El final siempre llega. Con la muerte de Andrea Camilleri estaba cantado el fin de la serie, claro, pero tuvo la previsión de dejar escrito el último libro, que podrá gustar más o menos, pero deja un cierre.
Aún así queda una sensación rara, el penúltimo libro terminaba con un giro inesperado en la relación entre Salvo y Livia, que no se aclara con el libro siguiente porque es una adaptación de un guión escrito años antes para una película que no se hizo. El cocinero del Alyon es muy buen libro, pero no sigue la serie cronológica.
Lo mismo se puede decir de Riccardino, que también es una buena historia, pero cierra la serie en general, no continúa con la situación vital de Montalbano tal como acaba en El método Catalanotti.
Para eso Camilleri tendría que haber reescrito Riccardino cada vez que terminaba uno de los libros publicados desde que escribió el cierre, y eso hubiera sido algo morboso.
Personalmente dudaba si leer Riccardino, pero finalmente me alegro de haberlo hecho.
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