LibrosLibrosLibros.org/foro
LECTURAS: (eBooks en la red) => Novela FANTÁSTICA => tweets FANTASIA URBANA => Mensaje iniciado por: Sahar en Diciembre 28, 2012, 11:50:49 am
-
¿Alguien tiene el libro en papel o puede conseguirlo? En la biblioteca de mi pueblo no esta.
Resulta que aun no no lo he encotrado para corregiro los dos trozos que faltan.
emot026 emot026 emot026 emot026 emot026 emot026
-
La versión digital está incompleta ¿¿??
Has comprobado la nuestra o otras??
Dime algo, por fa. Qué así controlaré el tema.
emot024
-
Comprobado, faltan los trozos. Igual que todos los que he encontrado por la red. Te lo pongo, lo que falta es la parte roja.
Capítulo 1
—No —dije con firmeza—. Página número siete de la Carta, tercer párrafo, parte inferior: «Cualquier ciudadano tiene derecho a ser aconsejado por un caballero-místico sin perjuicio para su persona y sin necesidad de identificarse». Como ciudadana, insisto en que me pasen ahora mismo con el caballero-místico o me indiquen la hora en que puedo encontrarlo.
Capitulo 6
—Me llamo Olathe —dijo con la misma gravedad que los dioses griegos debían de utilizar para presentarse ante (aquí falta un trozo que he visto en ingles pero no consigo encontrar) olvidada y descartada, como una rueda usada. Ninguna recompensa tras todos esos años. Olathe retrocedió
-
A ver si alguien lo tiene en papel, y nos puede dar ese texto que falta.
Me lo anoto para controlarlo. Muchísimas gracias.
emot024
-
Por favor si lo conseguis, advisadme :emot017: :emot017: :emot017: :emot017:
-
Conseguí el trozo que me faltaba y ahora lo tengo completo. Si alguien lo quiere que me lo diga.
-
Hola Sahar, me lo podrías pasar completo
Muchas gracias :-*
-
A mi también me gustaría tenerlo.
Muchas gracias
-
Yo también!!!!
-
Aqui os lo dejo para todas
—Me llamo Olathe —dijo con la misma gravedad que los dioses griegos debían de utilizar para presentarse ante sus hijos mortales—. La Señora de los Muertos. La primera concubina de Roland, el Padre de la Nación.
No andaba muy desencaminada.
—¿Te importaría repetirlo? —dijo Curran. Aunque su voz era como un gruñido profundo, su dicción era perfecta—. Me he perdido la parte donde debía quedarme impresionado.
Olathe le miró de arriba abajo, algo que no era precisamente sencillo teniendo en cuenta que Curran medía casi sesenta centímetros más que ella. Puede que fuera la concubina de Roland, pero el tiempo se había cobrado su peaje: otrora probablemente hermosa, ahora tenía un aspecto gastado, como un viejo maniquí que ha empezado a perder su mugriento lustre. Había perdido toda su vivacidad, su chispa, su humor. Solo los ojos conservaban cierta vida en un rostro sin alma: enormes, orgullosos y resueltos.
Algo se removió detrás de ella, entre las sombras de la pared más alejada. Una silueta retorcida, y después otra, y otra más. Me acerqué a ellos con mi magia, sentí el frío muro de sus defensas y retrocedí. No había necesidad de provocarla antes de que Curran estuviera listo.
—Siento curiosidad. ¿Durante cuánto tiempo te estuvo follando? —Curran avanzó, un enorme pie tras otro. Los cambiaformas le siguieron—. ¿Cuánto tiempo aguantaste? ¿Un año? ¿Seis meses?
—Trece años —dijo ella.
Curran siguió avanzando. Cuanto más tiempo continuara hablando, más lograríamos acercarnos a ella. Curran ya había decidido pasar a la ofensiva, aunque para él aquello no requería demasiado esfuerzo.
—Trece años. Y finalmente se aburrió de ti, ¿verdad? Encontró a otra más joven, más hermosa, más fresca. Y ahora tú estás aquí, ocultándote en un agujero asqueroso, olvidada y descartada, como una rueda usada. Ninguna recompensa tras todos esos años.
Olathe retrocedió
-
Gracias Sahar.
¿Tienes el trozo que falta del capítulo 1?
-
Capítulo 1
—No —dije con firmeza—. Página número siete de la Carta, tercer párrafo, parte inferior: «Cualquier ciudadano tiene derecho a ser aconsejado por un caballero-místico sin perjuicio para su persona y sin necesidad de identificarse». Como ciudadana, insisto en que me pasen ahora mismo con el caballero-místico o me indiquen la hora en que puedo encontrarlo.
Lo que está en rojo es lo que falta.
-
Gracias.