Aunque no pude ir... jijiji... He encontrado que salieron bastantes noticias y al llegar a las conclusiones, me ha gustado leerlas.
Las copio aquí, por si alguien quiere enterarse.
Redactadas por Darío Pescador.
El presente del libro, atrapado entre un pasado que se resiste a desaparecer tras medio milenio, y un futuro que no termina de llegar, se debate en el Congreso del Libro Digital de Barbastro, la gran cita de la edición electrónica en España. Papel o digital. Papel y digital. Las ventas de libros digitales en Amazon duplican ya a las de libros impresos, y cuando uno de sus clientes adquiere un Kindle, pasa a comprar hasta cuatro veces más libros en este formato. Son datos presentados por Ezequiel Szafir, vicepresidente de Kindle en Europa.
La tendencia es pues innegable, pero el momento es de transición. “Los autores aspiran a que los fiche una editorial”, admite Gabri Ródenas, el “escritor hacker” que edita con éxito sus propias novelas en formato digital. Los AA, autores autoeditados, caminan en solitario por la frontera, esperando dar el salto porque “aún no se puede vivir de la autoedición”. Sin embargo, se abren nuevos caminos al éxito editorial, como para Manel Loureiro, que empezó publicando su novela de terror ‘Apocalypse Z’ en un blog y hoy en día ha superado la barrera de los 200.000 ejemplares en EEUU, lo que lo sitúa en la misma liga que Carlos Ruiz Zafón o Javier Sierra.
El precio de los libros electrónicos parece suscitar aún más controversia. Para los editores tradicionales, los precios reducidos de los libros electrónicos no pueden sostener a la industria. Para los digitales, la ley de precios fijos y el IVA de 21% que grava a los libros es un obstáculo para que se consolide un sector boyante en otros países y aún retrasado en España. Una discrepancia similar rodea a la piratería. Cuando en dos minutos se puede descargar un archivo comprimido con 5.000 libros digitales, la pasta de dientes está fuera del tubo y no es posible volverla a meter. Para Luis Solano, fundador de Libros del Asteroide, la coerción y la educación son las vías para erradicar esta actividad, que sin embargo Ernest Folch, director de ediciones B, considera una oportunidad perdida por la escasez de oferta de libros electrónicos, ya que cuando el lector no encuentra lo que busca, o el precio es muy alto, “se crean piratas”.
La educación es el otro gran mercado que se abre al libro electrónico, especialmente en un escenario de estudio a distancia a través de Internet como Coursera, Udacity o la UNED en España. Pero un simple archivo PDF no es un sustituto válido para el libro de texto, asegura Daniel Torres, director del centro Superior de Enseñanza Virtual. Si el libro electrónico no alcanza la calidad necesaria, los estudiantes prefieren el de papel. En una librería, el libro está presente. En el océano de información de la Red, los electrónicos se enfrentan al reto de la visibilidad, afirma Iria Álvarez de Santillana. Aquí es donde el tradicional papel del librero se ve sustituido por las redes sociales que permiten que los autores conecten directamente con sus lectores, y que los lectores comenten sus obras favoritas en clubes literarios virtuales como Goodreads o Literalia.
Los libreros tienen vértigo ante estos cambios, confiesa Juan Manuel Cruz, presidente de su asociación, y reivindica una tradicional garantía de veracidad de la edición tradicional. La cadena del valor del libro impreso se ve profundamente afectada por el modelo virtual, y sus editores y distribuidores reclaman control, precios fijos y castigo a los piratas. Las ventas digitales despegan lentamente, pero expertos como el editor Jaume Balmes lamentan que la exigua inversión produzca libros electrónicos que son poco más que un archivo de texto, dejando de lado las nuevas posibilidades de diseño que crean una mejor experiencia de lectura. Las tabletas y lectores no son solo soportes, y los libros no son solo contenido.
Los dispositivos son una ventana a un ecosistema de contenidos, como lo define Koro Castellanos de Kindle España. Los libros son objetos conectados que se abren otros libros y otros lectores. La experiencia está determinada tanto por lo que aporta el autor como por las posibilidades que aporta la plataforma. El victimismo no ayudará, y hay que ocuparse, no preocuparse dice Patxi Beascoa de Random House Mondadori. Ocuparse de esa gente que sigue leyendo y ofrecer un buen libro electrónico bien producido no se puede piratear. No se trata de imitar el libro de papel, sino ofrecer una experiencia nueva y única. Las decisiones sobre el futuro hay que hacerlas en el presente, insiste Javier Celaya. Si la industria editorial quiere ser relevante en los próximos años tendrá que invertir fuertemente y asumir las pérdidas, o resignarse a seguir el destino de los gigantes de la industria discográfica o la prensa, reducidos a una sombra de lo que fueron, su antiguo negocio en manos de los grandes de Internet.
Sócrates critica amargamente la escritura en el diálogo con Fedro, preocupado porque la palabra escrita corrompa la mente de los jóvenes. Hace solo 500 años la humanidad aprendió a embotellar su saber en toneladas de árboles muertos. Hoy el mundo ha dado una vuelta más sobre su eje, y nuestras herramientas, una vez más, escriben el futuro de la humanidad.