Dentro del corte juvenil avanzado, vamos a llamarlo.
Para lectores que ya no se asustan con un libro bien gordo (de los que no lleva uno por ahí con facilidad).
La saga tiene todo lo que hace falta para agradar: niños mutantes tratados injustamente y esclavizados por los adultos, que todo el rato intentan manipularlos. Adultos malos, chico guapo y dulce, chica fuerte y decidida, un montón de amigos a los que hay que proteger.
Nada que no sepáis ya si habéis visto en verano de 2018 la película. Si os gustó, el libro tiene más y mejor, como casi siempre.
Mi hija se leyó los tres de un tirón y luego lo dejó en el cuarto, que es el inicio de una nueva saga que no está terminada aún.
Una misteriosa enfermedad ha acabado con la vida de la mayoría de los niños del país. Ruby ha sobrevivido, pero ella y muchos más deberán enfrentarse a algo mucho peor que un virus: unas terroríficas habilidades que no son capaces de controlar. Ruby es enviada a Thurmond, un brutal campo de rehabilitación, donde aprende a temer y reprimir su nuevo poder. Pero ¿y si aprender a controlarlo es la única posibilidad de supervivencia de toda una generación?