Empieza como un libro que tiene poco de juvenil y tira más a novela histórica ligerita, muy ligerita. Los protas son monjes y encima mayores (más de 30 por entonces era a las puertas de la jubilación o la muerte, al parecer) y me resultaron fríos y envarados. No me gustaba, me pareció que el libro era templado, que no me llegaban a cuajar los personajes y que les faltaba algo más de compromiso, mostrarse un poco a sí mismos y no seguir el arquetipo del monje guerrero y la jovencita misteriosa y seductora que hará caer al buen hermano.
Total, que ya a medio libro no esperaba demasiado de él y lo estaba terminando por terminar, sin que me hiciera ni fú ni fá. Y de pronto, va y cambia la cosa, la acción se acelera, los personajes se vuelven más humanos, y el final es de lo más prometedor.
Por sí solo supongo que le daría un 6, pero me dejó con buenas perspectivas para el segundo, que si puedo me lo leo.