poco que perder por su condición de bastardo, así como por la cantidad de rivales que uno puede generarse en la corte de elfos oscuros, o directamente fallar en las ofrendas y logros que uno debe ofrecer al Rey Brujo cada cierto tiempo.
Me gustan los personajes malvados cuando tienen algo interesante que ofrecer, y me gustan las alusiones a objetos mágicos poderosos que una vez pertenecieron a alguien de fuerza mayor. En este caso las novelas ha suplido mis expectativas, incluso las han superado por tratarse de unas novelas que me han gustado más que la anterior sobre el mismo mundo que leí. La pega que le pongo es cierto grado de confusión en las escenas de acción, que son muchas, y la recta final de la primera novela, algo estirada para mi gusto. Que nadie espere hazañas heroicas ni una falta de crudeza en los combates porque aquí no lo van a encontrar, todo lo contrario. Sí hay heroicidades, a su modo, y mucha sangre, miembros amputados y derramamiento de órganos vitales. Pero no es ni mucho menos algo como para considerarlo de mal gusto. Se trata simplemente... de Malus Darkblade.
Fuentes y creditos: laespadaenlatinta.blogspot.com